ECONOMIA INTERNACIONAL: JAMES M. ROBERTS

Brasil: caos político y económico subraya la necesidad de reformas

En Brasil, los últimos días no han sido abundantes en buenas noticias.

27 de May de 2017

En Brasil, los últimos días no han sido abundantes en buenas noticias.

Los escándalos de corrupción política siguen conmoviendo al país, y la inestabilidad institucional ha conducido a un crash de la bolsa de valores local.


El juez Sérgio Moro, quien interviene en el mayor escándalo de corrupción política de todos (bautizado en inglés como Operation Car Wash, Lava Jato, en portugués) se ha convertido en una suerte de héroe épico para millones de ciudadanos brasileños que buscan poner punto final al capitalismo de amigos y la corrupción que han asolado a la nación durante décadas, tanto en el sector público como en el privado.

Brasil, desorden socialEl actual presidente brasileño -Michel Temer, del centroderecha-, que sucediera a la ex mandataria Dilma Rousseff luego de su juicio político y posterior remoción el pasado año, enfrenta ahora idénticos llamados para que sea sometido a un impeachment, en medio de afirmaciones relativas a corrupción.

Pero, con toda probabilidad, otra razón destacable por la cual la izquierda en Brasil busca remover a Temer, es que él se encuentra presionando para reformar los costosos programas estatistas otrora impuestos por Rousseff y Da Silva.

Conforme lo cita el matutino Financial Times en un reciente artículo, 'Brasil cuenta con 17 mil sindicatos, comparándose tal escenario con los 168 existentes en el Reino Unido y los 100 de la vecina Argentina, un país conocido por su contencioso espectro en materia de relaciones laborales'.

La legislación laboral del Brasil, que data de 1943, facilita en extremo que los trabajadores demanden judicialmente a sus empleadores. Ello incrementa los costos a la hora de hacer negocios, hiriendo el ránking de Brasil en estudios relativos a inversión extranjera, como ser el desarrollado por el Banco Mundial -conocido como ránking 'Doing Business'.

Asimismo, Temer también puja por reformas que modifiquen el actualmente insostenible sistema de pensiones nacional, que otorga a todo el mundo el derecho de retirarse a poco de cumplir 50 años, en tanto proporciona lujosos beneficios para futuros retirados del sector público.

Las revisiones propuestas por Temer elevarán la edad jubilatoria mínima a 65 años para los hombres y a 62 para las mujeres -escala más cercana al promedio registrado en las naciones que componen la OCDE (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo). En los Estados Unidos de América, en comparación, la edad de retiro se ha fijado en los 67 años de edad.

El hecho de que numerosos políticos en Brasil -en todo el espectro- han sido comprometidos por afirmaciones de corruptela, no altera el hecho de que el país debe reformar su economía.

La triste novedad para los ciudadanos brasileños es que los referidos escándalos de corrupción pudieron ser anticipados -e, incluso, evitados.

El puntaje de la República Federativa del Brasil en el Indice Anual de Libertad Económica (preparado por el think tank estadounidense The Heritage Foundation- ha venido deteriorándose por años, particularmente en la extendida época en que los mandatarios de izquierda Dilma Rousseff y 'Lula' Da Silva controlaron el poder.

De tal suerte que, aún cuando Temer termine siendo eyectado de Planalto, su sucesor todavía se verá en la necesidad de hacer frente a estos enormes problemas -y, de alguna manera, resolverlos.



Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/05/24/political-economic-chaos-brazil-highlights-need-reforms/

 

Sobre James M. Roberts

Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití