INTERNACIONALES: BRETT REDMAYNE-TITLEY

Destino Ucrania, segunda parte: ¿se rebelará Polonia?

Se han presentado cuestiones de importancia central durante la pasada semana...

31 de Marzo de 2022


Continuado de la primera entrega: 'Destino: Ucrania; primera parte. La ignorancia sobre la guerra'.

In EnglishDestination Ukraine: (Part Two) Will Poland Go Rogue?

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Se han presentado cuestiones de importancia central durante la pasada semana, conforme lo informado desde aquí, en las calles de Varsovia.
 
82a. Aerotransportada, Varsovia, Militares estadounidenses en Varsovia, PoloniaMientras que la OTAN, las fuerzas armadas estadounidenses y el presidente ucraniano Zelensky se han visto condicionados por la realidad nuclear que yace detrás de su objetivo de propalar una Tercera Guerra Mundial, podría ser Polonia -en razón de sus motivos subyacentes- el país que haga el trabajo sucio, en representación de los primeros.
 
Los Estados-miembro de OTAN y el liderato político de esas naciones han expresado una muy pública reticencia ante la posibilidad de cruzar hacia territorio ucraniano con sus ejércitos. El ruidoso llamado de Zelensky, pidiendo apoyo a esos líderes tras acusarlos públicamente, ha caído en oídos sordos -en tanto ha fogoneado indignación en los medios de Europa; medios de comunicación que rápidamente parecen darle la espalda al jefe político de Ucrania. Conforme lo mencionáramos en nuestro anterior trabajo, los medios masivos de comunicación son fundamentales a la hora de recolectar apoyo para las metas de la OTAN. Cuando ese respaldo se pierde, sobreviene la paz.
 
Rara vez, la OTAN ha defendido escenarios de paz.
 
Sin embargo, la singular excepción frente al súbito golpe occidental que hoy parece marginar a Zelensky, forzándolo a aceptar los ofrecimientos rusos de paz, es Polonia.
 
A juzgar por los informes provenientes del Donbas, en el este de Ucrania, la OTAN apenas cuenta con pocos días para seguir agitando el polvorín de la guerra, abrazándose a algún formato de veloz escalada que habilite a la Alianza Atlántica a ingresar operacionalmente en suelo ucraniano. La pasada semana, Mariupul se rindió ante las tropas rusas, y el remanente del Batallón Azov -junto a sus generales- fue cercado efectivamente. El objetivo ruso -coincidente con la liberación del Donbas, incluyendo a Donetsk y Luhansk, está a pocos días de cumplirse.
 
Mientras algunos periodistas sugieren que el ímpetu de atraer a la OTAN a suelo ucraniano podría partir de Alemania, o bien de algún ataque con armas biológicas orquestado por los intereses militares estadounidenses detectados en el terreno, el participante con un rol más destacado sería, como decimos, Polonia.
 
Luego de permanecer durante cinco días aquí en Varsovia, la variable de los motivos subyacentes de los polacos fue planteada inicialmente por mi traductor, Andrew, y luego confirmada por entrevistas por mí realizadas a ciudadanos locales.
 
Con frecuencia, las historias más importantes se encuentran ante los propios ojos, y sólo se materializan al prestarse la debida atención a comentarios, cuando se camina por las calles.
 
Finalmente, si Polonia se somete a los designios de su congregación NATOísta, entonces la guerra estará lejos de ver el final.
 
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Dos semanas atrás, se anunció que el presidente estadounidense Joe Biden visitaría ciertos Estados-miembro de OTAN y el cuartel general de la organización en Bruselas, para agitar lo que hasta el momento ha sido un languideciente respaldo -para los estándares estadounidenses- por Ucrania. No obstante, el periplo no incluía Polonia.
 
Medios polacos contra Vladimir PutinExtrañamente, las noticias han referido que, de súbito, el mandatario americano ofrecería un discurso en Varsovia. ¿Cuál es la razón?
 
