INTERNACIONALES: PETER BROOKES

Por qué el coqueteo de Obama hacia Raúl Castro traerá consecuencias negativas

Por vía del 'histórico' apretón de manos con Raúl Castro en Ciudad de Panamá la semana pasada...

21 de Abril de 2015
Por vía del 'histórico' apretón de manos con Raúl Castro en Ciudad de Panamá la semana pasada, el presidente estadounidense Barack Obama dio un paso crítico hacia la normalización de relaciones con el régimen más represivo del Hemisferio Occidental.

En apariencia, pensado con desesperación para moverse más allá de torpezas de política exterior tales como Irak, Rusia y Libia, el coqueteo hacia la Cuba castrista -ahora, oficialmente eliminada de la lista americana de Estados terroristas- aún perturba los pensamientos de cualquiera.

La idea de que este acercamiento logrará cambiar a Cuba es una locura.

Mientras que los ciudadanos estadounidenses no deberían tener problema alguno con el pueblo cubano, que es víctima de las políticas de línea dura de su gobierno (como los iraníes, los norcoreanos y otros), lo cierto es que deberíamos sindicar como responsables a los jefes en La Habana por su accionar autoritario.

Y la normalización de relaciones no conseguirá eso.
 
En efecto, seamos claros frente a este tema: estamos lidiando con una dictadura que alegremente se atragantará con la generosidad estadounidense -pero Castro & Compañía saben perfectamente que la liberalización de la política cubana, de su sociedad y su economía, representará el final de su triste historia socialista.
 
Y punto.
 
Peor todavía: al legitimarse el culto de los Castro -que acosan y arrojan a los cubanos a prisión por sus visiones políticas, y así lo han venido haciendo durante décadas-, Estados Unidos destruye sus principios éticos y morales.
 
Esto no debe dar espacio a confusión.
 
En efecto, y aunque la cifra real es casi insondable, el matutino The Wall Street Journal informó que los Castro encerraron a más de mil cubanos por razones políticas, desde que el presidente Obama anunció el inicio del proceso de normalización en diciembre.
 
A pesar de ello y extrañamente, el jefe de Estado americano no se notificó del tema -amén del comentado ataque de La Habana contra los disidentes-, al sentarse con el presidente cubano durante más de una hora en la Cumbre de las Américas.
 
¿Qué le dice esto al régimen?
 
Envía claras señales de que Washington está dispuesto a mirar hacia otro lado mientras el pueblo cubano continúa sufriendo a manos del Ministro del Interior de La Habana, responsable de la brutal seguridad doméstica de Cuba.
 
Asimismo, existen razones de peso para preocuparse respecto de la actividad cubana en el exterior. La cual se certificara en el envío de armamento a Corea del Norte en 2013, en franca violación a sanciones de Naciones Unidas. La Habana también exhibe profundos lazos con los narcoterroristas colombianos de las FARC.
 
Con todo, la Administración Obama vio que era seguro remover a Cuba del listado de Estados patrocinadores del terrorismo, donde revistaba desde 1982.
 
En un mensaje al congreso estadounidense, Obama dijo que el gobierno cubano 'no ha proporcionado apoyo alguno para el terrorismo internacional' durante los pasados seis meses, y 'ha proporcionado reaseguros de que no respaldará actos de terrorismo internacional en el futuro'.
 
Amén de las promesas cubanas, también se ha informado que Rusia podría ampliar su presencia en el Mar Caribe, incluyendo posibles visitas de navíos militares y vuelos de bombarderos de largo alcance -al igual que la alternativa de ejercicios militares conjuntos con sus compadres cubanos. La venta de armas también empieza a considerarse como posible.
 
Parece ser que hemos olvidado los problemas que Cuba ha provocado en este hemisferio, mientras era inundada con apoyo soviético durante la Guerra Fría. Hoy día, con Moscú bien dispuesto a hacer travesuras contra Washington, ¿qué uso podría hacer de La Habana?
 
Lo que resulta igualmente perturbador, aún no queda claro cuál es el juego a largo plazo del Team Obama en lo que a Cuba respecta -a no ser que la idea sea, simplemente, ver qué pasa si EE.UU. es quien altera su curso. El problema es que Washington cambiará su norte -si la Casa Blanca se sale con la suya-, pero La Habana no.
 
En otras palabras, suena como si estuviésemos hablando de todo lo que Estados Unidos entrega, sin obtener demasiado a cambio -y esto no tiene nada que ver con lo que debiéramos esperar de nuestra política hacia Cuba, en especial cuando los cambios en la 'isla prisión' son tan importantes.


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/04/18/why-obama-cozying-up-to-castros-cuba-will-backfire/

 
Sobre Peter Brookes

Es Analista Senior en temáticas relativas a seguridad nacional en la Fundación Heritage, Washington, D.C. En la actualidad, Brookes ejerce su tercer período como miembro designado en el congreso estadounidense de la Comisión de Revisión de Seguridad y de Economía entre Estados Unidos y la República Popular China. Anteriormente, se desempeñó en la Administración del ex presidente George W. Bush como secretario adjunto de Defensa para Asuntos de Asia y del Pacífico, en donde fue responsable por la política de Defensa de EE.UU. de 38 países y cinco alianzas bilaterales en el continente asiático.