INTERNACIONALES | OPINION: VICTOR PAVON

Democracias enfermas, debido a la tiranía de las mayorías

Luego de escuchar en estos días a los dirigentes oficialistas de la Argentina defendiendo con arrogancia sus ideas y propuestas...

12 de Febrero de 2014
Luego de escuchar en estos días a los dirigentes oficialistas de la Argentina defendiendo con arrogancia sus ideas y propuestas, solo cabe la desazón por tanto desconocimiento frente al tratamiento que otorgan al proceso económico y social.
 
Muchos liberales o libertarios, tal como hoy se los reconoce, creyeron que la caída del muro socialista de Berlín se vería acompañada de una época diferente. Lo de la ex Unión Soviética es imposible que se repita, decían algunos con seguridad. Y fue un error. La fuerza de las ideas se encuentra allí. Dormidas para despertar en los lugares y épocas que les convenga, sin interesar si fracasaron en el pasado. Esas ideas solo esperan su mejor caldo de cultivo, como las mentiras de los políticos que proclaman ante sus pueblos que les sacarán de la pobreza y les darán empleos sin tener necesidad de trabajar.
 
Lo que hoy pasa en la Argentina es un ejemplo del avance de las ideas colectivistas. País prodigo por su naturaleza, su gente está siendo hostigada por ideas que llamamos básicamente estatistas, para no tener que decir socialistas o directamente comunistas. De esta manera, se ha puesto en marcha lo que Alexis de Tocqueville en su Democracia en América (1835) advertía con meridiana claridad acerca de la tiranía de la mayoría.
 
Es esta tiranía el problema de nuestro tiempo. Sea la Argentina, mi país —Paraguay—, los Estados Unidios de América u otros, las democracias se han degenerado para hacer valer únicamente el principio del número, la sobrevaloración de quien tiene más votos, sin interesar el medio para conseguirlo, ya sea comprando, regalando dádivas o consiguiendo el nombramiento en el sector público sin concurso ni mérito alguno.
 
Si a ese respecto existe una tarea a la que debemos acometer cuanto antes es aquella referida a cómo salvar la libertad en los tiempos de democracia. Esta forma de hacer democracia nos ha hecho creer que el grupo o la sociedad misma están por encima del individuo, lo que de suyo representa un grave error, y cuyas consecuencias padecemos hoy.
 
La "soberanía del pueblo" que en su momento desplazó a las monarquías no puede convertirse en un atajo para destruir lo más preciado de la civilización, el ansia constante de cada quien de buscar su propia felicidad en un entorno social de cooperación libre. Hoy, se han vuelto sombríos los rasgos de esta sociedad democrática: está enfermándose, y solo se podrán curar sus síntomas con las mismas herramientas que la misma democracia contiene: gobierno limitado, división de los poderes, descentralización y una educación que promueva los valores morales de la libertad, la propiedad, la cooperación voluntaria, el respeto y la tolerancia.
 
Si así no fuera, la arbitrariedad y las contradicciones en la que va cayendo la democracia irán avanzando hasta que algunos se hagan del control total de la economía. Esto sólo puede terminar tal como la historia lo prueba en la búsqueda de un líder aglutinante, buen orador y vendedor de esperanzas que vendrá a poner orden para sacar por medio de la coerción de los impuestos y con las expropiaciones de bienes al que tiene más para darle al que no tiene, propiciar el odio y el resentimiento contra la empresa y la riqueza, poner en entredicho la justicia para hacerla "social" o, lo que es lo mismo, el advenimiento de una nueva clase de dictador igualmente de peligroso como los conocidos en el pasado, conforme ya está empezando a suceder.
 
 
Sobre Víctor Pavón

Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros "Gobierno, Justicia y Libremercado" y "Cartas sobre el Liberalismo". Publica periódicamente en el Diario ABC Color, de Asunción.