INTERNACIONALES : JORGE AZAR GOMEZ

Sobre el encuentro entre Barack Obama y José Mujica

Días atrás, el presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, frente a sugerencias de parte de la oposición...

22 de Abril de 2014
Días atrás, el presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, frente a sugerencias de parte de la oposición respecto de planteamientos que debería hacerle a su par estadounidense Barack Obama, contestaba que era muy fácil pedir grandes cosas y que lo de él con el mandatario del norte no era una 'reunión de boliche'... tan habitual en él.
 
Y sugería 'abrir las cabezas' a criterio de situar al Uruguay en el mundo exportador, de tal suerte que el país pueda ingegrarse a una corriente de negocios. No obstante, es menester que el presidente Mujica comprenda que esa corriente no podrá rastrearse jamás en el MERCOSUR: el camino adecuado consistirá en explorar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos de América y con otras naciones que garanticen al Uruguay la colocación de sus productos -a diferencia de lo que sucede en la unión sudamericana.
 
Puede estimarse que el Uruguay, en un mundo tan cambiante y tan competitivo, no puede estar limitado por el programa de un partido político, por más que ello pueda pesarle al Canciller Nicolás Almagro. De insistir éste en esa postura, quizás el bien del país debería dar espacio para su relevo; tal como se pretende desde Montevideo para aquellos que no 'abren sus cabezas'. Está en manos de José Mujica lograr que el país avance, con gente abierta ante nuevas circunstancias. Cuestión que no es responsabilidad exclusiva de un partido político ni de un programa de gobierno: el tema involucra a todos los uruguayos -sin importar dónde militen-; las ideas de éstos y su profesionalismo deben ser aceptados y respetados por la Administración de turno.
 
Hace bastante tiempo, publiqué el artículo 'En busca de los mercados perdidos', el cual vuelve a cobrar vigencia a partir de la reunión entre Obama y Mujica. En dicho artículo, quien esto escribe efectuaba un análisis de las posibilidades de exportación de la República Oriental del Uruguay hacia mercados distintos del MERCOSUR, así como a bloques o mercados no tradicionales, como podían ser Naciones Unidas. En este caso, a los efectos de abastecer sus campos de refugiados y las fuerzas de mantenimiento de paz instaladas en diversos puntos del globo, como también supe sugerir se proponga al gobierno estadounidense la venta de productos uruguayos (raciones, agua, frazadas, etcétera) para sus tropas instaladas en Afganistán y en otras regiones. Aquellos que disponemos de un conocimiento profundo de la ONU y su funcionamiento, así como también la necesidad de construir un lobby permanente en EE.UU., conocemos de primera mano que estos dos poderosos mercados se pueden abrir. Siempre y cuando se den los pasos acertados, claro está. Mujica debería plantear ante Barack Obama estas dos alternativas -ello nos permitiría agregar mayor valor agregado a nuestros productos exportables, logrando un mejor aprovechamiento de mano de obra uruguaya.
 
La República Oriental del Uruguay se exhibe hoy ausente del mercado internacional. En tal sentido, cabe hacerse dos preguntas: ¿es nuestro país competitivo? ¿Disponemos de una estructura para la comercialización de productos en el exterior, en conformidad con nuestras necesidades inmediatas?
 
Al Uruguay aún le falta mucho para lograr un aceptable nivel de competitividad; pero la estructura en el exterior ya existe: se trata de las sedes diplomáticas del país y de los funcionarios que en ellas se desempeñan. Y Montevideo no ha sabido explotar estos recursos; o bien hubo miedo a la innovación, o bien no se planteó sistema de incentivo alguno para la diplomacia. En efecto, lo que debería hacerse es considerar a nuestras embajadas y consulados en el mundo como verdaderos centros de promoción y comercialización de nuestros productos, incentivando a la totalidad de los funcionarios del servicio exterior (bajo metodología a establecerse) con una participación sobre el resultado de las ventas que cada embajada concrete. Lógicamente, el sistema de referencia deberá concretarse en base a la formación, al incentivo para los mejores y a la sanción para quienes incumplan.
 
No es posible construir sobre la debilidad. Al dejarlo todo liberado a las reglas del mercado, el Estado estuvo ausente en la definición de una política de comercio exterior. Ante las dificultades de la actualidad, la atención recae sobre la falta de previsión del Estado de cara al surgimiento de diferentes problemas. La imagen comercial de nuestro país en el exterior es pobre; el marketing nacional, inexistente. 
 
 
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