INTERNACIONALES: GERMAN GORRAIZ LOPEZ

Vladimir Putin y la Nueva Guerra Fría

El caprichoso y cíclico devenir de la Historia podría hacer que dos presidentes de Rusia separados en el tiempo por cerca de cincuenta años...

16 de Octubre de 2013
El caprichoso y cíclico devenir de la Historia podría hacer que dos presidentes de Rusia separados en el tiempo por cerca de cincuenta años, quedaran hermanados por la recesión económica y el posible regreso a escenarios ya olvidados de Guerra Fría. Así, Putin habría jugado con maestría sus bazas en el affaire Snowden y, tras concederle el asilo temporal, apareció ante los ojos del mundo como adalid de la defensa de los Derechos Humanos (diluyendo de paso su imagen de represor en el conflicto checheno) siendo, no obstante, consciente de la nueva dinámica acción-reacción en la que verán envueltas las relaciones ruso-estadounidenses a partir de este momento. En este contexto, habría que incluir la suspensión sine die de la cumbre bilateral Obama-Putin, el cruce de reproches mediático Putin-McCain y el rumor de que el Congreso de Estados Unidos procederá a revisar la decisión de renunciar a la fase final del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM) como parte de las  estrategias propias de la Guerra Fría (acción-reacción).
 
Putin y Jruschov quedarían, pues, hermanados, y pasarían a la Historia como dos iconoclastas que habrían acabado con las herencias del purgador Stalin (histórico discurso de Jruschov en 1956 en el XX Congreso del PCUS denunciando los crímenes y errores de la época de Stalin, el culto a la personalidad y el dogmatismo ideológico) y del cirrótico Yeltsin (demoledora defección de Yeltsin por parte de Putin, acusándole de desmembrar la extinta URSS), y como creadores de nuevos idearios que incluirían la posibilidad de revoluciones por vías pacíficas (desestalinización) y del pragmatismo y el acercamiento a Occidente (oficialismo), aunadas con el objetivo inequívoco de equipararse a Estados Unidos como superpotencia mundial, hija de los ideales expansionistas de Pedro el Grande.
 
Posteriormente, silenciando las voces y medios de comunicación disidentes mediante el miedo escénico, la asfixia económica, la incoación de arbitrarios expedientes por delitos fiscales y las vías expeditivas, Putin habría conseguido la desaparición de la oposición propia de los países democráticas y la instauración del oficialismo: doctrina política que conjuga las ideas expansionistas del nacionalismo ruso, las bendiciones de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa, los impagables servicios del FSB (sucesor del KGB), la exhuberante liquidez monetaria conseguida por las empresas energéticas (GAZPROM) y parte del ideario jruschoviano simbolizado en un poder personalista autocrático, al asumir las riendas del Gobierno, la Jefatura del Estado y la Presidencia del Partido tras la previsible defenestración de Andrei Medvédev.

 
Mantenimiento del Pragamatismo económico 

Aprovechando la exuberante liquidez proporcionada por los ingresos del petróleo, asistiremos a la modernización de infraestructuras de transporte y energéticas y al desarrollo de nuevas tecnologías (aeroespacial; robótica; biomedicina; biocombustibles y nan-tecnología para lo que dedicará un 8% del Presupuesto anual para I+D), sumado ello a una posible ofensiva para cambiar de patrón monetario mundial  así como una reforma monetaria doméstica (medidas calcadas del economismo jruschoviano).
 
Con respecto a la UE, Putin procederá a la ratificación de la Política de Buena Vecindad mediante la firma de acuerdos preferenciales con Francia y Alemania para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, debido a la dependencia energética europea (21% de las importaciones de petróleo y 40% de gas proceden de Rusia), y a que el 40% del comercio exterior ruso se realiza con la UE, frente a un exiguo 5% con Estados Unidos, aplicando, asimismo, una política de diversificación de las ventas energéticas. 
 
Así, según la agencia Reuters, Rusia y China habrían sellado un estratosférico contrato petrolero que se convierte en uno de los mayores de la historia de la industria energética por el que la empresa rusa Rosneft, (la mayor petrolera del país), suministrará petróleo al gigante asiático durante 25 años por valor de US$ 270 mil millones, con la que se sentarían las bases económicas de la futura Unión Euro-Asiática como alternativa económica y militar al proyecto de Barack Obama de crear una Asociación Transpacífico (Transpacific Partnership, en inglés), pieza central estadounidense en su política de reafirmación del poder económico y militar en la región del Pacífico.
 
