Victoria Donda y Cecilia Merchán acaban de presentar un proyecto que tiene como objetivo poner el foco de la justicia en la persecución al narcotráfico y no en la tenencia de los usuarios.
Si el proyecto de despenalización apuntara estrictamente al verdadero consumidor, de mi parte, estaría de acuerdo. Pero esto -por sí mismo- no representa una lucha contra el narcotráfico. La droga no le llega a tus hijos o amigos porque se las vende El Chapo Guzmán en forma directa, sino que existe una cadena de venta que va desde las grandes organizaciones hasta los vendedores minoristas que, además, suelen ser también consumidores. Llegar al narco de importancia es como subir una escalera: se comienza por los escalones más bajos hasta llegar allí donde se transan los negocios de envergadura que no siempre resulta claro ver desde el llano.
La despenalización -so pretexto de progresismo o pseudogarantismo- no debe enmascarar al minitráfico, al tráfico doméstico; al que hace llegar la droga a tu barrio, a los pibes que vos conocés, y otras cadenas intermedias. Y si hay que trabajar sobre ellos, es necesario comprender que, generalmente, se va desde abajo hacia arriba. Es una ley natural, para llegar a la altura que se pretende.
Muy pocos son los que saben lo que verdaderamente cuesta hacer una investigación sobre drogas, y cuántas barreras se deben sortear para obtener un resultado importante, como para que debatan quienes no distinguen un depresor de un estimulante o un alucinógeno.
Celebro que debatan sobre la salud de la única víctima de esta problemática: el consumidor. Pero si dicen que despenalizan el consumo para combatir el narcotráfico, queda un profundo vacío en el medio, que se convierte en una mera expresión de deseos.
Noberto López Camelo
Ex superintendente de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas (Provincia de Buenos Aires, desde diciembre 2007 hasta diciembre 2009). Comisario General R.A.
Twitter: http://twitter.com/LopezCameloNorb