INTERNACIONALES: BRUCE KLINGNER

Corea del Sur y una decisión correcta: Seúl mantendrá convenio para compartir inteligencia con el Japón

Durante cierto tiempo, pareció que Corea del Sur decidiría abandonar el ciertamente crítico...

24 de Noviembre de 2019

 

Durante cierto tiempo, pareció que Corea del Sur decidiría abandonar el ciertamente crítico convenio para compartir información de inteligencia con el Japón. En una decisión de último minuto, sin embargo, Seúl decidió mantenerlo; y ello representa una buena noticia.
 
Moon Jae-in, Corea del SurEstablecido en 2016, el Acuerdo General de Seguridad sobre Información Militar habilitó a Corea del Sur y al Japón para que ambas naciones compartieran información de inteligencia, en sociedad con los Estados Unidos de América. Esos países se beneficiaron notablemente del acuerdo, conforme ambos deben lidiar a diario con la amenaza consignada por Corea del Norte.
 
Amén de mantenerse dentro del marco del convenio, Corea del Sur puso fin a su reclamo contra el Japón en la Organización Mundial de Comercio. Seúl había argumentado en su oportunidad que las recientes restricciones interpuestas por Tokio en perjuicio de las exportaciones surcoreanas exhibían una motivación política, y que aquéllas no cumplían con la legislación comercial internacional. Finalmente, Seúl puso fin a ese reclamo el pasado viernes.
 
Ambas acciones de seguro motorizarán duras críticas a nivel doméstico contra el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in (foto), en virtud de que se oponen a un fuerte sentimiento antinipón en el país. Las medidas, con toda probabilidad, fueron resultado de una fuerte presión originada en los Estados Unidos.
 
Moon debería ser congratulado por otorgar prioridad a la seguridad nacional, en desmedro de ciertas expresiones populares. El mandatario surcoreano ha dado un paso significativo, alejándose del abismo en el que se encontraba el vínculo diplomático con Tokio. Sin embargo, ha de subrayarse que esa decisión observa un carácter condicional, amén de que podría ser solo temporario.
 
A pesar de negar un acuerdo general, el ministro de comercio japonés anunció que se llevaría a cabo un diálogo sobre políticas de Estado a nivel de ambas burocracias con Seúl, a efectos de atender a los controles impuestos sobre las exportaciones; lo cual llevará a la realización de un primer encuentro luego de tres años.
 
Pero Tokio deberá ir más allá de la mera participación a esos encuentros de alto nivel para, en lugar de ello, abandonar su política restrictiva contra los productos sudcoreanos. La justificación planteada por el Japón para esas restricciones no observan fundamentos sólidos y, claramente, son una réplica ante la pasada decisión de la corte suprema de Corea del Sur, que forzó a firmas privadas niponas a compensar a sus pares de Corea del Sur que se vieron forzadas a funcionar durante la ocupación japonesa de la Segunda Guerra Mundial.
 
En el ínterin, la Administración del presidente estadounidense Donald Trump merece crédito por haber influenciado la decisión de Corea del Sur, aún cuando esa actitud sobrevino de modos poco elegantes. Washington debió poner en marcha un sistema de encuentros diplomáticos tras bambalinas el pasado año, cuando Seúl tomó la decisión de retirarse del acuerdo para 'confortar a las mujeres' en 2015 -proposición que atendió a los padecimientos de personas del género femenino que fueron sometidas a esclavitud sexual en tiempos de guerra-, ni bien la corte suprema sudcoreana resolvió en ese sentido.
 
En consecuencia, las pasiones alcanzaron un inconveniente cénit, lo cual derivó en el tensionamiento de las relaciones entre Seúl, Tokio y Washington. En los hechos, esto debilita la capacidad de estos países a la hora de responder de manera competente ante cualquier amenaza regional.
 
En tal contexto, deviene en crítico que Corea del Sur y el Japón antepongan un remedio a su seguridad y vínculos económicos, explorando alternativas para curar las heridas de la animosidad edificada por la brutal ocupación japonesa de Corea del Sur entre 1910 y 1945.
 
Washington, por su parte, debería seguir involucrado -pero desempeñando un rol más subrepticio en el particular, en contrario a lo que ha venido haciendo.
 
La Administración Trump deberá retroceder en su invectiva de forzar un aumento de hasta el 500% en la contribución que Seúl y Tokio deben realizar para mantener a las fuerzas militares estadounidenses en su respectivos territorios. Lo cierto es que la exigencia de Trump es exagerada, al tiempo que no refleja adecuadamente las extensas contribuciones que esos dos países han hecho en su alianza con los Estados Unidos de América.
 
En un momento en que las amenazas consignadas por la República Popular China y Corea del Norte tienden a aumentar en magnitud, Estados Unidos y sus aliados no pueden permitirse el lujo de hacer de la amenaza un asunto recíproco. En lugar de ello, lo que corresponde es continuar la vía del respaldo y la cooperacion mutuos.


Artículo original, en inglés, aquí


 
Sobre Bruce Klingner
Es Analista Senior en Investigación para el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage. Publica periódicamente análisis y escritos sobre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y temáticas de seguridad en la región. Klingner se desempeñó veinte años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Fue jefe de la estación de la CIA en Corea en el bienio 1993-1994.