Sin embargo, el Talón de Aquiles de Vladimirovich Putin seguirá siendo la economía, pues la economía rusa adolece de una excesiva dependencia de las exportaciones de gas y petróleo (el 70 % de los ingresos provienen de estas vías), la devaluación del rublo (un 30% desde que comenzara la crisis) , el recorte de los Superávits (un 14,7 % menos en el primer trimestre de 2013), y la obsoleta planificación estatal vigente desde Jruschov.
 
Así, el complejo militar, los proyectos espaciales y las subvenciones a la agricultura siguen acaparando la mayoría del presupuesto ruso, condenando a la inanición financiera a la industria ligera y la producción de alimentos, lo que aunado con inusuales sequías como la del 2010, podrían obligar a Putin a recurrir a masivas importaciones de grano para evitar el desabastecimiento de productos de consumo básico lo que haría escalar la inflación hasta niveles estratosféricos, no siendo descartable un serio desabastecimiento de productos básicos.
 
Sirve recordar que Rusia es uno de los graneros mundiales con el 8% de la producción mundial de trigo aunque, en 2010, Putin sufrió su annus horribilis cuando debió hacer frente a la sequía sin precedentes que afectó a la parte occidental de Rusia y que provocó que el 20% de sus 10 millones de hectáreas de sus tierras cultivables quedaran arruinadas, con una cosecha de trigo de 60 millones de toneladas en vez de la media anual de 90 millones, y el posterior embargo de las exportaciones de trigo previstas para el 2010 (en el 2009, exportó 21,4 millones de toneladas). Sin embargo, dado el carácter impulsivo de Putin así como su tendencia al  poder autocrático, podría adoptar medidas económicas que nacerán frustradas, reeditando el exótico programa de Jruschov de plantar maíz, cuyo estrepitoso fracaso lastró el prestigio del 'maicero' Jruschov. 
 
Por su parte, la agencia internacional de calificación de riesgos Standard & Poor's señaló que “el actual modelo económico ruso se ha agotado, funciona al límite de sus capacidades y debe ser reformado con urgencia”. Así, según el Ministro de Economía ruso Alexéi Uliukáyev, la economía rusa podría acabar el 2013 con un exiguo crecimiento del PIB cercano al 1,5%, no siendo descartable la entrada en recesión en el 2014 así como un incremento del desempleo hasta el 7% y según lo anunciado por el Jefe de Gobierno Medvédev en un artículo publicado en el diario económico Védomosti, asistiremos a una severa merma de las prestaciones sociales para el 2014, así como la implementación de un nuevo modelo económico que implicará una drástica reducción del sector público tras el recorte del 5% en los presupuestos del 2013. 
 
Todo ello conllevará la agudización de la fractura social al quedar amplias capas de la población obligadas a vivir en umbrales de pobreza y depender de los subsidios sociales ( 30% de la población), debiendo destinar amplias partidas de las reservas para subsanar el rampante déficit del plan de pensiones y acelerar la anunciada reducción de la burocracia, quedando así diluidos los efectos benéficos de sus objetivos de impulsar la Vivienda y Sanidad Públicas, reducción de impuestos y el cambio de tendencia demográfica que adolece de un crecimiento negativo desde 1991 de -12 millones de habitantes. En consecuencia, podrían reeditarse los disturbios y protestas sucedidas con Jruschov debido a la carestía de la vida (represión del levantamiento de obreros de Novocherkaask, 1962), que conllevarían la defenestración del jefe de gobierno Medvédev, tras ser acusado por Putin “de ineptitud manifiesta y negligencia peligrosa”, sufriendo, de paso, la sui generis democracia rusa un severo recorte de libertades tras asumir Putin un poder cuasi omnímodo.

 
Continuación de la carrera espacial y Renovación de las Fuerzas Armadas
 
La carrera espacial tuvo su inicio en el 2000 con el objetivo del control militar del espacio y la obtención del Helio 3, elemento presente en ingentes cantidades en la Luna y del que -según se afirma- podría finiquitar el uso de combustibles sólidos y representar el inicio de la era de los combustibles galácticos, conforme es considerado como combustible ideal e inocuo para las centrales termonucleares de nueva generación (ITER, Reactor Experimental de Fusión Nuclear) y se estima que 1 Tm de Helio 3 equivaldría, por ejemplo, al consumo energético anual de Estados Unidos.
 
