Hijos de Belial

"Apóstol San Pablo: -¿Qué consorcio existe entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunidad entre la luz y las tinieblas? ¿Qué concordia entre Cristo y Belial?" (2 Corintios, Cap. 6, versículos 14-15)

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El Doctor en Historia y Antropólogo Simon Pieters elabora, en su trabajo 'Diabolus: las Mil Caras del Diablo a lo Largo de la Historia' (Minotauro, 2006), sobre la compleja etimología del concepto Belial, aunque los eruditos de la demonología lograron rastrear su uso en textos jasídicos que, de manera recurrente, invitan a la referencia literal de "hombre sin valor". A la postre, el Talmud convertiría al concepto en sinónimo de sodomita, en tanto que el Antiguo Testamento y, particularmente, los libros de Qumrán, terminaron por obsequiarle mayor entidad, empleándolo para referirse directamente al "Príncipe del Mal".

Por caso, los rollos del Mar Muerto (hallados en las cuevas de Qumrán -Judea) presentan textualmente los principales atributos de Belial, etiquetado como El Impío, Angel de la Perdición y Espíritu de Destrucción. Ha sido también, Belial, proclamado santo patrono de Sodoma, otrora centro neural de culto a su figura. De modo complementario, las tradiciones nigromantes le atribuyen a este peculiar demonio el hábito de seducir a adolescentes de sexo masculino a quienes, luego de pervertirlos, los protege. Necesariamente, Belial es un difamador y mentiroso a ultranza.

Tampoco sobra la poesía en estas caracterizaciones, y así puede leerse en Paradise Lost ("Paraíso Perdido"), de John Milton: Belial es "el vicio para sí mismo", que arribó para "llenar de lujuria y violencia la Casa de Dios". "En cortes y palacios, él también reina; y en las ciudades de lujo, donde el ruido ['Noyse', dice, en inglés antiguo] asciende por encima de las torres más elevadas (...)". 

Este precalentamiento -que bordea el métier de expertos demonólogos- podría servir perfectamente para concatenar una miríada de esbozos desde los cuales observar a consciencia a la dirigencia argentina de la actualidad. Cuya variable comportamental y modus operandi -conforme los hechos así lo han designan cabalmente- se alejan sin remedio de cualquier acercamiento al término "bien común".

Así, por ejemplo, puede atenderse a las actuaciones del Gobernador de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli. Encaramado en un recalcitrante Kumbayá de "Fe y Esperanza", Scioli no solo reniega de su obvia responsabilidad en los desbarajustes socioeconómicos de su provincia, la expoliación confiscatoria ejecutada por ARBA, la explosión del tráfico de drogas y las muertes violentas en ocasión de homicidios que el territorio bonaerense registra. El cónyuge de Karina Rabolini, tomando prestado el modelo comunicacional de Balcarce 50, ha hecho del ocultamiento de estadísticas y del silencio ante las catástrofes un inmoral soliloquio. Comienza a destacar en su conducta una degeneración igualmente heredada de sus jefes: la estrategia del intercambio de incentivos financieros para medios periodísticos por opinión favorable. En las últimas horas, Scioli se vio involucrado en un conato de presiones poco elegantes contra el medio under Diario Veloz (dirigido por Samuel 'Chiche' Gelblung). El objetivo: retirar del sitio web de la citada publicación un material preparado por el periodista Jorge Boimvaser (reproducido luego espontáneamente en Seprin, en http://1seprin.com/2014/01/20/juan-suris-el-lobby-politico-de-influyentes-que-intenta-hacerlo-zafar-de-la-justicia/), que refería a las relaciones del traficante ahora detenido Juan Suris con miembros del Gabinete del gobierno provincial. Allegados a Dardo Rocha comentaron que el Gobernador se mostró exaltado como nunca frente al conocimiento del artículo: es que, de trascender más detalles, su candidatura podría licuarse en cuestión de minutos. Peor todavía: apersonado en el juzgado Número 1 de la ciudad de Bahía Blanca, Suris advirtió -literalmente- que no veía inconvenientes en terminar sus días en prisión, pero que debían caer "todos los protagonistas" del entuerto. Esto es, ni bien el propio sospechoso preste declaración. Entretanto, ya se cuentan por montones los personajes en poder de copias de las escuchas telefónicas de rigor que se aprestan a comerciar los contenidos al mejor postor; lo cual podría conducir a que el prístino Shangri-La del sciolismo se estrelle contra las revelaciones de un esquema monumental a base de funcionarios contaminados con el tráfico de efedrina, y cobijados por AFIP y por inescrupulosos policías de pueblo. Todo un paradigma concluyente sobre el Estado como asociación ilícita agravada, que atenúa sus peores vicios desde los jingles mesiánicos canturreados por su referente primigenio: Daniel Scioli, un legitimado Príncipe del Engaño.

