ECONOMIA: ADRIAN RAVIER

Explicación económica: por qué no existe oposición política en la Argentina

El gobierno, los medios de comunicación y los argentinos en general, manifiestan una recurrente preocupación por la falta de oposición en la Argentina.

05 de Abril de 2013

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

El gobierno, los medios de comunicación y los argentinos en general, manifiestan una recurrente preocupación por la falta de oposición en la Argentina. Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner, tras resultar victoriosa en las últimas elecciones de 2011, incluso declaró que ella no era responsable de que no existiera un plan alternativo. Esta columna busca refutar esta hipótesis planteada por la Presidente.

¿Por qué no existe oposición en la Argentina? Históricamente, quienes llegan a postularse para la alta magistratura son dirigentes que han desarrollado Cristina Kirchner y el apriete contra gobernadores e intendentesuna carrera en la política de nuestro país. Nadie salta de la calle a la Presidencia, puesto que se requiere escalar en un partido para alcanzar las mayorías que requiere la democracia. Los gobernadores, por ejemplo, han sido siempre los principales candidatos a saltar al sillón de Rivadavia.

La Argentina, sin embargo, exhibe -desde 2003- un sistema de centralización de poder, de concentración de recursos fiscales y de discrecionalidad en el manejo y distribución de estos fondos, que hacen difícil el surgimiento de un plan alternativo al vigente.

Al viejo sistema de coparticipación federal de impuestos, se suman las retenciones a las exportaciones y otras contribuciones. Todo ello comparte una estructura fiscal poco transparente, que provoca desequilibrios fiscales verticales profundos.

¿Qué quiero decir con desequilibrios fiscales verticales? Si la recaudación que se realiza sobre la actividad productiva de cada provincia es concentrada y regulada por el gobierno central, los gobiernos provinciales necesitan luego que una porción de esos recursos sean girados a sus tesorerías. Si bien parte de esos recursos llegan a las arcas provinciales a consecuencia de los ratios que surgen de la Ley 23.548 de Coparticipación Federal de recursos fiscales, algunos de los impuestos que mayor recaudación generan —como es el caso de las retenciones a las exportaciones—, son manejados de manera discrecional. En este sentido, el gobierno central hace uso de estos recursos para alinear gobernadores, intendentes y congresistas a su propio modelo.

Volvamos entonces a la pregunta original: ¿por qué no hay oposición? Porque aquel gobernador o político que decida postularse para las elecciones 2015, tiene asegurado el recorte de fondos, y con ello, una mala gestión de su gobierno provincial, que luego atenta contra la posibilidad concreta de alcanzar la presidencia.

Si el lector aplica lo dicho a la suba de impuestos que han tenido que enfrentar los porteños, o bien, a la dificultad de los alumnos bonaerenses por iniciar las clases hacia fines de febrero, comprenderá la relevancia de lo dicho.

¿Cómo resolvemos esto? Con correspondencia fiscal y revirtiendo la dirección de las transferencias. Se requiere que cada provincia recaude sus propios impuestos para no depender del gobierno central pero, además, que sean los gobiernos provinciales los que coparticipen a la nación, no al revés.

Muchos dirán que es la política. Yo sostengo que es la economía. Puede ser cierto que la economía es una herramienta de la política, pero no debemos olvidar que la economía ha sido, es y será siempre el límite de la política.

 

Adrián Ravier | The Cato Institute, sitio web en español