Así, Putin no quiere quedarse atrás en la nueva carrera espacial, por lo que tras el incremento por parte de los norteamericanos del presupuesto de la NASA , anunció que invertirá 52 millones en la carrera, con el objetivo de lanzar el primer vuelo tripulado desde la nueva plataforma de lanzamiento de Vostochny (cerca de la costa rusa del Pacífico) en el horizonte del 2018, establecer una estación permanente en la Luna en el 2020 y alcanzar Marte en el 2025. 
 
Además, tras abandonar la NASA en el 2010 la responsabilidad de los vuelos a la ISS en manos de Rusia, las míticas cápsulas espaciales Soyuz (que, en la época de Jruschov, fueron la joya de la corona de la URSS en su carrera espacial versus Norteamérica), serán sustituidas en el 2015 por las Kliper (minitransbordador espacial con capacidad para seis personas), ambiciosa iniciativa de la Corporación RKK que permitirá a Rusia dar un gran salto tecnológico en el desarrollo de naves orbitales y reeditar la época de Jruschov. En esa instancia histórica, se dio inicio a la carrera espacial durante la Guerra Fría con el vuelo del cosmonauta Yuri Gagarin (1961).
 
Por otra parte, desde el principio de su primer mandato Presidencial en el 2000, Putin procedió a la renovación de sus obsoletos arsenales armamentísticos, para lo que cuenta con una dotación presupuestaria anual del 20% del PIB, aprovechando los sucesivos superavits conseguidos gracias a los espectaculares aumentos del precio del crudo que pasaron de 10 $ en 1.998 a los más de 100 $ del 2008). Así, según el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres (IISS), Rusia destinó US$ 45.300 millones para la defensa en 2012, que comprende el contrato entre el Mindef y la empresa Astilleros Unidos Sevmarch, para la construcción de siete submarinos nucleares de cuarta generación Borei y Yasen (destinados a portar los novísimos cohetes balísticos intercontinentales de ojivas nucleares múltiples Bulavá y que serán la espina dorsal de la estrategia nuclear rusa para la próxima década). Además, está previsto que, durante 2013, la cifra alcance un monto total de US$ 48.650 millones, destacando el nuevo caza de quinta generación Sukhoi T-50 (operativo en el 2015), el nuevo misil balístico intercontinental de 100 Tm y el nuevo sistema de misiles antiaéreo Vitiaz (la nueva generación del S-300, lo más avanzado en tecnología de intercepción de aeronaves), rememorando la doctrina Jruschov de equipararse a Estados Unidos como superpotencia mundial. 

 
Instauración de la política de la "Coexistencia Pacífica" de Jruschov
 
Tras los desacuerdos surgidos entre estadounidenses y rusos por la declaración unilateral de independencia de Kosovo, Agfasia y Osetia del Sur, Barack Obama habría aparcado el proyecto del Escudo de Misiles Antibalísticos (NDM), sustituyéndolo por "un nuevo sistema de defensa antimisil móvil" con la intención de convertir a Rusia en colaborador necesario en la salvaguarda de la paz y estabilidad mundiales.
 
Sin embargo, en septiembre de 2009 el presidente Barack Obama (presionado por el establishment o "poder en la sombra" de Estados Unidos), aprobaba la implementación del nuevo sistema europeo de defensa antimisiles (European Phased Adaptative Approach [EPAA] que, en realidad, se trata de un escudo antimisil global en el que los vectores interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común, a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento óptico-electrónico). 
 
