Las tácticas violentas utilizadas en el Capitolio recuerdan a las de las manifestaciones de 2020
Al atenderse al modo en que turbas ingresaron al Capitolio de los Estados Unidos...
Al atenderse al modo en que turbas ingresaron al Capitolio de los Estados Unidos el pasado miércoles mientras los miembros del Congreso se aprestaban a certificar los resultados electorales de noviembre, las conclusiones son alarmantes, en tanto dejaron expuestos un número de cuestionamientos en torno a la seguridad del edificio público -uno de los más importantes del país.
La Policía del Capitolio de los Estados Unidos y funcionarios oficiales supieron, desde semanas atrás, que la marcha del 6 de enero, titulada por los organizadores como 'Stop the Steal' (Detengan el Robo [electoral]). ¿Por qué le resultó tan sencillo a los violentos superar a la seguridad? ¿Por qué la policía del Capitolio no desplegó una cifra mayor de agentes frente al edificio y en los accesos? ¿Qué deben pensar ahora los terroristas al respecto de la seguridad de la cual es responsable el gobierno?
La asunción de mando está a pocos días de distancia en el calendario. Para entonces, el sistema de seguridad deberá ser muy superior al que se viera el miércoles.
La violencia política es inexcusable, sin importar quién sea el perpetrador, mientras que la seguridad pública es crucial a la hora de resguardar las libertades individuales y de garantizar igualdad ante la ley.
Toda vez que, en ocasiones, las protestas organizadas por el núcleo Black Lives Matter (BLM) han sido violentas, y siendo que Antifa exhibe un extenso historial de asociación con la violencia, las manifestaciones pro-Trump habían sido mayormente pacíficas en el pasado. Esta razón bien pudo haber colocado a la Policía del Capitolio estadounidense en una postura de equivocada relajación. Pero los funcionarios dedicados a la seguridad siempre deben estar preparados para la posibilidad de que instigadores y oportunistas políticos se planteen redireccionar un grupo de personas hacia la ejecución de acciones violentas.
Washington, D.C. cuenta con docenas de agencias dedicadas a la aplicación de la ley, cada una con sus diferentes jurisdicciones. Pero, a diferencia de otras agencias que deben reportar a la ciudad o al Poder Ejecutivo, la Policía del Capitolio cae bajo la responsabilidad y dirección del Poder Legislativo. Sus miembros deben informar y reportarse ante el liderato político en el Congreso.
En la fecha de la turbulencia en el Capitolio, la citada fuerza policial estaba trabajando junto al Departamento de Policía Metropolitano del Distrito de Columbia, al Servicio Secreto de los Estados Unidos (división del Departamento de Seguridad Interior), y en conjunto con la Policía de Plazas de los EE.UU. (división que responde al Departamento del Interior), conforme lo hace periódicamente para mantener seguros y accesobles a espacios públicos específicos y, en el proceso, protegiendo el proceso democrático.
Steven Sund, el recientemente renunciaddo Jefe de la Policía del Capitolio, expresó el pasado jueves que el ataque contra el Capitolio no se pareció en nada a lo experimentado por él durante sus treinta años de carrera en la ciudad de Washington. Los perpetradores atacaron a los agentes de la Policía del Capitolio -y a otros uniformados destacados en el lugar- con caños de metal, químicos irritantes y otro tipo de armamento.
Sund dijo: 'Tenían la determinación de ingresar al Edificio del Capitolio, provocando importantes daños'. Más de cincuenta agentes pertenecientes a la Policía del Capitolio y al Departamento de Policía Metropolitano acusaron serias heridas durante el episodio.
Muchos de esos agentes fueron hospitalizados con heridas graves; uno de ellos falleció, amén de una ciudadana simpatizante de Trump que fue asesinado mediante un disparo de arma de fuego por un oficial de la Policía del Capitolio.
La aplicación de la ley en Washington, D.C. con frecuencia debe mantener el orden, al tiempo que permite que la ciudadanía exterioriza sus derechos, enumerados en la Primera Enmieda. En numerosos escenarios, el equilibrio entre ambas variables es dífícil de lograr.
