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Un año turbulento para las relaciones entre los Estados Unidos y la República Popular China

Ante la preocupación de muchos analistas, las relaciones entre los Estados Unidos de América...

26 de Diciembre de 2021

 

Ante la preocupación de muchos analistas, las relaciones entre los Estados Unidos de América y la República Popular China -las dos potencias más destacadas del orbe- han registrado turbulencias en 2021. Aún cuando la tensión no ha terminado de resolverse, incluso en ciertos pasajes se ha incrementado, los lazos bilaterales siguen bajo un relativo control -en donde ha de observarse que ambas partes reconocen con claridad la necesidad de abrirse al diálogo y la cooperación en determinadas áreas.
 
Relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y ChinaCuando Joe Biden fue elegido como presidente de los Estados Unidos el pasado 20 de enero de 2021, existían expectativas de que las relaciones entre ese país y China mejorarían o que, al menos, se reducirían las tensiones entre sí en comparación con el estado de los vínculos bajo la Administración Donald Trump (2016-2020). Sin embargo, a lo largo de 2021, las relaciones no han reflejado mejoras. El enfrentamiento y la feroz competencia estratégica continúan manteniéndose en la mayoría de los campos, tales como la diplomacia, la economía, el comercio, o en cienciatecnología. Incluso en algunos andariveles, los nexos son hoy más tensos de lo que lo fueron durante la Administración Trump. Especialistas internacionales señalan que los vínculos se encuentran en su nivel más reducido desde la Segunda Guerra Mundial.


Continuos enfrentamientos y feroz competencia
 
La dura postura frente a China fue confirmada por el presidente Joe Biden en sus primeras declaraciones, tras asumir su nuevo cargo. Identificó a la República Popular como 'el mayor desafío geopolítico del siglo XXI'. Desde este punto de vista, Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de actividades para desplegar la estrategia bautizada como 'Reconstruir un mundo mejor (B3W)', con el fin de competir con la iniciativa conocida como Nueva Ruta de la Seda del gigante asiático, para promover la cooperación en el Quartet integrado por los propios Estados Unidos, el Japón, la República de la India y Australia, y con el propósito de establecer la Alianza de Cooperación en Seguridad Tripartita con el Reino Unido y Australia (subconsorcio que se diera en llamar AUKUS).
 
Asimismo, Washington continúa endureciendo las restricciones para los grupos de tecnología y telecomunicaciones chinos Huawei y ZTE, y fortaleciendo el control de las exportaciones de software y componentes para las empresas chinas, así como definió la inclusión -en blacklist- a una serie de entidades tecnológicas, revocó las licencias operativas de algunas compañías chinas y ha exigido a muchas firmas estadounidenses que retiraran su capital de las empresas conjuntas con China. Adicionalmente, criticó el incumplimiento -por parte de Pekín- de sus compromisos comerciales y en materia de derechos humanos, amén de Taiwán (China).
 
Ante las medidas de Estados Unidos, China siempre ha mostrado una dura postura y ha reaccionado de forma drástica, criticando repetidamente al gobierno estadounidense por sus acciones y declaraciones provocativas. Al mismo tiempo, Pekín ha puesto en marcha un conjunto de medidas a criterio de consolidar su fuerza endógena y su posición internacional. En particular, en junio de 2021, China aprobó la Ley contra las Sanciones Extranjeras, creando así una base legal para responder a reprimendas surgidas  en el concierto mundial.
 
A efectos de potenciar las propias capacidades científicas y tecnológicas en comparación con las de los Estados Unidos, China no solo ha promovido la estrategia 'Made in China 2025' -con un claro enfoque en las industrias de alta tecnología-, sino que también ha iniciado la 'Ruta de la Seda Digital', con la aspiración de liderar en el territorio de las tecnologías emergentes. Pekín también ha mostrado una notoria determinación en el desarrollo de chips y semiconductores avanzados, entre otras tecnologías críticas y de carácter emergente, con el fin de convertirse en 'una superpotencia tecnológica resiliente'.
 
En los últimos días de 2021, las tensiones entre las dos potencias mundiales continúan aumentando con feroces controversias en torno a la decisión estadounidense de no remitir funcionarios del gobierno a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín -a desarrollarse en 2022. Los Estados Unidos han acusado a China de violar los derechos humanos, mientras que los chinos replicaron con duras críticas a Washington por haber 'politizado' el concierto deportivo.
 
 
Esfuerzos en torno del diálogo y la cooperación
 
En simultáneo, los esfuerzos en torno al diálogo y la cooperación entre los Estados Unidos y la República Popular se han mantenido a lo largo de 2021. La prueba más obvia radica en que ambas partes han llevado a cabo no pocos cónclaves de alto nivel, incluídos el de Alaska (Estados Unidos) en marzo y el de Tianjin (China) hacia finales de julio, amén de la cumbre virtual entre Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, de mediados de noviembre.
 
El hecho de que las conversaciones de alto rango han tenido lugar continuamente a pesar de que aún no han alcanzado avances, ha ayudado a las dos naciones a mantener la trayectoria de sus relaciones bilaterales, y a evitar que las controversias y los conflictos se salgan de control. De igual modo, ha evidenciado la recíproca predisposición a dialogar, y los referentes de ambas naciones pueden sentarse a la mesa de negociaciones para explorar áreas comunes en relación a conflictos y desacuerdos existentes o eventuales.
 
Ya en el terreno econñomico, y aún cuando la disputa comercial continúa siendo feroz y se ha visto fuertemente afectada por la pandemia de COVID-19, el comercio entre los Estados Unidos y China ha retornado resultados considerables, con la tasa de intercambio bidireccional registrando un 40% superior que la evidenciada en igual período de 2020. Este hecho demuestra que los vínculos emparentados con el interés económico entre los dos países no pueden qubrarse fácilmente, ni aún existiendo diferendos políticos. Finalmente, en oportunidad de desarrollarse la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Reino Unido), Washington y Pekín emitieron un comunicado conjunto en torno del fortalecimiento de la réplica ante fenómenos extremos del clima, revelando que aún es factible la cooperación en áreas específicas.
 
En conclusión, y en palabras de analistas entendidos en la materia, las relaciones entre los Estados Unidos y China continuarán desarrollándose próximamente, bajo la óptica de una perspectiva de confrontación aunque también de cooperación en distintos sectores, regido ese interés por los intereses de cada parte y por la necesidad de consolidar aspectos vinculados a la estabilidad en las relaciones recíprocas.


 
Publicado originalmente en VOV World (Voice of Viet Nam)