ESTADOS UNIDOS: DR. JAMES JAY CARAFANO & DR. STEVEN BUCCI

Maneras de avanzar en Irak

La situación en Irak continúa siendo de gravedad. La espiralización de la violencia, la inestabilidad política...

20 de Agosto de 2014
La situación en Irak continúa siendo de gravedad. La espiralización de la violencia, la inestabilidad política, y la crisis humanitaria provocada por el Estado Islámica (EI, antes ISIS o EIIL, Estado Islámico de Irak y Siria) podrían impactar en los intereses vitales de los Estados Unidos de América. La Administración Obama exhibe la obligación de tomar acciones, desde la responsabilidad. El congreso, por su parte, debería insistir en que el presidente estadounidense toma medidas inmediatas, adecuadas y apropiadas para salvaguardar los intereses de EE.UU.

Más aún, el presidente Barack Obama tenía razón al momento de afirmar: 'No creo que vayamos a solucionar este problema en el término de semanas. Este será un proyecto de largo plazo'. Por lo tanto, el congreso estadounidense necesita considerar el largo plazo, asegurando que los instrumentos del poder nacional sean los suficientes para detener el surgimiento de una amenaza terrorista transnacional de alcance global, e impidiendo la expansión de la guerra en el Medio Oriente, lo cual podría conducir a un conflicto más peligroso y destructivo.


Por qué deberían las acciones del EI interesar a Estados Unidos
 
Dos intereses clave de los Estados Unidos se encuentran en riesgo, como resultado de la situación de referencia. El primero es la defensa del territorio de EE.UU., así como también los activos y los individuos americanos en el exterior. Durante muchos meses, existieron metodologías para canalizar combatientes extranjeros en los conflictos de Siria e Irak. Una estimación reciente cifra estos guerrilleros en más de 10 mil, incluyendo a tres mil occidentales.

El reclutamiento de combatientes del extranjero es una táctica establecida, empleada por grupos extremistas de orden islamista. Los guerrilleros no solo engrosan filas llevando a cabo actos de terrorismo, insurgencia o campañas militares en las áreas de operación; también se convierten en instrumentos para extender la violencia terrorista -estableciendo o inspirando células insurgentes en terceros países, diseminando propaganda, y proporcionando recursos humanos para liderazgo y asesores técnicos para movimientos extremistas en otras naciones.

Conforme lo documentara la Comisión por los Ataques del 11 de Septiembre de 2001, una base de operaciones en Afganistán ofició de prerrequisito para la planificación y la ejecución de los ataques del 9/11. Aún sin la existencia de una base de operaciones Peshmergaestablecida con la escala de la de al-Qaeda en Afganistán, los islamistas han diseñado al menos 63 ataques en los Estados Unidos desde el 9/11, tres de ellos, exitosos. Un Estado terrorista en Irak, comprometido con atacar a Occidente, representaría una amenaza mucho mayor para el territorio continental estadounidense y para los intereses de EE.UU. y sus aliados en Occidente. Esta base podría contar con mayores recursos y acceso mejorado a las naciones occidentales que las que exhibió al-Qaeda previo al 9/11.

Un segundo interés de EE.UU. coincide con las consecuencias adversas potencialmente resultantes del contagio de la guerra en Irak hacia otros países, completando con la desestabilización de la región. En particular, una consecuencia de la campaña insurgente actual es el potencial que ésta comporta para propiciar un conflicto sectario de mayor amplitud, que termine involucrando a los aliados estadounidenses en Oriente Medio y provoque disrupciones a nivel mundial.

El foco del presidente estadounidense Barack Obama en intereses humanitarios en el conflicto iraquí pierde de vista el cuadro completo. La mejor manera de que EE.UU. logre mitigar el sufrimiento humano en Irak es ayudando a restablecer la paz y la estabilidad en ese país.


Por qué debería preocuparse Estados Unidos

Tres asuntos motivan una preocupación inmediata para los intereses estadounidenses.