Esta equidistancia con el timo puede extenderse sin problemas a Mauricio Macri, Jefe de Gobierno porteño. Otrora autoproclamado opositor a la Casa Rosada, Macri condimenta hoy su agenda con la demolición programada de sus propios contribuyentes (nadie ha computado el modo cómo las finanzas del municipio se han beneficiado del implacable aumento de impuestos a la compra de automotores ideado por la Administración Kirchner), el abandono definitivo del espacio público, la escalada del capitalismo de inciertos amigos (Cristóbal López), y una implacable connivencia con el cristinismo en la obra pública (Nicolás Caputo) y otros innumerables aspectos. Más falsificación; más embuste. La orgía impositiva que el intendente de la Ciudad ha bosquejado para 2014 haría palidecer a más de uno. Uno de sus componentes consistirá en un feroz revalúo inmobiliario.

A la postre, el alcalde de Tigre, Sergio Tomás Massa, no podría estar ausente de la ecuación: los portavoces de su "nueva política" provienen directamente de los escalafones más éticamente devaluados del kirchnerismo (Alberto Fernández, Darío Giustozzi, Juan José Alvarez (alias 'Javier Alzaga'), Felipe Solá, Alberto Iribarne, Ignacio de Mendiguren, Joaquín De la Torre). Ironías: en un acto llevado a cabo en la Ciudad Autónoma, Massa convocó hace poco a trabajar por una "alternativa política que rompa con la idea de que la política se construye sobre la de base de sectas". Pero, ¿es factible proponer fórmulas de salvación a partir de un esfuerzo colaborativo entre causantes y promotores de una debacle anterior?

A fuerza de cautivantes cantos de sirena y un denodado empeño de mercadotecnia, los herederos del trono también necesitan de una tropa radicalizada: jóvenes sciolistas y macristas, por ejemplo, no exhiben mayores diferencias con el elemento de La Cámpora en la práctica. Los espacios juveniles de los pretendidos candidatos pujan por su propio derecho a defraudar al Estado, y a oficiar de parásitos de éste. Y, al final del día, acaso más de uno confiese que sus jefes son "menos peores" que el subsistema cristinista en retirada. Autómatas y zombies, para engrosar el público objetivo y las falanges del falso profeta de oportunidad.

Pieters -cuyo trabajo se citara renglones arriba- recuerda que la expresión 'Hijo de Belial' es, en suma, fuertemente peyorativa. Y completa: "A juicio de algunos historiadores de la religión, el nombre propio Belial es el de un dios extranjero enemigo del pueblo (...)". Cita en otro capítulo de su trabajo algunos de los modos desde los cuales interponer un maleficio -sobre conceptos del teólogo dominico Johannes Nider (1380-1438), y su desarrollo Formicarius ('El Hormiguero'): "Infundiendo odio hacia otra persona; Provocando enfermedad en la víctima; Produciendo la muerte de la víctima; Enloqueciendo a la víctima; Dañando de una forma u otra al individuo o a su patrimonio".

Hacia estos objetivos pareciera orientarse -por momentos- el evangelio de nuestra sacrosanta dirigencia política. Casi fotocopiando las últimas líneas del Liber Legis del satanista inglés Aleister Crowley: "¡Sé fuerte, hombre! Desea y goza del todo los sentidos, el éxtasis: no temas que ningún Dios te rechace por esto. Cada hombre, cada mujer, es una estrella si encuentra su propio y auténtico deseo; de otro modo, es un esclavo, y los esclavos deberán servir. ¡Excluye la misericordia! ¡Condenados aquellos que tienen compasión! Mata y tortura: ¡no perdones a nadie!".
 

Foto de portada: Belial, presentando sus credenciales al Rey Salomón. 'Das Buch Belial', de Jacobo de Teramo. Impreso en Augsburg, en 1473.