Previo a arribar a la capital polaca, Biden utilizó su primer stop en el país para visitar a las tropas de la 82a. División Aerotransportada, división de élite en las fuerzas armadas de los EE.UU., estacionadas actualmente en Rzeszow. Ese personal es parte de los 10 mil soldados que los Estados Unidos contabilizan allí. He visto a este elemento marchando por Varsovia, en cercanías de la Estación Central de la capital.
 
Remitiéndonos a la advertencia oportunamente ofrecida por Barack Obama, 'Nadie ha de subestimar la capacidad de Joe Biden para echarlo todo a perder' ('Don’t underestimate Joe’s ability to fuck things up'), mientras el mandatario se reunió unos instantes con la 82a. para compartir una pizza y celebrar una sesión fotográfica, Biden hizo exactamente eso -previo a deglutir su primera porción. Al referirse a la situación en Ucrania y, presuntamente, anticipando el despliegue efectivo de tropas americanas -en lo que consignó un momento idóneo para recordar la Enmienda número 25-, dijo el presidente estadounidense, mediando una sonrisa forzada:
 
                               'Ya lo verán Ustedes, cuando se dirijan allí'.
 
En pocos minutos, la energía colectiva del Departamento de Estado se concentró en negar el faux-pas de Biden, intentando explicarlo. Pero las palabras quedaron grabadas con el fuego de la fragua. Especialmente, entre los polacos.
 
Acto seguido, el sábado, en Varsovia, Biden se mostró frente a una multitud y compartió un discurso bélico notoriamente forzado. No contamos con espacio en este artículo para desafiar los contenidos de sus declaraciones, describiéndolas como lo que realmente fueron: una confesión de ineptitud. Seguramente, otros periodistas se harán cargo de analizar ese compendio, en razón de que prácticamente todas las frases desplegadas subrayaron una marcada distorsión de la historia y de las realidades de la guerra en curso al día de la fecha. Obviamente, el discurso fue diseñado para intentar prorrogar el entusiasmo polaco por el conflicto y, probablemente, de acuerdo a lo que se ve en las calles, para lograr mucho más.
 
Sin embargo, apenas el teleprompter conjuró más líneas, Biden, elevando el tono de voz y sus ojos al cielo, expresó -ante la furibunda aglomeración-:
 
                     'Por Dios, este hombre no puede continuar en el poder'.
        
De nuevo, Washington y el liderato de la OTAN se esmeraron para desmentir esa obvia confesión presidencial en pos de consolidar un cambio de régimen en Rusia, explicando que esa no fue la intención.
 
La singular excepción al problema en ciernes fue Polonia. ¿Por qué?
 
Hemos de recordar que, justo antes de producirse el arribo de Biden, Jaroslaw Kaczynski -primer ministro polaco- había ofertado a Washington la idea. Polonia despacharía 28 MiG-29s polacos (de fabricación rusa) a Alemania, de tal suerte que los pilotos estadounidenses pudieran volarlos después hacia territorio ucraniano. Esto nada tuvo de entretenido, en múltiples niveles. Por muchas -y buenas- razones, la alternativa fue rechazada por Washington, en virtud de que ese esbozo polaco daría lugar, inmediatamente, al inicio de una Tercera Guerra Mundial.
 
En cualquier caso, Kaczynski no había completado el demencial plan, en lo que fue un intento de ocultar los motivos subyacentes -amén de las intenciones de la OTAN de confirmar su ingreso al escenario bélico.
 
Dos semanas atrás, Kaczynski señaló que Polonia contaba con la intención de obtener el permiso de OTAN para desplegar soldados propios en la ciudad ucraniana de Lviv, a criterio de asistir con la preparación de corredores humanitarios que permitirían a los refugiados ucranianos huír con seguridad hacia suelo polaco. Desde luego que había no pocos problemas con la prerrogativa, pero la más importante es que, bajo los considerandos tipificados en el Artículo V de OTAN, Lviv no se encuentra en la frontera polaco-ucraniana, como muchos periodistas occidentales lo afirmaran. Lviv se sitúa ocho kilçómetros al este, muy adentro de territorio ucraniano.
 
