ECONOMIA Y NEGOCIOS: LIC. ERIC NESICH

Inflación y atraso cambiario, la pareja de 2013

Hace pocos días, se presentó el Indice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de abril. Este número -preparado por legisladores opositores en el Congreso- arrojó como resultado una medición del 1,52%, con su respectiva variación interanual del 23,67%.

17 de May de 2013

Hace pocos días, se presentó el Indice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de abril. Este número -preparado por legisladores opositores en el Congreso- arrojó como resultado una medición del 1,52%, con su respectiva variación interanual del 23,67%.

Al respecto, Carlos Brown -Diputado Nacional por el Bloque Frente Peronista- ilustró: "Una vez más, las cifras aquí expuestas ratifican una Twitter, Lic. Eric Nesichpreocupante dinámica inflacionaria que el Gobierno Nacional, a través de sus cinco 'ministros de economía' sigue empeñado en negar, y cuyos efectos ya son perceptibles en los niveles de actividad y empleo".

Asimismo, el legislador hizo referencia a la grave situación del campo ya que, según expresó, "los productores agropecuarios venden sus productos al precio del 'dólar agro', que ronda los 3,20 pesos -obtenido de restar retenciones del orden del 35% a la cotización del dólar oficial-, cuando afrontan costos de producción que se mueven al ritmo del 'dólar blue', esto es, por encima de los 10 pesos".

Las declaraciones de Brown se enmarcan dentro del juego de dos variables, infaltables protagonistas durante los primeros meses del 2013: inflación y tipo de cambio.

Mucho se ha hablado a lo largo de estas semanas sobre la cotización de la divisa estadounidense y la necesidad de acelerar el ritmo devaluatorio. Discusión que deja de lado una serie de tópicos que remiten a los índices de competitividad del país. Las conversaciones, por lo general, versan siempre sobre el escenario de alta volatilidad que acusa el mercado de cambios.

La preocupación latente por el retraso cambiario es comprensible por la "afinidad electiva" (parafraseando a Goethe) observada entre los argentinos y la moneda norteamericana. No representa novedad que las políticas cambiarias erróneas (o inexistentes) perjudican al sector financiero, a la industria y a las economías regionales. Esos desbarajustes terminan comprometiendo la generación o el simple mantenimiento de fuentes de trabajo, empantanando, a la larga, la generación de dólares comerciales. No obstante, la apreciación real posibilita expectativas contrarias y estimula corridas cambiarias. Un marcado retraso en el tipo de cambio conduce a una devaluación, y ésta difícilmente arribe sin la compañía de una recesión de importancia.

Una causa de ese retraso es la caída de la competitividad del país, con culpas que pueden endilgarse a la inflación, ya desde 2011. Hoy día, la implementación del "cepo cambiario" comparte menores ventajas en el mercado al compararse el presente escenario con el de años anteriores.

La política monetaria suele perseguir la consecución de un equilibrio, en virtud de que una trayectoria cambiaria que pendule recurrentemente por la vía de alzas o bajas es imposible de sostener en el tiempo, y ello generaría pánico entre inversores y ahorristas sin experiencia en la administración de sus fondos. Si las autoridades así lo decidieran -acaso forzadas por el contexto político-económico-, habrá correcciones.

Esta serie de apuntes sirven a criterio de entender la definición del tipo de cambio como un regreso al equilibrio. La preocupación principal radica en que la apreciación cambiaria se presentó con tal magnitud que pasó de la subvaluación a principios de la pasada década a la violenta sobrevaluación en los últimos tiempos. Tras lo cual vuelve a ser necesario precisar qué se entiende por tipo de cambio en equilibrio: asistir a un escenario con pleno empleo, inflación controlada y el mantenimiento de una cuenta corriente sustentable y acorde con la posición financiera del país en el exterior. Hay coincidencias entre analistas: hoy, la realidad dista mucho de ser la ideal. El retraso cambiario, la inflación y el tipo de cambio atado -protagonistas infaltables en esta temporada de la Administración- están haciendo mella en la cotidianeidad de los argentinos. Desbarajuste que asoma como consecuencia directa de la falta de acción y coordinación entre las variables de una política económica que afecta a todo el espectro productivo de la Argentina. Se reducen, de esta manera, las expectativas favorables, y se resta competitividad de cara al futuro.

"Desidia económica" es el término de moda por estas horas, para referirse a los caracteres del "Modelo".


* El autor es Licenciado en Periodismo y Licenciado en Ciencias Políticas.

 

Lic. Eric Nesich | El Ojo Digital Economía y Negocios