INTERNACIONALES: DR. JAMES JAY CARAFANO

'Contener' a China no es la estrategia ideal. Entonces, ¿cuál sería?

En 1962, los Beatles audicionaron para Decca Records. El Papa Juan XXIII excomulgó a Fidel Castro. Y China invadió a la India. Más de dos mil perecieron en un duro combate...

23 de Diciembre de 2013
En 1962, los Beatles audicionaron para Decca Records. El Papa Juan XXIII excomulgó a Fidel Castro. Y China invadió a la India. Más de dos mil perecieron en un duro combate sobre terreno montañoso.
 
En su autodeclarado rol de potencia "no alineada", la República de la India jamás imaginó ser atacada por un protagonista de la Guerra Fría. Sin preparación, Nueva Delhi envió tropas terrestres hacia el conflicto, pero dudó en desplegar su fuerza aérea por temor a "escalar" el choque. El primer ministro indio se dirigió a Estados Unidos para obtener ayuda militar pero, dado que ambas naciones habían estado evitándose mutuamente, Washington no se hallaba listo para responder al pedido. Por suerte para Nueva Delhi, el humillante incidente terminó en un cese del fuego.
 
La lección que puede aprenderse de la guerra sino-india de 1962 es que los países no deberían esperar que los eventos se salgan de control antes de poder responder. En lugar de ello, potencias que comparten el mismo ideario deberían trabajar proactivamente para mantener la paz.
 
La lección fue oportuna, conforme Pekín y Nueva Delhi se encuentran, otra vez, ante las probabilidades. Un reciente estudio de opinión halló que China supera hoy a Paquistán en el ránking de desconfianza, según el punto de vista de los ciudadanos indios. Otras naciones de Asia comparten la preocupación india. Corea del Sur, Japón, Taiwan, las Filipinas y Australia han izado banderas de alerta frente al reciente comportamiento de los chinos: éstos últimos reescriben las "normas internacionales"; presionan por reclamos territoriales de formulación irracional; actúan de manera perjudicial en el ciberespacio, y más.
 
Esto presenta una tremenda oportunidad para el desarrollo de un enfoque colaborativo, a la hora de mantener la paz. Todos los países citados -y los Estados Unidos- han compartido desde hace tiempo un amplio interés común de cara a temáticas de económicas, políticas y de seguridad. Ahora, comparten una preocupación común: la República Popular China. En lo que a las relaciones internacionales respecta, la combinación de valores y preocupaciones comunes preparan el terreno para una "hermosa amistad".
 
Una coalición de democracias es, por lo tanto, más que inevitable. Pero, ¿cuál sería la misión de esa coalición?
 
Lo que no puede hacerse es implementar una estrategia de "contención" frente a China. Intentar contener a una potencia de importancia carece de sentido. Estados Unidos, por ejemplo, jamás "contuvo" a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En rigor, la estrategia estadounidense de cara a la Guerra Fría se cimentó en superar a los soviéticos y en proteger a los aliados.
 
Entonces, ¿cuál sería la estrategia adecuada? Cada miembro de esa coalición deberá tener una serie diferente de temas a tratar con Pekín; de tal suerte que es importante que cada uno se comprometa a respaldar las causas sobre seguridad, economía, política y derechos humanos del resto de los miembros ante cualquier cruce con China. De otro modo, Pekín se verá capacitada para presionar en una dirección sin sentir presión desde cualquier otra -una táctica que tiene éxito al momento de dividir alianzas. En lugar de ello, China debería descubrir que el sendero de menor resistencia requiere cooperación, un comportamiento razonable, y reformas que promuevan la libertad económica.
 
¿Cómo deberían, pues, estas naciones constituir una versión en el Pacífico del vecindario de Mr. Rogers?
 
Esta asociación deberá constituírse bilateralmente, de nación a nación. No se tratará de un asunto en el que Washington oficie siempre de intermediario.
 
Y esa cooperación deberá extenderse más allá de la cuestión de la seguridad y los derechos territoriales. Mientras que la defensa será la discusión primaria, los socios también deberán encarar temáticas relacionadas con la economía y los derechos humanos; presionando, cuando menos, por mayor transparencia de parte de Pekín en lo que hace a estas cuestiones.
 
Este podría ser el momento ideal para nuevas asociaciones en Asia. Tanto el gobierno australiano como el japonés se han mostrado pro-estadounidenses, y las acciones de EE.UU. en las Filipinas jamás se han visto tan sólidas como ahora. Si las elecciones del próximo año en la India dan como resultado un gobierno liderado por la BJP, es probable que tal Administración se muestre abierta ante ideas más atrevidas en política exterior. Mientras tanto, la Administración Obama se muestra, cuanto menos, comprometida a "reenfocarse" ("pivotear", dijo el presidente norteamericano) hacia Asia.
 
Esta amistad emergente entre naciones con objetivos comunes podría redundar en un esfuerzo ganador para todos en Asia, sin dejar de tener en cuenta a China. Una coalición de democracias comprometidas con la paz, la prosperidad y el florecimiento de la libertad podría generar una marea que empuje a todos los países en el Sur del Mar de China.


* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés: http://blog.heritage.org/2013/12/22/coalition-democracices-key-getting-china-behave/
 
Foto de portada: Yao Dawei/ZUMA Press/Newscom. Artículo publicado originalmente en el periódico estadounidense Washington Examiner.
 
 
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.