La extraña desaparición del presidente de Corea del Norte
El líder norcoreano, Kim Jong Un, no ha sido visto en público durante más de un mes...
10 de Octubre de 2014
El líder norcoreano, Kim Jong Un, no ha sido visto en público durante más de un mes, generando especulaciones frente a que su ausencia se debe a una salud comprometida o a intrigas políticas. Dada la escasa información, rastrear el paradero de Kim se ha vuelto complejo y es mucho lo que está en juego: se trata de la inestabilidad política de una nación que cuenta con armas nucleares.
Luego de la notoria ausencia de Kim en la importantísima Asamblea Suprema del Pueblo del 25 de septiembre, los medios oficiales norcoreanos anunciaron que el líder padecía de una 'indisposición'. Kim ha venido ganando peso desde su arribo al poder dos años atrás, y se ha visto al líder caminar con dificultad, en ocasión de sus últimas apariciones durante el verano.
Entendidos en la materia han postulado que Kim podría estar padeciendo gota, diabetes, un coágulo cerebral, y que incluso su aumento en kilos podría deberse a una adicción en la ingesta de queso en épocas de juventud como estudiante en Suiza. Un periódico de Corea del Sur citó a una fuente norcoreana, que refería que Kim había debido transitar por una cirugía luego de sufrir fracturas en ambos tobillos debido a la obesidad; Kim también debió soportar una agenda agotadora, portando 'tacones cubanos'.
Alternativamente, algunos analistas evaluaron que Kim padeció un 'dolor de cabeza de 9 milímetros' (es decir, que pudo haber sido víctima de un asesinato), o bien un intento de golpe de Estado. Un informe en particular especuló con que Kim había sido expulsado del poder por Jo Myong Rok, vicepresidente de la Comisión Nacional de la Defensa, hasta que alguien recordó que Jo había muerto en 2010.
El 1 de octubre, los medios oficiales en Norcorea anunciaron que Kim había remitido un mensaje de felicitación al presidente chino Xi Jinping, celebrando el 65o. aniversario de la fundación de la República Popular China.
Dos días después, el 3 de octubre, una delegación norcoreana compuesta por funcionarios senior de alto nivel se trasladó a Seúl, con el objeto de asistir a la ceremonia de clausura de los Juegos Asiáticos. La delegación incluyó a funcionarios públicos percibidos como los individuos de segundo y tercer escalafón más importantes de Corea del Norte. Los participantes coincidieron en que la salud de Kim estaba bien, en tanto era improbable que funcionarios de élite como los citados abandonasen el país de haber tenido lugar un golpe de Estado.
De tal suerte que la ausencia de Kim podría tratarse de otra operación informativa de parte de Norcorea, basada en falsas declaraciones y la exageración. Asimismo, la ausencia trae dos asuntos a la palestra: cabe preguntarse qué tan fuerte es la cuota de poder de Kim, y qué sucedería si falleciera -ya fuera a raíz de una crisis en su salud o de un golpe contra el gobierno.
Kim ha puegado a cientos de funcionarios desde llegar al poder hacia fines de 2011. En diciembre de 2013, ejecutó a su tío, Jang Song Taek, a quien Occidente percibía como el segundo hombre fuerte del país. Kim incluso removió a funcionarios a los que antes había promovido, reemplazando al ministro de defensa y al jefe del Estado Mayor en cinco oportunidades durante sus dos primeros años en el poder.
Los observadores de Corea se encuentran debatiendo si acaso las extendidas purgas muestran a Kim con un férreo control y como destinatario de la confianza suficiente como para remover a altos funcionarios del gobierno o si, por el contrario, es un líder débil que se muestra desesperado a la hora de combatir a sus oponentes. En igual sentido, aún no queda claro qué tan estable es el régimen.
Tampoco se conoce qué sucedería si el joven líder falleciera. Tal como sucedió cuando su padre, Kim Jong Il, sufriera un ataque en 2008, no existe un plan formal de sucesión en la Constitución de Corea del Norte. Tras el ataque, Kim Jong Il dio inicio a la transferencia del poder hacia su hijo Kim Jong Un, en un proceso supervisado en forma personal por el veterano líder hasta su deceso en 2011. Hoy no existen datos que refieran que el líder de 31 años de edad haya comenzado un proceso sucesorio similar.
