INTERNACIONALES: BRUCE KLINGNER

EE.UU. necesita un presidente con capacidad de liderazgo en Asia

Aquel que llegue a la Oficina Oval en 2017, enfrentará amenazas...

04 de Abril de 2016
Aquel que llegue a la Oficina Oval en 2017 enfrentará amenazas contra la seguridad de Estados Unidos en todo el mundo -y particularmente en Asia.
 
La estabilidad en Asia se encuentra hoy día bajo amenaza por la creciente capacidad militar de Corea del Norte, por el comportamiento agresivo de la República Popular China, por animosidades históricas, y por el creciente nacionalismo.
 
Obama y XiRetirarse del mundo y ampliar la brecha aislacionista no funcionó en los años treinta, y tampoco sirve hoy. En lugar de ello, el próximo presidente estadounidense necesitará reconstruir la fortaleza militar del país, reafirmar el compromiso americano a la hora de defender a sus aliados, y disuadir los intentos de los rivales -que se respaldan en la intimidación y la coerción.
 
Desde la fundación de la república americana, Asia ha sido un área clave y de gran interés para los Estados Unidos -tanto por razones de seguridad como económicas. En el siglo XXI, la imporancia de Asia para Estados Unidos solo puede seguir aumentando. En tal sentido, el control de Asia por parte de una potencia hostila amenazaría los intereses de seguridad nacional y económicos de EE.UU.

La defensa de los intereses de seguridad de los EE.UU. en Asia exige bases y éxitos, el despliegue suficiente de bases militares de avanzada para disuadir ante agresiones, unas fuerzas robustas, y sólidas alianzas y relaciones de seguridad con el Japón, Corea del Sur, las Filipinas, Tailandia, Australia, Taiwan y Singapur.


La presencia militar de las fuerzas estadounidenses en el teatro Asia-Pacífico es una señal indiscutida del compromiso de Washington de cara a la defensa de sus aliados y la estabilidad en Asia, en tanto se precisa una reacción inmediata para contrarrestar cualquier amenaza para los intereses estadounidenses. La reducción en el despliegue de fuerzas de avanzada de EE.UU. solo logrará que el país se muestre más débil en el escenario mundial.

A los efectos prácticos, la manutención de recursos militares suficientes es costosa. Japón y Corea del Sur proporcionan apoyo financiero significativo para compensar a Estados Unidos por su presencia militar en bases de avanzada. El pasado año, Tokio y Seúl invirtieron US$2 mil millones anuales y US$900 respectivamente, para respaldar el costo de las fuerzas militares americanas en sus territorios. De acuerdo con el Comando de Estados Unidos en el Pacífico (PACOM), Seúl y Tokio incluso abonarán US$ 30 mil millones sobre el costo total de US$ 37 mil millones para realinear las fuerzas de EE.UU. en el Pacífico, incluyendo la construcción de nuevas instalaciones americanas en Guam.

Desde hace ya tiempo, Estados Unidos ha venido urgiendo a sus aliados para que asuman mayores responsabilidades en su propia defensa, y para confrontar amenazas comunes a la seguridad, incrementando sus gastos de defensa y aceptando nuevas misiones. Pocos aliados lo han hecho. Sin embargo, Corea del Sur invierte un 2.6% de su PBI en defensa, más que cualquier aliado europeo.

A causa de restricciones emanadas de la posguerra, el Japón ha limitado sus gastos de defensa al 1% de su PBI. Con todo, el primer ministro Shinzo Abe replicó al deteriorado ambiente de seguridad en Asia, implementando una nueva reforma legislativa para la defensa el pasado año, que permitirá al Japón desempeñar un rol más extendido a la hora de responder a desafíos globales de seguridad. Recientemente, Tokio aprobó un presupuesto de US$ 44 mil millones, el más elevado en la historia del país y representa el cuarto incremento anual bajo la Administración Abe.

La declinación en la confianza de los aliados hacia Estados Unidos y sus capacidades militares y firmeza ha motorizado un debate en Corea del Sur, al respecto de la necesidad de, o bien retornar a una doctrina de armas nucleares tácticas en la Península, o bien al desarrollo de una programa doméstico de armas nucleares.

Ninguna de ambas propuestas es práctica, ni deseable. Las armas nucleares estadounidenses fueron removidas en los años noventa y ya no existen; mientras tanto, el almacenamiento de armas nucleares americanas en búnkers de Corea del Sur sería contraproducente, dado que ello brindaría nuevos objetivos de valor para Pyongyang -que podría eventualmente definir ataques preventivos.

Además de motorizar sanciones internacionales y de aislar diplomáticamente a Corea del Norte, un program nuclear doméstico desviaría grandes porciones del presupuesto de defensa de Seúl, alejándolas de exigencias críticas para duplicar la capacidad militar existente de EE.UU.

Hacer frente a estos desafíos demandará un resurgimiento fundamental del poder militar americano, a criterio de dirimir los masivos recortes a la defensa implementados desde Washington durante los pasados siete años.

Esto incluye el mantenimiento de fuerzas de despliegue de avanzada americanas en el Pacífico occidental, la optimización de los sistemas de defensa misilística -incuyendo el despliegue del sistema THAAD en Corea del Sur-, y uan optimización de la cooperación militar entre Seúl y Tokio.

Hasta el momento, hemos visto qué tan peligroso es cuando Estados Unidos lidera 'desde la retaguardia'. Pero neutralizar ese liderazgo en forma extendida sería catastrófico.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2016/04/04/we-need-a-president-who-will-lead-in-asia/

 

Sobre Bruce Klingner
Es Analista Senior en Investigación para el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage. Publica periódicamente análisis y escritos sobre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y temáticas de seguridad en la región. Klingner se desempeñó veinte años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Fue jefe de la estación de la CIA en Corea en el bienio 1993-1994.