INTERNACIONALES: DEAN CHENG

China: las provocaciones de Xi Jinping a Taiwan se vinculan con su necesidad de mantener el poder

A lo largo de las últimas semanas, la tensión se ha apoderado de los Estrechos de Taiwan.

14 de Octubre de 2021

 

A lo largo de las últimas semanas, la tensión se ha apoderado de los Estrechos de Taiwan. China ha enviado abundantes aeronaves de combate a través de la línea demarcatoria de los Estrechos hacia la Zona de Identificación de la Defensa Aérea taiwanesa, forzando a sus contrapartes en Taipei a replicar.

Xi Jinping, China, Crisis en Taiwan, Dean ChengEl intrincado ballet que ilustra el despliegue de múltiples clases de aviones militares -desplegados desde distintas bases aéreas, coordinándose sus perfiles de combate, niveles de combustible y altitud- no remite a una actividad ad hoc. Antes, bien, se trata de operaciones notoriamente planificadas.

Uno de los objetivos de esta colección de provocaciones es intimidar al pueblo de Taiwan, y también a su gobierno. Tal como lo hiciera en su momento Nikita Khrushchev, cuando golpeó con su zapato un atril en Naciones Unidas-, el presidente chino Xi Jinping está advirtiendo a Taiwan: 'Podemos pulverizarlos'.

Sin embargo, Xi tiene otros motivos. El Partido Comunista Chino llevará a cabo su vigésimo Congreso, el año próximo. Por ese momento, Xi, quien ya se las ha arreglado para reconfigurar la constitución china a criterio de permitirle mantenerse indefinidamente como premier, precisará que el Partido le permita continuar como secretario general del mismo.

Mientras que pocos dudan de que tendrá éxito en su objetivo de permanencia como secretario, la realidad de la política, particularmente en los regímenes autoritarios, certifica que el presidente habrá de involucrarse en negociaciones e intercambios para lograr su cometido. Aún a pesar de sus tendencias autocráticas, Xi no cuenta con la estatura ni la legitimidad que en el pasado caracterizaron a líderes revolucionarios de la talla de Mao Zedong y Deng Xiaoping.

Igualmente importante es que Xi arribará al vigésimo Congreso del Partido, acosado por múltiples crisis. Mientras la demanda por más energía eléctrica se espiraliza, las minas de carbón debieron clausurar operaciones debido a la recurrencia de inundaciones y otros desastres naturales. Asimismo, el gobierno central ha optado por cerrar una serie de operaciones mineras, a efectos de enviar una señal a la ciudadanía, frente a la sensibilidad que comportan las preocupaciones relativas al impacto climático. El resultado es ineludible: cortes de energía en numerosas geografías del país. Al acercarse el invierno, muchos ciudadanos chinos podrían tener que enfrentar el clima sin calefacción.

Adicionalmente, la población china también podría tener que lidiar con un racionamiento en el consumo de productos cárnicos. A lo largo de los últimos años, la enfermedad ha golpeado a numerosas piaras de cerdos, haciendo que los precios de este tipo de carne se disparen. Toda vez que, en efecto, se ha comunicado algún progreso en el combate contra la epidemia de fiebre porcina que afecta al país, todavía se desconoce qué tanto se han acomodado los precios.

Mientras tanto, el colapso de Evergrande consigna un estrés adicional para el sistema. La citada firma tomó prestada la extraordinaria suma de US$ 300 mil millones y aún no está claro cómo abonará el proceso de repagos; en simultáneo, Evergrande continúa salteándose las fechas estipuladas para abonarlos. El problema, en rigor, no se vincula estrictamente a la naturaleza de los acreedores. Los proyectos de Evergrande involucran la construcción de millones de departamentos; éstos fueron adquiridos por millones de ciudadanos chinos, ya fuere como inversión o bien para residir en ellos. El colapso de esa compañía dejará a muchísimas personas sin recursos -y saturados por el resentimiento.

En paralelo, los acreedores de Evergrande son un aproximado de 170 bancos chinos y 120 firmas financieras. Es probable que el efecto cascada compartido por el desbarajuste afecte al sistema de créditos hipotecarios en la República Popular; incluso el sistema bancario estatal podría tener que afrontar pérdidas por centenares de miles de millones de dólares. Mientras tanto, otros tantos desarrolladores chinos también han incumplido el pago de sus pasivos, multiplicándose las dudas en torno del ecosistema del mercado de bienes raíces, apalancado fuertemente en créditos.

Al converger esta colección de crisis y, potencialmente, erigiendo una tormenta perfecta, Xi, quien ha concentrado más poder en sí mismo como ningún líder anterior -desde Deng, si no Mao-, se sitúa hoy en el ojo del huracán.

A diferencia de Deng y de sus sucesores inmediatos, Xi no tiene sobre quién descargar o tercerizar las culpas. Y, mientras que es casi seguro que retendrá el poder tanto como secretario general del Partido como presidente del país, no obstante ello, habrá de reconstruir su imagen, si su propósito consiste en justificar su permanencia en el poder.

Con todo, Taiwan continuará siendo un problema.

Probablemente, Xi decida fogonear el fervor nacionalista, haciendo sonar las alarmas para señalar con dedo acusador a los 'rupturistas' taiwaneses y a potencias occidentales, particularmente a los Estados Unidos de América y el Japón, por intentar fracturar a la República Popular China. Xi podría ampararse en la necesidad de defender la integridad territorial para justificar el golpeteo de los tambores de la guerra, mientras que al mismo tiempo intenta potenciar la imagen de los militares en su rol de guardianes de la nación. La movilización nacional en torno de la bandera podría servir para silenciar las críticas y para reforzar su propia posición.

Este patrón, sumado a un horizonte de confrontación militar con sus vecinos -acaso versus la India y el Japón- probablemente no coincida con la fecha del vigésimo Congreso de 2022. Todo lo cual sugiere que las tensiones en los Estrechos de Taiwan y, en efecto, a lo largo del litoral asiático, registrarán elevados decibeles en los próximos meses.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Dean Cheng

Analista e Investigador en la Fundación Heritage (The Heritage Foundation), Washington, D.C., en temas políticos y de seguridad. Como experto en capacidades militares y espaciales de la República Popular China, Cheng se ha especializado también en el estudio de la política exterior y de Defensa chinas, en particular sobre la relación de Pekín con el resto de Asia y con los Estados Unidos de América.