La propuesta 'cero armas nucleares' ha muerto
No capturó la atención del público como 'Una Verdad Inconveniente'. Pero el documental de 2010...
No capturó la atención del público como 'Una Verdad Inconveniente'. Pero el documental de 2010 intitulado 'Cuenta Regresiva' (Countdown to Zero) tuvo su cuota de pasión, como la obra de Al Gore sobre calentamiento global en su momento.
El objetivo de 'Cuenta Regresiva' estaba claro: conminar al público a eliminar las armas nucleares de la faz de la Tierra. Y eso era suficiente para dar inicio a una reducción voluntaria en los arsenales de las grandes potencias.
Sin lugar a dudas, había en el documental alguna suerte de objetivo personal involucrado. Los productores del film reconocieron haberse inspirado por el ruido generado por el proyecto de Gore que, a fin de cuentas, lo condujo hacia el Premio Nobel. Pero, no estaba llamado a ser.
Predeciblemente, los pacifistas celebraron 'Cuenta Regresiva', pero la audiencia se mantuvo lejos. Con todo, la campaña de Global Zero sí contó con un admirador de calibre: el presidente de los Estados Unidos de América.
Mucho antes de la salida al público de 'Cuenta Regresiva', el Señor Obama había declarado su intención de ayudar al mundo a deshacerse de las armas nucleares. En 2009, anunció que Global Zero sería la pieza central de su estrategia atómica.
'Al respaldar el documental, Obama no estaba prestándose a la promoción de algún sueño protagonizado por su base electoral libertaria', escribió Zachary Roth en The Atlantic. El Señor Obama tenía un plan. Comenzó con negociar reducciones en el stock estadounidense de armas nucleares estratégicas. Luego, llegó al acuerdo para firmar el nuevo START con Moscú, que se hizo efectivo en febrero de 2011. Lo cual fue seguido de otro tratado con Rusia que reduciría las armas nucleares tácticas -terreno en el que Moscú disfruta de enorme ventaja.
Había altas expectativas, y Obama iba en serio. Eligió al ex senador Chuck Hagel para ser su nuevo Secretario de Defensa, co-autor de un influyente informe que argumentaba que el camino hacia la eliminación de las armas nucleares tenía sentido.
Pero, aún cuando Hagel llegó al Pentágono, Roth señalaba que 'la política sobre armas nucleares se ha vuelto otra área en la que el optimismo de los primeros días de la Administración se han, largamente, evaporado'.
Ahora, parece ser que el camino hacia la eliminación de las armas nucleares ha llegado a un callejón sin salida.
El primer obstáculo sobrevino cuando Moscú demostró nulo interés en las reducciones de armas nucleares no estratégicas -sin importar qué tanto el gobierno estadounidense aceptara retroceder en su programa de defensa misilístico para Europa.
A continuación, el presidente estadounidense enfureció a los republicanos que habían acordado respaldar su Nuevo START, sobre la base de su promesa para modernizar el arsenal atómico de EE.UU. 'Mientras estas armas continúen existiendo, los Estados Unidos seguirán manteniendo un arsenal seguro y efectivo para disuadir a cualquier adversario, y garantizar la defensa de nuestros aliados', había prometido el presidente.
Pero Obama falló a la hora de cumplir con su compromiso. Programas críticos para la modernización de armamento sufrieron demoras. Mientras tanto, el complejo americano de armas nucleares sigue empantanado en la atrofia.
Las esperanzas de cara a la campaña 'cero armas nucleares' han sido minimizadas por las interminables negociaciones atómicas de la Administración con Irán. Muchos en Capitol Hill predicen que el 'diálogo' solo puede llegar a término por el camino de una proliferación nuclear adicional -esto es, la dirección opuesta a la reducción de armamento. Cuando las negociaciones dieron inicio, el senador Bob Corker (Republicano, por Tennessee) -el primer senador republicano en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado-, declaró: 'Si Usted ve las reacciones en Irán ahora mismo, pues, están acercándose con la pelota de fútbol a la zona de marcación...'.
A lo largo del pasado mes de marzo, asistimos a una serie de informes referidos a las violaciones rusas de convenios nucleares previos, dando lugar a acusaciones que argumentaron que la Administración Obama fracasó a la hora de hacer responsable a Moscú. En una conferencia sobre la materia, el senador Marco Rubio (republicano por Florida), miembro del Comité de Relaciones Exteriores y de Inteligencia en el senado, concluyó: 'Básicamente, los rusos han violado todo convenio de importancia en el que hemos ingresado, ciertamente, sobre todo tratado relativo a armamento...'.
Más tarde, y en momentos en que el último bobsled se deslizaba por la pista en Sochi, Putin ordenó a sus tropas que ingresaran en Ucrania, depositando a las relaciones ruso-norteamericanas en su punto más bajo desde la guerra entre Rusia y Georgia de 2008.
Hoy día, 'cero' describe a la perfección la probabilidad de eventuales reducciones bilaterales de armas nucleares.
Obama ha permitido que su buena voluntad con el congreso se incendie. No volverá a contar con apoyo para llevar a cabo recortes unilaterales.
Peor todavía, el peligro de la proliferación nuclear ahora se presenta mayor al registrado cuando Obama se involucró por vez primera en el sendero de la reducción de armamento. La reducción de armamento nuclear de parte de Estados Unidos y Rusia ha aumentado el valor de los arsenales de otras naciones, y lo propio ha sucedido el deseo de convertirse en potencia nuclear -un cauce que siempre fue perfectamente predecible.
La ralentización del despliegue de defensas nucleares a nivel global tampoco ha ayudado. La necesidad de estas armas de tipo defensivo -que fortalecen la estabilidad y reducen la eventualidad de una confrontación nuclear- nunca ha sido mayor que hoy día.
Desear que el mundo aprenda a vivir sin armas nucleares es correcto, y es bueno. Pero la noción de que el modo de hacerlo realidad es que Estados Unidos se apresure sin que nadie acompañe el proceso, siempre fue algo fantasioso. Ahora, esa perspectiva ha muerto.
Un horizonte más realista para acercarse a la reducción de armas nucleares comienza con una robusta defensa misilística, con un disuasor nuclear moderno y adecuado, y con las fuerzas convencionales apropiadas. Solo entonces, puede atenderse a la posibilidad de socios que cooperen en la empresa, comprometiéndose éstos a reducir la necesidad de mantener armas nucleares como factor de disuasión.
Artículo original en inglés, en http://nationalinterest.org/commentary/nuclear-zero-dead-10017
Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.