INTERNACIONALES: JAMES PHILLIPS

Turquía se mantiene al margen, pero presiona a EE.UU. para atacar a ISIS en Siria

Conforme el Estado Islámico (antes conocido como ISIS o EIIL) consolidó su cerco a la ciudad siria de Kobane...

15 de Octubre de 2014

Conforme el Estado Islámico (antes conocido como ISIS o EIIL) consolidó su cerco a la ciudad siria de Kobane, de población predominantemente kurda, Turquía se ha mostrada notoriamente desaparecida en acción. A pesar de su promocionada oposición a la campaña de limpieza étnica perpetrada por los extremistas árabes sunitas del Estado Islámico, Ankara ha hecho demasiado poco para ayudar a los kurdos a pelear por sus vidas en Kobane, incluso impidiendo que combatientes kurdos residentes en Turquía que crucen la frontera para asistir a sus compatriotas.

El personal militar turco posicionado en tanques de guerra observó plácidamente la carnicería en cercanías de Kobane, ubicados en un risco cercano a la frontera; algunos de los tanques incluso apuntaban sus cañones lejos de Siria. Este comportamiento resulta desconcertante, dadas las reiteradas expresiones del ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, en donde reafirmada que su país se oponía firmemente al Estado Islámico.

En el Medio Oriente, una página de Historia vale un kilo de lógica.

La triste verdad es que el gobierno turco percibe que el Estado Islámico es un mal menor frente al prospecto de una coalición kurda unida que eventualmente podría fogonear el separatismo kurdo en el este de Turquía. Ankara ha montado una campaña contrainsurgente contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, de observancia ideológica marxista-leninista), y que puso fin a las vidas de 40 mil personas desde 1984. Aún cuando ambas partes acordaron una tregua en 2013 con miras a encarar negociaciones, las tensiones están creciendo entre Ankara y la minoría kurdo-turca, que ahora resiente la falta de ayuda para sus primos kurdos en Siria.

Cavusoglu -ministro de RR.EE. turco- insiste en que Turquía emprenderá acciones toda vez que se dé un número de condiciones. El funcionario prometió que, 'una vez que exista una decisión en común, Turquía no se mostrará renuente a hacer su parte'. pero agregó que 'No es realista esperar que Turquía conduzca una operación terrestre contra los suyos'.

En otras palabras, '¿Qué tiene Turquía para ganar si hiciera eso?'.

El presidente Erdogan ha llamado repetidamente a la creación de un santuario humanitario en el norte de Siria, una zona de exclusión aérea, y el derrocamiento del régimen de Basher al-Assad; Ankara pretende que Estados Unidos haga el trabajo más pesado y difícil. La Casa Blanca ya ha descartado estas tres demandas, rechazo que continúa provocando molestias a Erdogan.

El mandatario turco también fue fuertemente crítico del fallo cometido por su par estadounidense Barack Obama en 2013, que en su momento prometió lanzar ataques aéreos contra el régimen de al-Assad, en respuesta por el empleo de Damasco de armamento químico contra sus propios ciudadanos. Erdogan desconfía del poder remanente de Obama, y desea garantías expresadas en público de que Washington apoyará a los rebeldes sirios contra al-Assad, y no solo contra el Estado Islámico.

Erdogan tampoco tiene apuro en intervenir en Siria. El presidente turco juega duro con los kurdos de Siria, insistiendo en que rompan de manera permanente con sus antiguos patrones en el régimen de al-Assad, se comprometan en la búsqueda de autonomía antes que un Estado independiente, y abjuren de apoyar a los separatistas kurdos en territorio turco.

Mientras tanto, el Estado Islámico continúa avanzando en pos de los suburbios de Bagdad, a pesar del incremento en el empleo de helicópteros artillados de fabricación estadounidense, ataques aéreos, y ataques con UAVs (drones). La provincia de Anbar, sitio caliente como sustento popular del Estado Islámico y de otras organizaciones extremistas sunitas, está sucumbiendo gradualmente al control del EI. El Estado Islámico pronto se encontrará en capacidad de lanzar ataques del tipo comando contra objetivos dentro de Bagdad. Las células terroristas del EI dentro de la ciudad iraquí han ejecutado una barrena constante de ataques con autos-bomba durante años.

En Estados Unidos, la Administración Obama -sorprendida por el surgimiento del Estado Islámico- debe ahora recalibrar su estrategia contra este movimiento en franca expansión. Los ataques aéreos estadounidenses en cercanías de Kobane parecen intensificarse, pero se trata simplemente de una respuesta táctica que no retornará beneficios estratégicos concretos, a menos que pueda respaldarse con operaciones terrestres.

Mientras Washington presiona a Ankara para que ésta incremente su ayuda en el combate contra el Estado Islámico, Turquía desea que EE.UU. incremente sus presiones militares contra Basher al-Assad y que Washington influya sobre los kurdos. En un mundo perfecto, estas diferencias hubiesen sido resueltas rápidamente, justo a tiempo para salvar Kobane.

Pero aquí se trata del Medio Oriente, en donde la política del poder, la limpieza étnica, el odio sectario y los cultos apocalípticos de muerte configuran los hechos de la vida diaria.



Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/14/turkey-pressures-u-s-crack-isis-syria-sits-sideline/

 

Sobre James Phillips

Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.