INTERNACIONALES: VICTOR PAVON

Paraguay: el pueblo aún puede impedir que la corrupción sea aceptada como sistema de gobierno

La democracia representativa es una experiencia nueva en materia del gobierno...

26 de Abril de 2018
La democracia representativa es una experiencia nueva en materia del gobierno político de los pueblos. Transcurrieron miles de años, antes de poner en marcha la concepción de que los gobiernos deben ser limitados y controlados, puesto que la idea correcta de la democracia se inspiró en la realización del ideal de la libertad y el imperio de la ley.
 
Casa de Gobierno, Paraguay, CorrupciónAl día de la fecha, aún son numerosos los obstáculos a enfrentar. En muchas geografías, los gobernantes electos por vía del voto inflingiendo un daño importante a la ciudadanía, tal como lo hicieran los absolutistas monárquicos contra sus súbditos en el pasado. Así como las monarquías terminaron en tiranías, así también la democracia se descompone y corrompe, precipitarse en el populismo y la demagogia, lo cual se traduce en el incremento tanto de la pobreza como de la criminalidad
 
Si a las tiranías de antaño, sin embargo, eran combatidas con sangrientas revoluciones, en el presente, esta descomposición y corrupción de las democracias invita a otros modos. En la actualidad -y así se desprende de numerosos estudios-, en aquéllas naciones que cuentan con democracias estables y transparentes, y donde el poder de los gobernantes se halla controlado y están garantizadas la libertad y la propiedad privada, la ciudadanía disfruta de condiciones de vida superiores, y la corrupción apenas exhibe un efecto residual. Es decir que no existe impunidad, sino que hay castigo ejemplar.
 
En el caso de la República del Paraguay, si se trazare una línea de su historia, se verificará que el autoritarismo ha desplazado a la libertad. Ya desde la colonia y, luego, en los primeros años de la Independencia, pasando por las dos guerras internacionales y decenas de revoluciones internas, a nuestro país no le ha sido fácil ingresar a la modernidad. Pero, de a poco, ese objetivo se consigue. Contamos hoy con una Constitución Nacional que, por ejemplo, garantiza en gran manera el republicanismo liberal, el que se precisa para proteger las libertades y limitar al poder. Desde luego, la ley fundamental puede y debe ser perfeccionada en algún momento.    
 
Sin embargo, el problema que habrá de persistir, aún mediando una una reforma constitucional, está en que Paraguay porta sobre sí un pesado lastre, el cual le impide avanzar en sintonía con un mundo globalizado. Esta pesada carga se comprueba a diario, en los numerosos dirigentes que, tras acceder a cargos prominentes en el Estado, se dedican a traicionar el encargo del pueblo que los votó, faltando a sus promesas y obligaciones.
 
Esta traición se evidencia en la permanente e impune corruptela de los gobernantes que entienden que, por haber sido electos en comicios, tienen derecho a privilegiar sus intereses personales, al tiempo que promueven prácticas ilegítimas para nombrar a sus clientelas, aprueban y modifican leyes en favor de ciertas políticas públicas, y disponen a su antojo y capricho del dinero del pueblo, sacándoles finalmente a los más pobres el pan de la boca. Esta detestable y ruin práctica crea lealtades al mejor postor, y es por eso que los corruptos no desean hacer las reformas de fondo: han comprendido que el Estado les proporciona el apetecido botín de guerra a repartirse.
 
Por fortuna, el pueblo convocado el día de las elecciones para elegir a sus representantes, puede mediante su voto evitar que la perniciosa corrupción se convierta en una forma aceptada de gobernar.  

 
Sobre Víctor Pavón

Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros "Gobierno, Justicia y Libremercado" y "Cartas sobre el Liberalismo". Publica periódicamente en el Diario ABC Color, de Asunción.