ECONOMIA INTERNACIONAL: RILEY WALTERS

La fijación de aranceles contra productos Made in China solo perjudicará a los consumidores

Próximamente, la Oficina del Representante para el Comercio en los Estados Unidos de América...

23 de Junio de 2018

Próximamente, la Oficina del Representante para el Comercio en los Estados Unidos de América impondrá un arancel adicional del 25% contra un aproximado de US$50 mil millones de bienes que los estadounidenses compran a China. La razón explicitada por la Casa Blanca comporta varios aspectos, incluyendo factores que van desde el robo de propiedad intelectual perpetrado por Pekín y los requisitos en materia de transferencia de tecnología, a la competencia desleal y el desequilibrio en la balanza comercial americana.

Sin embargo, el quitarle libertad al comercio recurriéndose a aranceles comportará un impacto mínimo en las áreas descriptas. Antes que nada, primero perjudicará seriamente a la economía de los EE.UU. Las negociaciones en curso entre Washington y Pekín han sido cruentas. Un reciente periplo a Pekín, realizado por el Secretario de Comercio Wilbur Ross, dio como resultado una propuesta de parte de Pekín con miras a comprometerse en la compra de hasta US$70 mil millones en productos Made in U.S.A. -el grueso de aquéllos provenientes de la agricultura, la energía y algunos bienes manufacturados.

Dólar, Guerra comercial, Estados Unidos, ChinaEn apariencia, aquella réplica no le ha bastado a la Administración Trump -la proposición es bastante buena, por cuanto Estados Unidos se haría acreedor a esos beneficios sin haber ofrecido nada a cambio, por ejemplo, con respecto a asuntos que hacen al acceso a los mercados que siguen siendo el problema de fondo. El Director del Consejo Económico Nacional (National Economic Council) Larry Kudlow, de hecho, ha expresado que, desde ahora, la Casa Blanca podría prestar mayor atención a estos cambios estructurales en la relación con China, antes que el compras directas de productos.

La Casa Blanca ha sugerido que el cuadro arancelario contra productos chinos resguardará a los puestos de trabajo de ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, un estudio en particular explicitó que el efecto inicial de los aranceles (y de aranceles eventualmente retaliatorios) comportará un pérdida de empleos en los Estados Unidos en el orden de los 134 mil, registrándose las peores pérdidas de empleo en la agricultura y en la industria de servicios. Cualquier futura escalada en materia de aranceles incluso podría alcanzar a la pérdida de 450 mil puestos de trabajo en los EE.UU. 

Hasta tanto los Estados Unidos y Pekín no cierren algún tipo de acuerdo, quienes reciban el impacto inicial de la guerra tarifaria harán lobby ante la dirigencia política estadounidense para contar con sistemas de exclusión, suspensiones en el pago de impuestos y contribuciones, y subsidios -generando desequilibrios aún mayores en el mercado. Otras naciones como Canada, algunos situados en la Unión Europea, y Brasil probablemente decidan tomar medidas de reciprocidad, creando nuevas tarifas contra productos Made in USA, y consolidando un desastroso efecto dominó en el sistema global de intercambio.

Infortunadamente, los aranceles de la Casa Blanca no generarán más empleos de los que se perderán ante China -al menos, no en la forma que sucede con las reformas a los impuestos corporativos y la desregulación. De igual manera, los aranceles no consignarán una disuasión ante el robo de propiedad intelectual. Más aún, si China consolida la concreción de cambios estructurales, esto no significa que la balanza comercial se vea modificada, conforme los costos de hacer negocios con China se reduzcan.

El representante comercial estadounidense impondrá un incremento de 25 puntos porcentuales, contra un total de 1.102 artículos importados desde China. Tales artículos han sido listados en dos apartados: el primero, en un listado que fuera anunciado originalmente en abril, y que involucra a 818 artículos; los otros 284 artículos son parte de otro listado, que el representante comercial de EE.UU. acaba de hacer público.

El primer listado pone la mira en apenas US$ 34 mil millones en bienes adquiridos a la República Popular China. Incluye artículos como repuestos para aeronaves, automotores, material ferroviario, maquinaria industrial y generadores de energía. Con toda probabilidad, los consumidores asistirán a un incremento en los costos de adquisición de equipos de televisión, materiales de construcción y reactores nucleares -todo ello, como resultado de el sistema arancelario propuesto por Washington, el cual entrará en vigencia el 6 de julio. 

El segundo listado pone en la mira a un aproximado de US$ 16 mil millones en bienes importados desde China. Los artículos presentes en este apartado tienen que ver con bienes para cuya producción Pekín ha invertido en el sector industrial conocido como 'Made in China 2025'. Incluye a artículos como ciertos químicos, circuitos electrónicos, y maquinaria agrícola. El contenido de este listado aún debe ser sometido a escrutinio público en Estados Unidos (lo cual involucrará audiencias), previo a entrar en vigor. Los artículos de este listado, asimismo, son un reflejo de los sectores en los EE.UU. sobre los cuales la Casa Blanca busca imponer restricciones al recibir aquéllos inversiones oriundas de China. El listado será anunciado oficialmente el próximo 30 de junio.

El Ministerio de Comercio chino, por su parte, ya ha anunciado medidas de reciprocidad. Su primer listado pondrá la mira en US$ 34 mil millones en bienes exportables estadounidenses, y entrará en vigor el 6 de julio. Este listado incluye mayormente a productos agrícolas y de granja. El sector agrícola americano exportó US$ 12 mil millones en soja/soya a China, durante 2017. El segundo listado chino -también por un aproximado de US$ 16 mil millones- entrará en vigor tiempo más tarde. El listado de referencia pone la lupa en productos mayormente derivados del sector energético, como ser químicos y gas. En 2017, Estados Unidos exportó a China un total de US$ 400 millones en carbó, US$1.7 mil millones en gas propano, y US$ 4.4 mil millones en petróleo sin refinar.

La Casa Blanca aún tiene hasta el 6 de julio para modificar el curso elegido. En el proceso, podría prestar atención a los temas que precipitaron su decisión, esto es, la política oficial de China en relación a la propiedad intelectual de alta tecnología, así como también la cuestión más amplia de la inversión extranjera.

La imposición de nuevos aranceles en nada ayudará a la economía de los Estados Unidos.



Artículo original, en inglés, en éste link

 

Sobre Riley Walters

Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.