Desde acontecidas la ejecución de Jang y la purga de prácticamente todo funcionario senior del gobierno, no existe manera de predecir quién se haría cargo del poder, en la eventualidad de la muerte de Kim Jong Un. Aún cuando Norcorea y el mundo estuvieren mejor con el final del gobierno de Kim, existen grandes preocupaciones entre Estados Unidos y sus aliados respecto de las ramificaciones potenciales derivadas de un colapso del régimen. ¿Podría semejante escenario conducir a una guerra, a la pérdida del control de las armas nucleares de Pyongyang, o hacia un proceso de creciente hostilidad contra sus vecinos?
Actualmente, Corea del Norte ha quedado fuera del centro de atención mundial, a partir de registrada una plétora de escenarios calientes de mayor interés. Más aún, Pyongyang ha mantenido un relativamente bajo perfil desde que el incremento de las tensiones en virtud de la amenaza del régimen de ejecutar ataques nucleares contra Washington, Seúl y Tokio. Norcorea se muestra involucrada en una de sus clásicas ofensivas retóricas, con la esperanza de inducir beneficios económicos o de morigerar el régimen de sanciones contra el país.
Pero, tras bambalinas, el régimen continúa realizando progresos en sus programas de armamento nuclear y en el espectro de misiles para tal fin. Desde la asunción del poder por parte de Kim Jong Un, Corea del Norte ha iniciado, extendido y acelerado los esfuerzos de construcción y producción de material fisible (tanto de plutonio como de uranio); incrementó los preparativos para pruebas atómicas y en instalaciones de lanzamiento de misiles.
¿Se encuentra Norcorea al borde del colapso y del caos? Probablemente, no. Pero, dado el caudal de poder que reside en Kim, el gobierno podría ubicarse a solo un disparo o un ataque cardíaco previo a una crisis. Instancia en la que sería deseable que Washington no se muestre tan distraído con los eventos de Ucrania, Siria o Irak, olvidando poner un ojo en Pyongyang.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/10/this-is-weird-leader-of-north-korea-seems-to-have-disappeared/
Luego de la notoria ausencia de Kim en la importantísima Asamblea Suprema del Pueblo del 25 de septiembre, los medios oficiales norcoreanos anunciaron que el líder padecía de una 'indisposición'. Kim ha venido ganando peso desde su arribo al poder dos años atrás, y se ha visto al líder caminar con dificultad, en ocasión de sus últimas apariciones durante el verano.
Entendidos en la materia han postulado que Kim podría estar padeciendo gota, diabetes, un coágulo cerebral, y que incluso su aumento en kilos podría deberse a una adicción en la ingesta de queso en épocas de juventud como estudiante en Suiza. Un periódico de Corea del Sur citó a una fuente norcoreana, que refería que Kim había debido transitar por una cirugía luego de sufrir fracturas en ambos tobillos debido a la obesidad; Kim también debió soportar una agenda agotadora, portando 'tacones cubanos'.
Alternativamente, algunos analistas evaluaron que Kim padeció un 'dolor de cabeza de 9 milímetros' (es decir, que pudo haber sido víctima de un asesinato), o bien un intento de golpe de Estado. Un informe en particular especuló con que Kim había sido expulsado del poder por Jo Myong Rok, vicepresidente de la Comisión Nacional de la Defensa, hasta que alguien recordó que Jo había muerto en 2010.
El 1 de octubre, los medios oficiales en Norcorea anunciaron que Kim había remitido un mensaje de felicitación al presidente chino Xi Jinping, celebrando el 65o. aniversario de la fundación de la República Popular China.
Dos días después, el 3 de octubre, una delegación norcoreana compuesta por funcionarios senior de alto nivel se trasladó a Seúl, con el objeto de asistir a la ceremonia de clausura de los Juegos Asiáticos. La delegación incluyó a funcionarios públicos percibidos como los individuos de segundo y tercer escalafón más importantes de Corea del Norte. Los participantes coincidieron en que la salud de Kim estaba bien, en tanto era improbable que funcionarios de élite como los citados abandonasen el país de haber tenido lugar un golpe de Estado.
