Canada, socio clave de los Estados Unidos en la estrategia para contrarrestar a China
En su rol de naciones líderes en el Océano Pacífico y abrazados a un extenso historial de alianzas...
En su rol de naciones líderes en el Océano Pacífico y abrazados a un extenso historial de alianzas, los Estados Unidos de América y Canada comparten intereses bien definidos a la hora de mantener al cuadrante Indo-Pacífico como una región abierta y libre, impidiendo que la China comunista logre afincarse en el sector de referencia. De tal suerte que, cuando Canada dio a conocer recientemente su Estrategia para el Indo-Pacífico, se confirmó que hace al interés prioritario de los EE.UU. trabajar en conjunto con Ottawa, con miras a asistir en la proyección de esa estrategia.
Canada, que también ha sido perjudicada por la 'diplomacia coercitiva y las prácticas antimercado' originadas en Pekín, define a China como una 'potencia global que exhibe una proyección cada vez más disruptiva'. El paper canadiense que versa sobre la Estrategia Indo-Pacífico de este país subraya:
China se ha beneficiado del crecimiento y la prosperidad vinculados al orden internacional basado en reglas. Sin embargo, hoy busca activamente reinterpretar tales reglas, a efectos de obtener una ventaja superior. La agresividad con que Pekín tracciona sus intereses económicos y de seguridad, su promoción de reclamos unilaterales, su interferencia extranjera y su tratamiento recurrentemente coercitivo en perjuicio de terceras naciones, representan implicancias notorias para la región, para Canada y para el mundo.
El desafío chino consigna un asunto de interés recíproco para Washington y para Ottawa, frente al cual estos socios habrán de proceder echando mano de un approach cristalino, amplio y de largo plazo.
Al compartir la frontera no-militarizada más extensa del planeta, los Estados Unidos de América y Canada han consolidado su alianza a partir de un vínculo dinámico y con perspectivas profundas. Los dos países colaboran a diario en temáticas centrales de orden económico y de seguridad.
Las naciones que comparten valores tales como libertad, un sólido compromiso a la hora de preservar el orden internacional basado en reglas, y un firme deseo de promocionar los valores democráticos, son aliados y socios naturales.
En efecto, la historia nos recuerda que los socios y aliados observan una importancia crítica a efectos de imponerse en cualquier conflicto global, particularmente cuando los miembros del mundo libre deben lidiar con desafíos recurrentes, personificados en Estados autoritarios.
Desde una perspectiva de política exterior, los intereses estadounidenses en Asia exigen mucho más que una refinada retórica y cónclaves frecuentes; demandan acción.
De acuerdo al más reciente documento de Washington, versado en Estrategia para el Indo-Pacífico, 'la coerción y la agresión originadas en China se amplifican a lo largo del globo, pero son más visibles en el teatro Indo-Pacífico'. Con miras a convertir a ese cuadrante en más libre y abierto, el documento consigna que los EE.UU. deben construir coaliciones profundizando alianzas, y fortaleciendo vínculos con sus socios, a efectos de contrarrestar la influencia maliciosa de Pekín allí.
Al respecto de ese crítico frente, es importante tener en consideración la crucial relevancia que hace a la libre circulación de ideas, personas, bienes y capitales, que con notoria firmeza han logrado afirmarse en las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos de América y Canada.
En rigor, los EE.UU. y Canada se han beneficiado durante mucho tiempo de su abarcativo compromiso económico -involucramiento que se exhibe como impulsor de millones de empleos y del crecimiento dinámico de la actividad de emprenderdores en ambas naciones. Los EE.UU. y Canada comparten un comercio bilateral superior a los US$ 1.4 billones, así como también una profunda relación en el terreno de las inversiones.
El hecho es que Washington y Ottawa portan consigo un extenso historial de pragmática cooperación, aún cuando el liderato político en ambos países pueda pertenecer a espectros ideológicos diferentes. Más allá de todo, se impone el respeto de las autoridades estadounidenses y canadienses por la preservación y la promoción de las libertades individuales y colectivas.
Tal como lo consignara el Indice Anual de Libertad Económica -desarrollado por el think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C.-, las políticas de Estado y los sistemas de gobierno que patrocinan la libertad, la rendición de cuentas y un sano aperturismo habilitan a los países para que descubran y formulen soluciones prácticas para una notable colección de desafíos con los que hoy debe lidiar el planeta. La libertad económica, columna vertebral de sistemas de mercado libres, transparentes y dinámicos, importa hoy más que nunca antes, a la luz de los citados desafíos en puerta.
Mediando la profunda interacción de las economías y las sociedades canadiense y estadounidense, la preservación de la libertad económica es el único camino para garantizar la prosperidad y la seguridad de ambos aliados.
Canada busca, activamente, incorporarase al Marco Económico para el Cuadrante Indo-Pacífico diseñado por Washington, y desempeñar un rol con mayor centralidad a la hora de resguardar la libertad en esa región, frente a las prácticas coercitivas de Pekín.
2023 habrá de ser el año en que Washington le dé la bienvenida a esa cooperación.
Artículo original, en inglés
Es investigador de temas económicos en la Fundación Heritage, Washington, D.C., con foco en librecomercio y libertad económica. Como analista senior de libertad económica en el Centro para el Comercio Internacional y la Economía (CITE), Kim es responsable principal de coordinación para la preparación del Indice de Libertad Económica. Sus trabajos son publicados en el sitio web The Daily Signal.