En primer lugar, el EI ha probado ser una amenaza formidable, empleando recursos financieros, capacidades militares y guerra informativa, a criterio de consolidar su ingreso en una porción significativa de Irak. Más aún, los abusos reportados dentro del país y las amenazas contra Occidente sugieren que el EI representa una amenaza cuando menos igual de seria que la encarnada por la red al-Qaeda.

Segundo: la incapacidad de los iraquíes a la hora de establecer un gobierno central estable y responsable implica que Irak podría fragmentarse permanentemente. Es probable que la devolución de Irak determine una mayor competencia sectaria y mayor disrupción económica, creando nuevas oportunidades para la actividad extremista.

En tercer término, el colapso de los militares iraquíes en el terreno deja a este país sin una fuerza de seguridad efectiva en el combate contra el sectarismo y que pueda proporcionar seguridad pública; por tanto, imposible es para los iraquíes lidiar en soledad con la invasión del EI.


Próximos pasos

Estados Unidos debería mantener al Kurdistán involucrado en la lucha. Esta región del país constituye un polo ireemplazable contra la expansión islamista, y es -a la vez- un contribuyente clave en la reconstrucción de la economía iraquí.

Los ciudadanos iraquíes necesitan contar con un gobierno de unidad estable en Bagdad. Sin una Administración comprometida con la representación de la totalidad de los iraquíes, y sin que tal gobierno pueda restablecer la soberanía en la totalidad de su territorio, el rescate de Irak se convertirá en una tarea de cumplimiento casi imposible. La estabilidad en Irak es un prerequisito para contar con fuerzas de seguridad efectivas de nuevo en la lucha.

Recuérdese el caso de Jordania, pieza clave en la estabilidad de la región. Sería una tragedia si el conflicto en Irak se extendiese y pudiera desestabilizar este pequeño pero importante país.

Y cabe preocuparse frente a la República Islámica de Irán. Irán continúa siendo un Estado sponsor del terrorismo, con un lamentable registro en materia de derechos humanos y  una inclinación a entrometerse en los asuntos iraquíes. Luego, y a pesar de los esfuerzos internacionales, preocupaciones de importancia sobrevuelan el programa nuclear de Teherán. Estados Unidos debería trabajar con el objeto de marginar la influencia de Irán en la región y, particularmente, en Irak.


El congreso de EE.UU. puede ayudar

El congreso debería:

* Urgir al presidente Barack Obama a asistir a la población iraquí a la hora de lidiar con la amenaza del EI.
* Trabajar con el jefe de Estado americano en el establecimiento de una coalición de amigos y aliados que combatan vigorosamente los canales del terrorismo empleados para importar combatientes del extranjero en Irak.
* Rehusarse a sostener o respaldar cualquier acuerdo que no elimine las preocupaciones en relación a un programa nuclear iraní. Más aún, el congreso debería trabajar para restablecer un régimen de sanciones lo más firme posible.
* Revisar el informe recientemente publicado que elaborara el Panel de la Defensa Nacional, y resolver las limitaciones clave que pudieren identificarse en las capacidades militares y la puesta a punto de largo plazo requeridas para proteger los intereses vitales de los Estados Unidos de América en el Medio Oriente y en otras regiones del globo.

 
Antes que nada, es menester terminar con las derrotas

El primer paso a la hora de cosechar una victoria en cualquier guerra es evitar seguir perdiendo. EE.UU. debería asistir a los iraquíes en la recuperación de su país, y ayudar a cosechar un futuro que prometa paz y prosperidad, antes que violencia y opresión.

Estos pasos no resolverán en forma inmediata la crisis en Irak, pero son los pasos iniciales en el  largo y doloros tránsito de regreso a la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en la región.


* Issue brief desarrollado en conjunto entre el Dr. James J. Carafano y el Dr. Steven Bucci

Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés (issue brief), en http://dailysignal.com/2014/08/18/way-forward-iraq/

Foto de portada: guerrillero peshmerga comparte el signo de la victoria, junto a un vehículo destruído que porta la insignia (en blanco y negro) utilizada por el EI | Crédito: Newscom
 
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.