Así las cosas, la proximidad fáctica de Lviv vuelve duales los esfuerzos 'humanitarios' de Kaczynski, tal como sucedió con su oferta de cazas MiG-29. Si lo primero se hubiese materializado, y si acaso sólo un soldado polaco hubiese sido atacado, herido o muerto por fuerzas rusas -aún bajo falsos pretextos-, el Artículo V le hubiese exigido a la OTAN, de inmediato, el ingresar en el teatro de operaciones para defender, no a Ucrania... sino a Polonia.
 
De nuevo, la OTAN rechazó el demencial plan, por obvias razones. Kaczynski no lo hizo. ¿Cuál fue el motivo?
 
Informes originados en refugiados, trabajadores de agencias internacionales para la asistencia humanitaria y periodistas que llevan a cabo coberturas en Lviv nos comentaron que, aún cuando han sido testigos de bombardeos y de ataques con misiles en la periferia de Lviv, en ningún caso han visto que se pusiera en la mira a objetivos civiles (como tampoco vieron víctimas civiles en el terreno). El alcalde de Lviv confirmó públicamente este dato en un post en la aplicación Telegram un sábado atrás, luego de que su ciudad fuera impactada por seis ataques en la noche del viernes; evento que tuvo lugar apenas horas antes del discurso belicista de Joe Biden en Varsovia, mientras Kaczynski se sentaba para escuchar al líder estadounidense.
 
¿Han estado tomando nota los rusos sobre lo que se dice en las calles de las ciudades polacas?
 
Mientras merodeaba por las calles de Varsovia, conversando con todo aquel que hablara algo de inglés o polaco -asistido por mi excelente traductor, Andrew-, la respuesta a la pregunta '¿Por qué Polonia?' se volvió más cristalina. 



Un primer ministro con mano de hierro 
 
Jaroslaw Kaczynski es primer ministro designado de Polonia, y líder del Partido Ley y Justicia (PiS). De acuerdo a lo que pude conversar aquí, el líder político es más poderoso detrás de escena que el actual primer ministro Andrezej Duda, en tanto el primero ejercita un control particularmente autoritario sobre legisladores y, más específicamente, sobre todo lo que tiene que ver con la cuestión militar.

El hermano gemelo de Jaroslaw Kaczynski, Lech, fue antiguamente presidente del país, pero pereció en un accidente aéreo sobre la localidad rusa de Smolensk, en el año 2010 -junto con muchos otros líderes políticos y militares. La evidencia corroboró que, en efecto, se trató de un accidente. Sin embargo, en la mente del Kaczynski con vida, se trató de un golpe provocado por Moscú. En consecuencia, odia profundamente todo lo que tiene que ver con Rusia, y en particular a Vladimir Putin.

Lo cierto es que la conspiración tendió a agravarse cuando, el 15 de marzo, y desde Kiev, Kaczynski afirmó:

'Entiendo que se vuelve necesario contar con un permiso para ejecutar una maniobra de mantenimiento de paz -desde OTAN, o acaso de parte de una estructura internacional más amplia-; sin embargo, una misión en tal sentido deberá contar con la capacidad de defenderse, y operaría en territorio ucraniano'.

Refugiados ucranianos en Varsovia, PoloniaLa oferta de Kaczynski a la OTAN planteó el despliegue de 10 mil tropas de la Alianza desde los Estados-miembro, para que cruzaran la frontera con Polonia y ocuparan Lviv, al tiempo que impondrían una zona de exclusión aérea. Sucedió lo mismo que con la oferta de los MiG-29: la OTAN la rechazó. Pero Kaczynski podría no estar sólo.

Tras las numerosas entrevistas que conduje con refugiados ucranianos que habían llegado de Kiev y de muchas otras ciudades y pueblos occidentales vía Lviv, finalizando su periplo en Varsovia, sólo uno informó el haber sido acosado por alguna de las escasas facciones militares que merodeaban por el oeste ucraniano. Ana, con sus pequeños hijos, había logrado salir de Kiev por tren en la oscuridad de la noche, poco después de las 2:00 de la mañana. El tren había apagado todas sus luces y se movía lentamente hacia el oeste del país. Súbitamente, las ventanas del tren acusaron impacto de balas. Esto hizo que todos a bordo se arrojaran al suelo. Afortunadamente, los disparos luego cesaron y el tren prosiguió su marcha. Ana y su familia lograron arribar a Kiev, y finalmente a Varsovia.

Con respecto al periplo desde Lviv hacia la frontera con Polonia, lo cierto es que ninguno de los entrevistados me comentó haber tenido problemas durante el mismo. La asistencia humanitaria trabaja allí con frecuencia, mientras que los refugiados salen sin inconvenientes. Hacia el este, el concierto es bastante diferente.

De tal suerte que el deseo de Kaczynski de garantizar un 'salvoconducto' parece ser una estratagema que oculta otras intenciones. ¿Por qué?

Más allá de ese dato, el president polaco Andrzej Duda vetó la idea, y la OTAN hizo lo propio.

De acuerdo a los comentarios por mí recogidos de ciudadanos polacos, Duda y Kaczynski no suelen mostrarse muy de acuerdo cuando se trata de asuntos militares. No obstante ello, es Kaczynski quien tiene el verdadero poder en Polonia, el cual se ha ocupado de construir durante muchos años. De acuerdo a múltiples informes, tiene un notorio desprecio por Duda, y trabaja a sus espaldas para perturbar su agenda. Este es el motivo subyacente aquí, a partir del cual mis entrevistados creen que Kaczynski opera con su 'Esfuerzo Humanitario' -sin importar la aprobación de la OTAN pedido por Duda; y que Kaczynski entiende no es esencial.

Ahora, bien; al tomarse en consideración los conceptos y la retórica vertidas por Joe Biden aquella noche de viernes, el discurso del mandatario americano ciertamente servía a la agenda de Kaczynski -que no es, precisamente, una agenda de paz.

A criterio de comprender el eventual ingreso de Polonia en el conflicto, es importante considerar los últimos diez años del país, bajo el creciente poder político de Kaczynski. Con certeza, el mencionado se encuentra más en sintonía con los halcones guerreros de la OTAN que Duda, y esto a nadie habrá de sorprender.

Bajo el tutelaje de Kaczynski, Polonia confirmó sus deseos de convertirse en la potencia militar de mayor peso en la Europa Central. En 2020, el gobierno polaco pidió 'incrementar radicalmente' las capacidades defensivas de la nación, y ampliar las fuerzas armadas polacas para llevarlas a un impresionante caudal de 300 mil soldados. Las cifras actuales remiten a 113 mil hombres y mujeres en servicio activo y a 32 mil integrantes de la TDF -equivalente a la Guardia Nacional en los Estados Unidos de América.

Kaczynski calificó esta eventual expansión como una realidad de emergencia en la defensa nacional, con estas palabras: 

'Las condiciones de seguridad se han deteriorado tanto, que Polonia, en su carácter de Estado posicionado en la línea de frente, no tiene otra opción que la de rearmarse radicalmente, para convertirse en uno de los mejores ejércitos de Europa'.

En sintonía con esas declaraciones, Polonia hoy planea incrementar su inversión en defensa, llegando al 2.5% de su PBI hacia 2026, recurriendo a un esquema de financiamiento que involucrará bonos estatales, créditos y alternativas de leasing. El gabinete liderado por el Partido Ley y Justicia ya ha llevado al país a convertirse en uno de los que más gasta de la OTAN: en 2022, el gasto en defensa fue del 2.2% del PBI. En 2022, la inversión en esa materia alcanza ya los 57.7 mil millones de zlotys, equivalente a 12.5 mil millones de euros -a su vez, el 12% del presupuesto nacional.

