Argentina: el Tetris de Cristal
Tras sumergirse de lleno en un Fiasco Boliviano de propia factura, el presidente electo Alberto Angel Fernández...
Tras sumergirse de lleno en un Fiasco Boliviano de propia factura, el presidente electo Alberto Angel Fernández se ve forzado hoy a tomar verdadera nota de los frentes de tormenta que cobran forma en el seno de su espacio político y que, lejos de ayudarlo a confluir hacia una sana construcción del nuevo poder en ciernes, buscan condicionarlo -o, eventualmente, correrlo definitivamente de escena.
En cuestión de días, ese ecosistema de condicionamientos -cuyo epicentro debe rastrearse en el Instituto Patria- parece estar teniendo éxito: ya Fernández comprometió grandes tajadas de su credibilidad en su apuesta a doble o nada por el eyectado dictador Evo Morales, puso de suyo en azotar al presidente del Brasil, Jair Bolsonaro (principal socio comercial de la Argentina) y, apenas hace horas, la emprendió contra el mandatario estadounidense Donald Trump, señalando que, bajo su presidencia, los Estados Unidos de América 'han retrocedido décadas'.
¿Ha perdido el tino Alberto Angel, o acaso se esmera en conciliar proyectos en esencia irreconciliables? Mucho antes de asumir, su denodada insistencia en denigrar al liderato político de naciones amigas está resultando extremadamente onerosa para los intereses argentinos. Y habrá consecuencias: en breve, al llegar el momento en que deba ocupar la poltrona de Rivadavia, será él el primer perjudicado de sus propios arrebatos; los cuales, en obvia transitividad, terminarán impactando negativamente en la economía de millones de hogares de connacionales.
A efectos de ensayar una aproximación hacia el comportamiento del presidente electo, la Senadora Nacional (M.C.) Vilma Ibarra ha compartido algunas pistas sobre el particular, entre sus allegados. La hermana del ex jefe de gobierno porteño Aníbal ha exteriorizado recientemente su sorpresa frente a los altos decibeles de la presión que emana del Patria. En esas conversaciones de índole privada, Ibarra entiende -no sin razón- que facciones radicalizadas del kirchnerismo están invirtiendo un esfuerzo poco común en condicionar a Alberto Fernández al momento de decidir éste quiénes integrarán su Gabinete.
En la práctica, ese ejercicio coercitivo se presenta como el factor que ha empujado al proceso de transición entre Administraciones a un estado de parálisis: el contexto no le permite avanzar con los nombramientos al presidente electo, al tiempo que solo contribuye a alienar a aquellos cuya presencia en el Gabinete estaba asegurada. De tal suerte que el propio Fernández debe esforzarse a diario para evitar un 'portazo' generalizado de sus hombres de confianza -en aras de no permitir que los ultras se hagan del control definitivo del escenario. 'Es necesario consensuar', arenga el mandatario electo por el Frente de Todos mientras, con sus declaraciones públicas, intenta satisfacer a los tribuneros extremistas de su entorno.
Alternando entre aeronaves que la transportan y la devuelven hacia y desde La Habana -con el fin de que el régimen de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel le otorgue el permiso correspondiente para visitar a su hija Florencia-, Cristina Kirchner se las arregla para nutrir las ya citadas presiones contra su presidente. La ex jefe de Estado ha dejado en claro que no cederá en su invectiva de tomar control de AFI (Agencia Federal de Investigaciones, ex Secretaría de Inteligencia) y la aparentemente inocua Secretaría de Medios, en tanto resiste furiosamente la idea de Alberto Fernández de designar en Hacienda a Guillermo Nielsen.
Asimismo, llama particularmente la atención la insistencia de la Señora Viuda en que Miguel Galuccio -ex presidente de YPF- ocupe el área de Energía; aspecto que retrotrae a la eterna preferencia de CFK por el destacado ejecutivo petrolero. En simultáneo, no resulta llamativo que Kirchner empuje a Mercedes Marcó del Pont a actuar como si ya fuera la titular en las sombras del Banco Central de la República. Para entenderlo, será lícito observar que el letrado ultraK Henry Olaf Aaset (foto; crédito: OPI) ya mantiene reuniones periódicas con del Pont. A su vez, Aaset responde directamente a Carlos Zannini, ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia, quien en su oportunidad pasara al estrellato por ser el ideólogo de un chavismo tardío que contaría con los buenos oficios del General César Milani. El rol de Aaset nada tiene de marginal: a instancias de su Jefa, diseña criteriosamente el organigrama y manual de procedimientos de una 'unidad de inteligencia fiscal' -o al menos, así lo llama él.
Despreocupada y circunstancialmente, algún avispado analista podría entrever que Cristina Fernández Wilhelm no oculta su intención de edificar un mix compuesto por espionaje, información impositiva, y generación de cash flow propio (departamento en donde desempeñará un rol crítico el networking energético global de Galuccio, y el nada desdeñable entrenamiento del ex funcionario en la constitución de sociedades off-shore que han servido como esquemas para el blanqueo). Agréguese al caldo el favoritismo que CFK pregona sobre el polémico magistrado Alejo Ramos Padilla, a quien la Señora buscará imponer para el juzgado vacante en La Plata, con competencia electoral de orden federal.
Uno de esos gobernadores no escatimó palabras para identificar el problema: 'Lo que viene, no es para chicos como Santiago Cafiero; mucho menos sirve para ponerse firmes ante los kirchneristas' (dixit). Se impone la pregunta: 'Lo que viene', ¿guarda, acaso, relación con la agenda futura del Grupo de Puebla?
En el epílogo, el destemplado calificativo compartido por un futuro funcionario de la Administración en ciernes, perteneciente al FdT -aunque no necesariamente kirchnerista- a interlocutores subterráneos:
'El armado del Gabinete a partir del 10 de diciembre, en mucho se parecerá a un tetris de cristal'.
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.