ESTADOS UNIDOS: DR. EDWIN J. FEULNER

Develando las debilidades económicas de Estados Unidos

Durante generaciones, personas de todo el mundo que anhelan libertad han puesto sus ojos en Estados Unidos. En este país, todo ciudadano puede expresar su opinión...

03 de Febrero de 2014
Durante generaciones, personas de todo el mundo que anhelan libertad han puesto sus ojos en Estados Unidos. En este país, todo ciudadano puede expresar su opinión, dedicarse a su pasión y ejercer las otras libertades otorgadas por Dios que, injustamente, se niegan en muchas regiones del globo.
 
No obstante, ello no implica que estemos libres de reproches en todos los aspectos de la libertad. Considérese el ejemplo de la libertad económica, que continúa deteriorándose un poco más cada año.
 
No me baso para decir esto en habladurías o en el informe sobre empleo más reciente. Cada año, la Fundación Heritage y el periódico The Wall Street Journal publican una detallada guía normativa, país a país, conocida como Indice de Libertad Económica. En el caso de Estados Unidos, las noticias han ido empeorando a lo largo de los años con cada edición del informe.
 
En la edición 2013 del Indice, Estados Unidos logró aferrarse a su décimo puesto final del año anterior, a pesar del declive general de su puntaje.
 
De acuerdo a la edición 2014 (el vigésimo aniversario del Indice), EE.UU. ocupa ahora el 12º puesto entre las naciones con mayor libertad económica del mundo. Incluso entre las economías de América del Norte, tenemos poco de lo que presumir: Canadá -sexto en el ránking, uno de los muchos que mejoró el año pasado- nos lleva una cómoda ventaja.
 
Hasta una fecha tan reciente como 2008, Estados Unidos ocupaba el séptimo puesto a nivel mundial, tenía un puntaje de 81 (en una escala de 0 a 100, siendo 100 el máximo puntaje de libertad) y estaba considerada como una economía "libre" (un puntaje de al menos 80). Al día de la fecha, tiene un puntaje de 75.5 y se considera como "mayormente libre", el segundo nivel de libertad económica del trabajo.
 
Antes de explicar por qué, examinemos cómo deciden los puntajes los autores del Índice. Se evalúa cada país en cuatro amplias áreas de libertad económica:
 
1) Estado de Derecho: ¿se resguardan los derechos de propiedad a través de un sistema judicial honesto y eficaz? ¿Cuán extendidos están la corrupción, el soborno y/o la extorsión?
2) Gobierno limitado: los impuestos, ¿son bajos o altos? ¿Se mantiene bajo control el gasto público, o se muestra en crecimiento y sin freno?
3) Eficacia reguladora: ¿son capaces las empresas de operar sin unas regulaciones gravosas y redundantes? Las personas, ¿pueden trabajar dónde y cuanto quieran? ¿Se controla a la inflación? ¿Son estables los precios?
4) Apertura de los mercados: ¿está permitido comerciar libremente? ¿Existen aranceles, cuotas u otras restricciones? ¿Pueden las personas invertir su dinero dónde y como lo consideren oportuno? ¿Existe un entorno bancario abierto que fomente la competitividad?
 
En la mayoría de estos aspectos, Estados Unidos obtiene unos resultados muy positivos. No se finaliza el 12º de 178 países, si no se cuenta con un elevado grado de libertad económica. Los derechos de propiedad están garantizados (aunque descendieron cinco puntos el año pasado). Nuestro sistema judicial es independiente. El tipo arancelario promedio es admirablemente bajo (1.3%). Los procedimientos burocráticos para abrir una empresa son relativamente eficaces. Y el mercado laboral es flexible.
 
Y sin embargo, Estados Unidos se está quedando atrás. "El sustancial aumento del alcance y el tamaño del gobierno, que incluye nuevas y costosas regulaciones en ámbitos como las finanzas y los servicios médicos, ha contribuido de manera significativa a la erosión de la libertad económica de Estados Unidos", comentan los autores del Indice.
 
Para abrir una empresa, hacen falta de promedio cinco días, pero el costo de los cuatro requisitos impuestos por las regulaciones ha aumentado en más de $60,000 millones desde 2009. De hecho, se han impuesto más de 130 nuevas regulaciones. Y las subvenciones públicas van en aumento.
 
Pero las noticias no son mejores en lo que respecta a los impuestos. El tipo máximo sobre sociedades permanece en el 35% y el tipo impositivo máximo sobre los ingresos personales es del 39.6%. La carga tributaria general ha aumentado hasta el 25.1% del total de ingresos nacionales, lo que significa que el gobierno confisca $1 de cada 4$ que se ganan.
 
El gasto público total es otro punto débil de EE.UU. Supone más del 40% del producto interior bruto, es decir, lo que producimos cada año. Se trata, por tanto, de una cifra demasiado elevada.
 
"Estados Unidos es el único país que ha registrado una pérdida de libertad económica en cada uno de los siete últimos años", comentan los autores.

¿Presionaremos a nuestros responsables electos para que tomen medidas firmes y serias para revertir esta tendencia? ¿O el año que viene será el octavo consecutivo?
 
 
Sobre Edwin J. Feulner

Creador y Presidente de la Fundación Heritage, desde 1977 hasta 2013, habiendo contribuído al reconocimiento nacional e internacional del organismo. En 2013, fue sucedido en el cargo por el ex senador estadounidense Jim DeMint. Más información sobre Ed Feulner -en inglés- en http://www.heritage.org/about/staff/f/edwin-feulner