Tal como lo estableciera el Ministerio de Defensa, el programa de modernización militar hasta 2035 involucra 524 mil millones de zlotys (115 mil millones de euros), pero los detalles jamás se han hecho públicos. El incremento en el presupuesto de la defensa no exige aprobación parlamentaria, ni siquiera un referendum, ni aún para las adquisiciones de mayor volumen. Sólo alcanza con la firma del Ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak, importante mano derecha de Kaczynski.

Con frecuencia, Blaszczak ha firmado órdenes de compra que involucran productos 'Made in the USA'. Por ejemplo: sistemas defensivos misilísticos Patriot y otros, jets de combate F-35, lanzacohetes HIMARS, helicópteros Black Hawk (los cuales Lockheed Martin contruye en suelo polaco), e incluso MRAP usados previamente en Afganistán -todo ello, desde que llegó al ministerio en 2018.

Por su parte, la compra de tanques Abrams -de novedoso arribo- se llevará una tajada sustancial de 23 mil millones de zlotys (o 5 mil millones de euros). La guerra con tanques es perfecta para los llanos de Ucrania occidental. A partir de estas órdenes, Blaszczak claramente está haciendo que Polonia se vuelva más dependiente de Washington.


¿El motivo subyacente de Polonia? La Conexión Lviv

 
Con sus 760 años de antigüedad, la Ciudad de Lviv está situada en el cruce de dos inveteradas y muy prolíficas rutas comerciales. Se desarrolló y floreció velomente, convirtiéndose en uno de los principales centros de intercambio en la Europa medieval. Según se dice, es una bella ciudad, abundante en múltiples influencias arquitectónicas -incluyendo austríacas, ucranianas y polacas; en distintas circunstancias históricas, fue reclamada por tres naciones.

Lviv se volvió parte de Ucrania al ser capturada por los ucranianos a Austria, en noviembre de 1918, a raíz de la creación de la República Popular de Ucrania Occidental, y luego con la unificación de la Gran Ucrania. Sin embargo, Lviv fue de Polonia desde 1919 hasta 1939; la cultura polaca marcó su huella para siempre, y eso se evidencia hoy mismo. La captura sólo sirvió para intensificar la resistencia de los ucranianos, consolidando éstos el retorno a la soberanía bajo Kiev.

En septiembre de 1939, como resultado de la connivencia entre Stalin y la Alemania niazi, Lviv se volvió parte del imperio soviético, convirtiéndose Ucrania en un satélite de la ex URSS. La ciudad fue devuelta a Ucrania, bajo los términos del convenio Molotov-Ribbentrop.

Aquí yace el quid de la cuestión, o quizás el motivo ulterior para el ingreso eventual de la OTAN en Ucrania -alternativa que se ha dirimido a lo largo de las últimas pocas semanas.

Lo cierto es que los polacos jamás se mostraron muy felices con la toma que los soviéticos perpetraron sobre Lviv, y esto remite a otra razón por la cual los ciudadanos de ese país detestan todo lo que huela a ruso. Al conversar uno con ciudadanos polacos, éstos relatan que les gustaría ver que Lviv sea devuelta a Polonia. La realidad, sin embargo, es que ese objetivo demandaría el planteo de una guerra que, simplemente, no vale el sacrificio.

En cualquier caso, la devolución de Lviv siempre ha estado presente. Este hecho se volvió evidente en 2018, cuando una facción de la política polaca, el Partido por la Confederación y la Independencia, consolidó su histórico aunque insignificante dominio de algunas bancas en el parlamento en Varsovia. Parte de su plataforma plantea la devolución de Lviv. Ciertamente, esos legisladores no cuentan con influencia como para despachar a Polonia a una guerra, aunque su declaración de principios en efecto plantea la reconquista de esa ciudad -ambición firmemente arraigada en la ciudadanía polaca y en su clase dirigente.