La descripción compartida por Sund al respecto de los choques entre manifestantes y agentes de la Policía del Capitolio tienen mucho de familiar; y esto no es un accidente. Las tácticas empleadas durante los episodios de violencia en el Capitolio se asemejan a las recurridas en numerosas ciudades de los Estados Unidos durante el pasado año 2020. Los oficiales dedicados al mantenimiento del orden fueron atacados con caños de metal, fuegos de artificio similares a cohetes, y otras armas desde el mes de mayo -a manos de criminales pertenecientes a los grupos Black Lives Matter y Antifa. Los edificios públicos de varias ciudades acusaron ataques, también utilizándose ese tipo de armamento.
La diferencia frente a los eventos violentos de 2020 es que aquéllos fueron ejecutados en la oscuridad de la noche, en tanto el grueso de los medios de comunicación mostró poco y nada sobre los perpetradores de esos actos, minimizando los ataques bajo la etiqueta de 'manifestaciones pacíficas'.
Lentamente, comienza a conocerse información específica, la cual sindica que perniciosos actores que tomaron parte de acciones violentas en el pasado, fueron también protagonistas en los eventos del Capitolio. Algunos de ellos portaban atuendos idénticos a los de militantes de black bloc y cascos; otros, recurrieron a parafernalia con gráficas de Trump, a efectos de lograr disimularse en la multitud. En el mejor de los casos, el ataque del pasado miércoles ya contaba con sobrados antecedentes, evidenciados en acciones previas.
Los personeros de la violencia observaron tácticas y técnicas idénticas a las utilizadas por criminales de Antifa (violencia, armamento y destrucción), se beneficiaron de repercusiones legales inocuas (propiciadas por municipios y estados de corte político progresista; por cuanto la mayoría obtuvo la libertad tras los incidentes) y, finalmente, se beneficiaron también de una validación generalizada, por cuanto incluso ciertas calles fueron rebautizadas con sus nombres.
Es de crítica importancia que la Policía del Capitolio y otras fuerzas dedicadas al resguardo de la seguridad se preparen con eficiencia de cara al día de la asunción de mando (Inauguration Day), y frente a otras manifestaciones de participación masiva en donde las opiniones de los grupos participantes se exhiban fuertemente divididas y, en consecuencia, propiciando un aumento de las pasiones. Las distintas agencias y fuerzas deberán tomar nota de ello, respaldándose en tácticas exitosas para el mantenimiento del orden, recogidas durante los hechos de 2020. Por fortuna, Muriel Bowser -la alcalde de Washington, D.C.- y la Policía del Capitolio han comenzado procediendo de esta manera.
En oportunidad de los incidentes violentos en el Capitolio, se desplegaron unidades adicionales procedentes de la Guardia Nacional, en tanto Bowser dispuso un toque de queda y amplió su orden de emergencia por quince días, abarcando a la fecha de la asunción de mando.
El último jueves, a pedido de la Policía del Capitolio, Seguridad Interior instaló un vallado de protección adicional en torno al perímetro del edificio, táctica que el departamento utilizó antes para resguardar a los tribunales y a otro tipo de propiedad federal en Portland y demás ciudades, durante la oleada de violencia de 2020.
Mientras tanto, las agencias dedicadas a la aplicación de la ley han llevado a cabo docenas de arrestos, y han solicitado información sobre numerosos individuos, los cuales fueron fotografiados en el interior del Capitolio.
Es, pues, fundamental que los perpetradores de violencia sean perseguidos con todo el peso de la ley, dados sus delitos. Ya demasiados violentos se han beneficiado de la eliminación de los cargos, gracias al accionar de fiscales rebeldes durante 2020. Sin existir consecuencias para quienes ejerciten este tipo de violencia, y como ya se ha visto, los eventos se multiplicaron. Pero debieron ser detenidos tiempo atrás. De haberse enviado un mensaje más duro contra los protagonistas de esos episodios ene 2020, los hechos del miércoles seguramente no hubiesen tenido lugar.
Fue necesario tolerar violencia y muerte en el Capitolio para que, finalmente, muchos condenaran los hechos. Cabe tener la esperanza de que, la próxima oportunidad, la Policía del Capitolio de los Estados Unidos se encuentre mejor preparada.
Artículo original, en inglés
Ries se desempeña como senior fellow de investigaciones, en el think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C.