Renacimiento 'tech' chino: acciones en máximos, apalancadas en la IA
En un contexto global teñido por incertidumbre económica y las tensiones del tablero geopolítico...
En un contexto global teñido por incertidumbre económica y las tensiones del tablero geopolítico, el sector tecnológico chino ha emergido como un protagonista inesperado en los mercados internacionales, alcanzando máximos no vistos en cuatro años.

Este resurgimiento, impulsado por avances significativos en inteligencia artificial (IA) y señales de distensión comercial con los Estados Unidos de América, refleja una combinación de innovación doméstica, políticas estratégicas y un cambio en la percepción de los inversores globales. Las bolsas tecnológicas de la República Popular China, particularmente en índices como el Hang Seng Tech y el CSI 300 Technology, han registrado ganancias robustas, con empresas líderes en IA, semiconductores y tecnología de consumo liderando el rally. Este fenómeno no solo subraya la resiliencia del ecosistema tecnológico chino, sino que también plantea preguntas sobre su sostenibilidad en un entorno global volátil, donde las amenazas arancelarias y las restricciones tecnológicas siguen siendo un riesgo latente.
El motor principal detrás de este repunte ha sido el progreso acelerado en el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial en China. En los últimos años, el gobierno chino ha priorizado la IA como un pilar estratégico de su economía, invirtiendo miles de millones de dólares en investigación, desarrollo e infraestructura. Organizaciones de la talla de Baidu, Alibaba, Tencent y SenseTime han intensificado sus esfuerzos para competir con gigantes tecnológicos estadounidenses, particularmente en áreas como el procesamiento de lenguaje natural, la visión por computadora y los modelos de aprendizaje profundo. Un hito reciente que captó la atención de los mercados fue el anuncio de pruebas exitosas de herramientas avanzadas para la fabricación de chips de IA, lideradas por empresas como Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC) y Huawei. Estas pruebas representan un paso crucial hacia la autosuficiencia tecnológica, un objetivo clave para China en medio de las restricciones impuestas por Estados Unidos sobre el acceso a chips avanzados y tecnologías críticas. La capacidad de producir chips de 7 nanómetros y trabajar en procesos de 5 nanómetros ha disparado el optimismo de los inversores, quienes ven en estas innovaciones una señal que ilustra que Pekín estaría reduciendo aceleradamente la brecha tecnológica con Occidente.
Este avance tecnológico no solo tiene implicancias de orden doméstico, sino que también ha resonado en los mercados globales. Los inversores, que durante años han sido cautelosos con las acciones tecnológicas chinas debido a las regulaciones gubernamentales estrictas y las tensiones comerciales, están reevaluando sus posiciones. El índice Hang Seng Tech, que incluye a gigantes como JD.com, Meituan y Xiaomi, ha subido más de un 20% en lo que va de 2025, superando a muchos de sus pares globales. Este desempeño contrasta con la volatilidad observada en mercados como el Nasdaq, donde las tecnológicas estadounidenses enfrentan presiones por valoraciones elevadas y expectativas de alzas en las tasas de interés. La narrativa de un 'renacer tecnológico chino' ha ganado tracción, alimentada por la percepción de que las empresas del país están no solo sobreviviendo, sino prosperando, a pesar de los desafíos externos. Este optimismo se ve reforzado por el creciente interés institucional en fondos cotizados (ETFs) enfocados en tecnología china, que han registrado entradas récord en las últimas semanas.
La distensión comercial con Estados Unidos ha jugado un papel igualmente crítico en este rally. Las tensiones entre las dos superpotencias, que alcanzaron su punto álgido durante la administración Trump con la imposición de sanciones a empresas como Huawei y ZTE, han mostrado signos de alivio en 2025. Un evento clave fue el reciente acuerdo sobre TikTok, donde ByteDance, su empresa matriz, llegó a un pacto con inversores estadounidenses como Oracle y Silver Lake para mantener operaciones en los EE.UU. bajo ciertas condiciones. Este acuerdo, respaldado por el presidente Trump y el líder chino Xi Jinping, ha sido interpretado como una señal de que ambas naciones están dispuestas a negociar en temas tecnológicos sensibles, reduciendo la percepción de riesgo para los inversores. Adicionalmente, las declaraciones de funcionarios chinos sobre su intención de evitar una escalada arancelaria han calmado los temores de una nueva guerra comercial, lo que ha permitido que las acciones tecnológicas chinas se beneficien de un entorno más predecible.
