ECONOMIA INTERNACIONAL: ISAAC KATZ

México y el control de precios

Desde hace ya un año, el índice de precios de los bienes que componen la canasta básica de consumo...

24 de Agosto de 2021

 

Desde hace ya un año, el índice de precios de los bienes que componen la canasta básica de consumo en México se ha incrementado más que el índice nacional de precios al consumidor.

México, Control de precios, Inflación en MéxicoHacia el mes de julio pasado, el incremento anual del primero fue de 6,8%, mientras que índice general aumentó en 5,8%. No hay dudas de que la inflación daña a todos los consumidores. Sin embargo, este perjuicio es superior para las familias mexicanas de menores ingresos, las cuales mantienen, proporcionalmente, una mayor parte de su riqueza en dinero que las familias de mayores ingresos. En consecuencia, pagan, en proporción a su ingreso, una mayor porción del impuesto inflacionario. La inflación es, en tal virtud, uno de los impuestos más regresivos que existen. Más aún, el incremento en el precio de los bienes que componen la canasta básica de consumo hace que las familias de menores ingresos sean más vulnerables, pudiendo caer -por idéntico motivo- en una situación de pobreza por ingreso. 
 
De cara a esta situación, es común escuchar de parte de los políticos la exigencia de que el gobierno intervenga en los mercados imponiendo un 'eficaz' control de precios. La dirigencia política, por lo general ignorante frente a conceptos básicos de economía, también ignora la historia. Los controles de precios son un ejemplo más de buenas intenciones con pésimos resultados y terminan dañando relativamente más a quienes supuestamente se quiere beneficiar, es decir, a los más pobres. 
 
Cuando el gobierno interviene fijando un precio por debajo del que se determina libremente en el mercado, tienen lugar dos efectos: por un lado, se incrementa la cantidad demandada del bien; por otro, se reduce la cantidad ofrecida. Ergo, el control de precios genera un exceso de demanda; los consumidores pierden, por el simple hecho de que la cantidad disponible del bien disminuye. Adicionalmente, este exceso se raciona de diferentes maneras, de forma tal que el precio que efectivamente abonan los demandantes es superior al precio controlado, e inclusive superior al precio libremente determinado en el mercado. 
 
Un formato inicial de racionamiento se da a través del factor tiempo: los consumidores forman una fila frente al establecimiento en donde se comercia el bien. El tiempo empleado en hacer fila tiene un uso alternativo y, en consecuencia, tiene lugar un costo de oportunidad. Al tomarse en consideración este costo, el precio efectivo que pagan los consumidores siempre es mayor al precio controlado. 
 
Una segunda manera de racionamiento es lo que se conoce como 'ventas atadas'. En este esquema, se condiciona la venta del bien cuyo precio está controlado, al hecho de que los consumidores adquieran otro bien cuyo precio está libre, aunque el demandante no lo desee. Ejemplos: 'Le vendo las tortillas y el papel para envolverlas sin importar que traiga su trapo'; o 'Le vendo bolillos sí y sólo sí se lleva Usted unas piezas de pan dulce'. 
 
Una tercera forma a través de la cual los consumidores absorben el daño de un control de precios es una reducción en la calidad del bien, mecanismo mediante el cual los oferentes buscan evadir el control. Ejemplos: 'Más agua a la leche', 'Menos huevo en las pastas', 'Menos jamón en las tortas'. Una cuarta opción tiene lugar cuando los oferentes, a efectos de evadir el control, cambian la presentación del bien. Por ejemplo: bolillos más chicos, o menos combustible en los tanques. Otro efecto es la aparición de revendedores, quienes comerciarán el bien por encima del precio controlado
 
Un efecto adicional del control de precios es que quita del mercado a los oferentes marginales, para quienes, dados sus costos, ya no es rentable producir al precio controlado. Por ello, el control de precios tiende a generar mercados con pocos oferentes, mercados oligopolísticos que a la larga implican mayores precios para los demandantes. 
 
Ante un control de precios, los mercados saben ajustarse y, excepto si se trata de un monopolio, los grandes perdedores invariablemente serán los consumidores.

Señores políticos: absténganse de proponer tonterías.


 
Publicado originalmente en El Economista (Ciudad de México)
Sobre Isaac Katz

Profesor de Economia, ITAM, Instituto Tecnológico Autónomo de México. Publica sus artículos en El Economista (México) y otros medios internacionales, incluído el sitio web en español del Cato Institute (Washington, D.C.).