En un principio, Rusia y la OTAN acordaron cooperar en la creación del escudo antimisiles para Europa en noviembre de 2010 en la Cumbre Bilateral de Lisboa pues, para Moscú, era vital que la OTAN ofreciera garantías reales de que ese sistema no apuntaría a Rusia y disponer de un documento jurídicamente vinculante al respecto, pero la Administración Obama siguiendo la inercia mimética de la Administración Bush de ningunear a Rusia; ha rehusado hasta el momento ofrecer dichas garantías por escrito. Caso de que Estados Unidos decida finalmente completar la cuarta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), asistiríamos a la instalación en Kaliningrado del nuevo misil balístico intercontinental de 100 Tm (el "asesino del escudo antimisiles de EE. UU.", en palabras del viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin). Con ello, y basándonos en las palabras del politólogo Vladímir Abrámov, "la provincia de Kaliningrado volverá a desempeñar el papel de pistola en la sien de Europa como hace dos décadas"
 
Por otra parte, la renovación automática por parte de EE. UU. por un año más del embargo comercial a Cuba (edulcorada con medidas cosméticas como la relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la isla, así como el posible inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de inmigración), podría suponer para la isla pérdidas estimadas en cerca de US$ 50 mil millones, por lo que, caso de no superarse el endémico y anacrónico embargo estadounidense a Cuba, podríamos asistir a la firma de un nuevo tratado de colaboración militar entre cubanos y la Rusia de Putin, rememorando el Pacto Secreto firmado en 1960 en Moscú entre Raúl Castro y Jruschov. Dicho acuerdo incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de  misiles Iskander y  podría concluir con la firma de un nuevo Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) , reviviendo la Crisis de los Misiles de Cuba y la posterior firma con Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962).

 
Nueva estrategia rusa en Oriente Medio y Próximo

Consciente de que jugaba con ventaja ante la incapacidad de EE. UU. y sus aliados europeos de marcar la iniciativa en los conflictos de Oriente Medio y Próximo (Egipto, Siria, Palestina e Irán), Putin aprovechó la gran oportunidad que se le presentó de recuperar la influencia internacional que Rusia había perdido en los últimos años. Así, según la agencia Itar Tass, Rusia reforzará su base naval en el puerto sirio de Tartus con el objetivo de resucitar la extinta Flota del Mediterráneo (disuelta en 1992 tras la extinción de la URSS), y cuya columna vertebral estará formada por la Flota del Mar Negro, la del Norte y la del Báltico, estimando que estará operativa para el 2015.
 
La nueva geopolítica rusa en Oriente Próximo pasaría pues por un decidido apoyo al régimen sirio de Al-Assad con el objetivo de fijar su posición como colaborador ineludible en la búsqueda de un acuerdo internacional que se plasmaría en la prevista Conferencia de Ginebra II. Así, la jugada maestra de Putin convenciendo a Assad para que entregue todo su arsenal de armas químicas y el escaso apoyo internacional recibido por Obama para iniciar su operación militar contra Siria, podría conducir a la celebración en Noviembre de la Conferencia Internacional Ginebra II sobre Siria (rememorando la Guerra de Laos y los Acuerdos de Ginebra de 1954 con Jruschov), con lo que la crisis siria se limitaría de momento a una puesta en escena en la que los actores participantes usarán el escenario sirio como banco de pruebas para un posterior conflicto a gran escala que englobará a Israel y Egipto y que podría reeditar la Guerra de los Seis Días en el horizonte del próximo quinquenio.
 
Putin orientará posteriormente su estrategia hacia el resto del mundo árabe del arco mediterráneo, revitalizando la doctrina del pathos anticolonial, basada en la  ayuda a los regímenes nacionalistas árabes en su lucha contra la influencia occidental y que tendrá su plasmación en renovados proyectos de cooperación económica y en una intensa cooperación militar, lo que unido al evidente desapego afectivo del general egipcio al Sisi respecto a los países occidentales, el previsible fracaso de la enésima ronda de conversaciones de paz palestino-israelíes y la delicada situación económica en que se encuentra Egipto (país pobre de iure y subsidiado de facto), provocará un estrechamiento de relaciones ruso-egipcias que supondría un cambio geopolítico total en el complicado puzzle de Oriente Próximo.
 
Así, Rusia pasaría a ser elemento referente y socio estratégico de Egipto, convirtiéndose Egipto en el portaaviones continental de Rusia (rememorando la política de Jruschov cuando Egipto era el principal socio de la URSS en la región y su Presidente Nasser fue condecorado con la Estrella de Héroe de la Unión Soviética), influencia que podría conseguir que Sisi enarbolara la bandera de un nuevo movimiento panarabista que, tras extender su efecto mimético al resto de países árabes que circundan a Israel (Siria, Líbano, Palestina, Jordania e Irak), reeditará la  Guerra de los Seis Días (1967, en la que Jruschov apoyó militarmente al Egipto de Nasser). No sería de descartar, en tal caso, que su desenlace incluya el diseño de una nueva cartografía favorable a los intereses geopolíticos de Estados Unidos e Israel.