Sin embargo, esta distensión no está exenta de matices. Aunque el acuerdo de TikTok y las señales de cooperación han impulsado la confianza, persisten preocupaciones sobre las amenaza china de restringir la compra de chips NVIDIA -concretadas este 17 de septiembre-, proveedor clave para la industria de la IA. Esta postura podría interpretarse como una respuesta estratégica a las sanciones estadounidenses, pero también refleja la confianza de China en sus capacidades domésticas de fabricación de semiconductores. Empresas como SMIC y Cambricon están trabajando en alternativas a los chips de NVIDIA, y aunque aún no igualan el rendimiento de los líderes mundiales, los avances recientes sugieren que China está avanzando rápidamente. Este desarrollo no solo reduce la dependencia de proveedores extranjeros, sino que también posiciona a las empresas chinas como competidores viables en el mercado global de IA, un sector que se espera alcance un valor de US$1.8 billones para 2030, conforme a proyecciones elaboradas por Bloomberg.
El impacto de estos avances trasciende los mercados financieros y tiene implicaciones profundas para la economía china. La inversión en IA y semiconductores está generando miles de empleos altamente calificados, fortaleciendo la base industrial del país y reduciendo su vulnerabilidad a sanciones externas. Además, el gobierno chino ha implementado incentivos fiscales y subsidios para empresas tecnológicas, lo que ha permitido a startups y gigantes establecidos acelerar sus proyectos. Por ejemplo, SenseTime ha expandido su plataforma de IA para aplicaciones en ciudades inteligentes, mientras que Alibaba Cloud ha reportado un crecimiento de dos dígitos en su segmento de computación en la nube, impulsado por la demanda de soluciones de IA. Estas tendencias están atrayendo capital extranjero, con fondos de inversión de Europa y Asia aumentando su exposición a las tecnológicas chinas, a pesar de los riesgos geopolíticos.
No obstante, el rally de las acciones tecnológicas chinas no está exento de riesgos. La regulación doméstica sigue siendo una preocupación, ya que el gobierno chino ha demostrado en el pasado su disposición a imponer medidas estrictas para controlar a las grandes tecnológicas, como se vio en las multas a Alibaba y Tencent en 2021. Aunque las autoridades han suavizado su postura en los últimos años, los inversores siguen atentos a cualquier señal de nuevas regulaciones que puedan frenar el crecimiento. Además, la incertidumbre global, incluyendo la posibilidad de una recesión en Europa o un endurecimiento monetario más agresivo por parte de la Reserva Federal, podría afectar la demanda de productos tecnológicos chinos. La dependencia de China de las exportaciones, especialmente en electrónica de consumo, la hace vulnerable a estas dinámicas externas.
Otro factor a considerar es la competencia global. Aunque China ha avanzado en IA y semiconductores, los Estados Unidos continñuan liderando en innovación tecnológica, con empresas como OpenAI, Google y NVIDIA marcando el ritmo en áreas clave. La capacidad de China para mantenerse competitiva dependerá de su habilidad para escalar sus tecnologías y atraer talento global, un desafío en un contexto donde las restricciones de visas y las tensiones políticas limitan la movilidad. Sin embargo, el enfoque de China en mercados emergentes, como el Africa y el sudeste asiático, donde sus soluciones de IA y tecnología asequible tienen una fuerte demanda, podría compensar estas limitaciones.
En conclusión, el ascenso de las acciones tecnológicas chinas a máximos de cuatro años es un testimonio del poder de la innovación en IA y de un entorno comercial más favorable. Los avances en semiconductores, el impulso de políticas gubernamentales y la distensión con Washington han creado un momento de oportunidad para las empresas tecnológicas del país. Sin embargo, los riesgos regulatorios, la competencia global y la incertidumbre económica plantean desafíos que podrían moderar este entusiasmo. Para los inversores, el sector tecnológico chino ofrece un equilibrio entre alto potencial de crecimiento y riesgos significativos, en un mundo donde la tecnología y la geopolítica están más entrelazadas que nunca.
Este renacer tecnológico no solo redefine el panorama económico del titán asiático; también envía un mensaje claro: la República Popular tiene clara su decisión de consolidarse como líder en la carrera global por la supremacía tecnológica.