Hasta hace un mes atrás, semejantes aspiraciones se exhibían contrapuestas, en razón de la obvia necesidad de una guerra para consolidarlas. Ahora que la guerra se ha acerdado hasta las fronteras del país, emergen los oportunistas que gustarían de explotar los beneficios del presente conflicto, observándolo como una oportunidad. La opinión de la calle es que Kaczinsky ve la guerra como una chance que no se vió desde la anexión de 1939.

Si la OTAN o las fuerzas armadas polacas ingresaran a suelo ucraniano desde sus fronteras, los 80 kilómetros que separan a Polonia de Lviv serían recorridas en cuestión de horas, dado que Ucrania prácticamente no cuenta con defensas para impedirlo -la totalidad del remanente está dedicada hoy por completo a las operaciones en el oriente. Tal como sucediera en 1939, la frontera ucranio-polaca podría volver a diagramarse, una vez que el presente conflicto se acerque a un armisticio. En virtud de que la posesión efectiva de territorio da forma al grueso de las leyes escritas tras un cese al fuego, los desarrollos bien podrían ver a Lviv como un espacio agregado a suelo polaco.
 

¿Cese al fuego, o no?

Al examinarse concienzudamente los titulares que refieren a un eventual cese al fuego o una negociación marchan bien, esto perfectamente podría ser falso -de acuerdo a lo que el conflicto ha traído como novedad. En rigor, las noticias parecen, antes bien, diseñadas para aplacar a Wall Street y para morigerar el certificado desastre que la guerra ha producido, antes que para aferrarse a la verdad en los reportes.

En efecto, las negociaciones celebradas en Turquía han visto a ambas partes sentadas a la mesa, pero los títulos que informan que la contraparte rusa ha 'aceptado' los términos presentados por Ucrania no son certeros.

En la práctica, las exigencias planteadas por Ucrania son risibles, y es poco verosímil que Moscú los acepte: en la perspectiva rusa, sería como admitir una derrota y un despilfarro de recursos militares, políticos y humanos, que avergonzarían a la Federación Rusa ante los ojos de la comunidad internacional. Sus ciudadanos, que han asistido como testigos al acopio de muertos propios durante casi cuarenta días, montarían en rabiosa cólera.

Es más preciso afirmar que el contingente ruso ha recepcionado las exigencias ucranianas, y que ha respondido con carcajadas -retornando a Moscú para tomar nota de futuras instrucciones. Es importante apuntar que Rusia, más allá de sus reiterados términos en pos de un cese al fuego, todavía no ha presentado una propuesta de propia factura a los representantes de Kiev.

Ciertamente, la réplica rusa se sintetizará en pocas líneas.

Mientras tanto, las tropas rusas se tomarán un descanso, y aprovecharán el tiempo para reaprovisionarse; gracias a Dios, lo propio harán los refugiados a lo largo de Ucrania oriental. Con respecto a las fuerzas armadas ucranianas, continuarán rodeadas o bien sitiadas a lo largo del Donbas, desde Mariupul hasta Luhansk, y hasta Donetsk.

Finalmente, la OTAN seguirá nutriendo sus esfuerzos para hallar una avenida que le permita legitimar una escalada del conflicto, para luego ingresar operativamente a suelo ucraniano.

Al tomarse nota de las razones recogidas en las calles de Varsovia y en el presente texto, es más que una mera conjetura el afirmar que el 'Teléfono Rojo' del primer ministro adjunto Jaroslaw Kaczynski próximamente podría comenzar a sonar, reiteradas veces.

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Dedicatoria: para Andrew (prueba de que el Bien jamás descansa, y de que sólo podrá hacerlo cuando el Mal de la Guerra sea conquistado)


* El autor, Brett Redmayne-Titley (en Twitter, @WatchRomeBurn) es periodista independiente y fotógrafo. Colaborador, entre otros, en The Unz ReviewZeroHedgeAsia TimesGlobal Research -todos ellos, de Estados Unidos. Su sitio web personal, WatchingRomeBurn.uk. Su correo de contacto: live-on-scene (@) gmx.com.