 
El Artico y el escenario postsoviético 

Estados Unidos y Rusia habrían ya escenificado el comienzo de la carrera por el control del tráfico marítimo y las vastos recursos del Artico pues, según varias fuentes, en los mares de ese cuerpo de agua se habrían encontrado más de 62 billones de metros cúbicos de gas y más de 9.000 millones de toneladas de petróleo y, en la orilla, unos 3.500 millones de toneladas de petróleo. En consecuencia, Putin anunció la reapertura de la base militar situada en Novosibirskie Ostrová, (situada en el archipiélago del océano Glacial Artico y abandonada en 1993 tras la extinción de la URSS), aduciendo razones de seguridad estratégica. Pero, tras este razonamiento, subyace el interés de Rusia por controlar militarmente una ruta que le permitirá explotar la plataforma continental y los depósitos minerales del Artico. Así, sólo hasta 2030, el gigante energético ruso Gazprom quiere extraer de la región ártica 200.000 millones de metros cúbicos de gas (seis veces la cantidad que compra anualmente Alemania). Aunque, en la actualidad, es objeto de una campaña en su contra por parte de la Organización Greenpace: esta ONG denuncia la contaminación ambiental ocasionada por su actividad extractiva.
 
Respecto al escenario postsoviético, la decisión del Gobierno de Kirguistán de obligar a EE. UU. a cerrar la base aérea de Manás (el aeropuerto civil más importante de Kirguistán, región rica en minerales y disputada por Rusia, Norteamérica y China, y vital para enviar y recibir cargamento y transportar a las tropas norteamericanas a Afganistán), unido al fiasco del gasoducto Nabucco (proyectado por los estadounidenses para evitar la dependencia energética de la UE respecto a Rusia mediante el transporte del gas azerí por Turquía), significará el fracaso de la estrategia americana de impedir la reunificación del patio trasero de la extinta URSS y evitar la rusodependencia energética europea, quedando Azerbaiyán como único aliado estadounidense en un espacio postsoviético integrado bajo el paraguas de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán y convertida -junto con los países del ALBA e Irán- en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña.

 
¿Golpe de mano contra Putin ?

Las reformas para aligerar la Burocracia, el Ejército y sus fracasos en materia económica (los malos resultados agrícolas obligarían a la importación masiva de cereales lo que originaría una desbocada inflación que rondaría los dos dígitos), podrían tornarlo impopular en el partido, en la Administración y en el Ejército y  debilitar el otrora poder omnímodo de Putin, lo que permitiría que se fraguara una conspiración  para apartarlo del poder alentada por oligarcas exiliados en Londres como Berezovksy y que tendría como brazo ejecutor al FSB. Así, sería acusado de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, reviviendo el golpe de mano contra Jruschov en 1964 y su sustitución por Leoniv Brézhnev, tras ser acusado de culto a la personalidad y graves errores políticos. 
 
Caso de ser finiquitado Putin, asistiríamos a la reaparición de la troika para evitar la acumulación de un poder autocrático y al regreso de la Doctrina Brézhnev (también llamada doctrina de la soberanía limitada), que instauró el derecho de Rusia a intervenir, incluso militarmente, en asuntos internos de los países de su área de influencia. Dicha doctrina conjugará hábilmente la ayuda a minorías étnicas rusas oprimidas, el chantaje energético, la amenaza nuclear disuasoria, la intervención militar quirúrgica, la desestabilización de gobiernos vecinos non gratos y el ahogamiento de la oposición política interna para ir fagocitando a los países que conformaban el patio trasero del escenario soviético (Letonia, Estonia, Lituania, Georgia, Bielorrusia, Moldavia, Armenia, Azerbaiyán, Ucrania, Turkmenistán, Kazajistán y Kirguistán), con el objetivo inequívoco de gestar la Nueva Gran Rusia en el horizonte del 2020, fruto del atavismo de Pedro el Grande.


* El autor reside en Navarra (España), y publica periódicamente en su blog 'Los Restos del Naufragio'
 
 
Germán Gorraiz López, blog | El Ojo Digital, Economía internacional