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¿Es factible un embargo europeo contra el petróleo ruso?

El 4 de mayo pasado, la presidente de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen...

14 de May de 2022

 

El 4 de mayo pasado, la presidente de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció la propuesta de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, incluído el embargo al petróleo de esa nación. Este será el sexto paquete de medidas, que la Unión Europea (UE) implementa en contra de la potencia euroasiática, desde que esta última iniciara su operación militar especial en Ucrania. Días antes, los países miembros del bloque europeo se habían reunido para buscar sortear las dificultades energéticas.

Ursula von der LeyenConforme parece ya obvio, la agrupación continental enfrenta grandes desafíos en su intento de independizarse del crudo ruso.
 
En opinión de analistas y entendidos sobre el tema, a diferencia de la decisión de dejar de importar el carbón ruso -que fuera adoptada el pasado mes-, el planeado veto contra el petróleo siberiano, en caso de ser aprobado, significará un duro golpe para la economía rusa. Sin embargo, se advirtió que la economía de la UE también habrá de lidiar con un impactos negativo a raíz de esta medida, además de la alarmante escalada de precios de hidrocarburos que tendrá lugar en el mercado mundial. Por otro lado, por el momento, es difícil encontrar al respecto una posición común entre los 27 miembros, en virtud de la firme oposición de algunos países, especialmente de Hungría y Eslovaquia, que dependen casi totalmente de los suministros energéticos rusos.


La UE y el reto de cómo reducir la dependencia de la energía rusa
 
Las cuantiosas reservas de petróleo y gas con que cuenta Rusia son elementos de peso que le otorgan un sitio de privilegio en el tablero geoestratégico mundial. Mientras que, para la UE se torna extremadamente complejo lidiar con su dependencia hacia el gas ruso; ante este escenario, el bloque está aplicando numerosas medidas a criterio de intentar contrarrestar esta situación.
 
Desde que Moscú dio inicio a su operación militar especial en Ucrania a finales de febrero, los observadores han indicado que la creciente dependencia del gas ruso durante los últimos años le ha permitido a la administración del presidente Vladimir Putin a actuar de una manera más enérgica, en tanto que los gobiernos europeos, por lo general, quedan contrariados ante las acciones que toma Moscú. 
 
Las tensiones se incrementaron de modo significativo cuando, el pasado 3 de mayo, Rusia decidió suspender el suministro, dejando de proveer gas a Polonia y Bulgaria, en respuesta a la negativa de estas dos naciones de pagar en rublos -tal como había demandado Moscú. Debido a que los oleoductos de Rusia pasan por varios países europeos, el cese del suministro de gas para Polonia y Bulgaria influyó no sólo a estos dos territorios. El precio del gas se ha ido incrementando, al ir disminuyendo los volúmenes del mismo que atraviesan Polonia y Bulgaria previo a llegar al territorio de otras naciones. La carencia de esta fuente de energía, importante tanto para las industrias como para la vida de la población, también afectará a los países que se encuentran más al oeste, como Francia y Alemania.
 
Según el mecanismo de liquidación en rublos ideado por la potencia euroasiática, los compradores que imponen sanciones a Rusia, deben abrir dos cuentas en el banco administrado por el grupo ruso Gazprom. Estos clientes deben pagar el gas en dólares o euros a través de la primera cuenta, para que luego el monto sea transferido a la segunda cuenta, en moneda rusa. La UE alegó que este plan de pago viola las sanciones que se están aplicando contra la nación euroasiática.

 
La UE frente los impactos de sus propias sanciones
 
La escalada de tensiones en el conflicto entre Rusia y Ucrania es en cierta medida proporcional a la magnitud de las medidas de presión que la potencia energética y la UE se aplican recíprocamente.

El embargo que Bruselas pretende aprobar tiene como finalidad cortar por completo las importaciones del petróleo ruso durante un corto tiempo. Sin embargo, según estimaciones de analistas, el veto no será una misión fácil y comportará un impacto marcadamente negativo. Probablemente, la UE obtenga petróleo de otros mercados, pero ello sucederá a un precio más oneroso, mientras que en lo que concierne al suministro de gas, es seguro que el bloque no podrá encontrar otra alternativa en los próximos meses o incluso, años. Durante décadas, Rusia ha establecido un sistema de transporte gasífero muy amplio, estable, de razonable calidad y reducidos costos para los países de Europa Occidental mediante oleoductos a gran escala. Numerosas autoridades de la UE han reconocido que el abandono repentino de los suministros energéticos rusos provocará inflación y recesión económica para todo el bloque.
 
En consecuencia, ¿se encuentra la Unión Europea en posición para lidiar a largo plazo con las funestas consecuencias económicas que acarrearía la interrupción del suministro de petróleo ruso? O, considerándose un escenario alternativo, si Rusia alcanzase con prontitud sus objetivos en Ucrania y pusiere fin a su operación militar especial, ¿persistiría la UE en el cese de las transferencias energéticas desde la potencia euroasiática? Estas son incógnitas que, al día de la fecha, resulta complejo dirimir.


 
Publicado originalmente en VOV World (Voice of Viet Nam)