De tal suerte que la ausencia de Kim podría tratarse de otra operación informativa de parte de Norcorea, basada en falsas declaraciones y la exageración. Asimismo, la ausencia trae dos asuntos a la palestra: cabe preguntarse qué tan fuerte es la cuota de poder de Kim, y qué sucedería si falleciera -ya fuera a raíz de una crisis en su salud o de un golpe contra el gobierno.
Kim ha puegado a cientos de funcionarios desde llegar al poder hacia fines de 2011. En diciembre de 2013, ejecutó a su tío, Jang Song Taek, a quien Occidente percibía como el segundo hombre fuerte del país. Kim incluso removió a funcionarios a los que antes había promovido, reemplazando al ministro de defensa y al jefe del Estado Mayor en cinco oportunidades durante sus dos primeros años en el poder.
Los observadores de Corea se encuentran debatiendo si acaso las extendidas purgas muestran a Kim con un férreo control y como destinatario de la confianza suficiente como para remover a altos funcionarios del gobierno o si, por el contrario, es un líder débil que se muestra desesperado a la hora de combatir a sus oponentes. En igual sentido, aún no queda claro qué tan estable es el régimen.
Tampoco se conoce qué sucedería si el joven líder falleciera. Tal como sucedió cuando su padre, Kim Jong Il, sufriera un ataque en 2008, no existe un plan formal de sucesión en la Constitución de Corea del Norte. Tras el ataque, Kim Jong Il dio inicio a la transferencia del poder hacia su hijo Kim Jong Un, en un proceso supervisado en forma personal por el veterano líder hasta su deceso en 2011. Hoy no existen datos que refieran que el líder de 31 años de edad haya comenzado un proceso sucesorio similar.
Desde acontecidas la ejecución de Jang y la purga de prácticamente todo funcionario senior del gobierno, no existe manera de predecir quién se haría cargo del poder, en la eventualidad de la muerte de Kim Jong Un. Aún cuando Norcorea y el mundo estuvieren mejor con el final del gobierno de Kim, existen grandes preocupaciones entre Estados Unidos y sus aliados respecto de las ramificaciones potenciales derivadas de un colapso del régimen. ¿Podría semejante escenario conducir a una guerra, a la pérdida del control de las armas nucleares de Pyongyang, o hacia un proceso de creciente hostilidad contra sus vecinos?
Actualmente, Corea del Norte ha quedado fuera del centro de atención mundial, a partir de registrada una plétora de escenarios calientes de mayor interés. Más aún, Pyongyang ha mantenido un relativamente bajo perfil desde que el incremento de las tensiones en virtud de la amenaza del régimen de ejecutar ataques nucleares contra Washington, Seúl y Tokio. Norcorea se muestra involucrada en una de sus clásicas ofensivas retóricas, con la esperanza de inducir beneficios económicos o de morigerar el régimen de sanciones contra el país.
Pero, tras bambalinas, el régimen continúa realizando progresos en sus programas de armamento nuclear y en el espectro de misiles para tal fin. Desde la asunción del poder por parte de Kim Jong Un, Corea del Norte ha iniciado, extendido y acelerado los esfuerzos de construcción y producción de material fisible (tanto de plutonio como de uranio); incrementó los preparativos para pruebas atómicas y en instalaciones de lanzamiento de misiles.
¿Se encuentra Norcorea al borde del colapso y del caos? Probablemente, no. Pero, dado el caudal de poder que reside en Kim, el gobierno podría ubicarse a solo un disparo o un ataque cardíaco previo a una crisis. Instancia en la que sería deseable que Washington no se muestre tan distraído con los eventos de Ucrania, Siria o Irak, olvidando poner un ojo en Pyongyang.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/10/this-is-weird-leader-of-north-korea-seems-to-have-disappeared/
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@BruceKlingner
Sobre Bruce Klingner
Es Analista Senior en Investigación para el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage. Publica periódicamente análisis y escritos sobre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y temáticas de seguridad en la región. Klingner se desempeñó veinte años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Fue jefe de la estación de la CIA en Corea en el bienio 1993-1994.