INTERNACIONALES - URUGUAY: POR JORGE AZAR GOMEZ

Señor Presidente José Mujica: los uruguayos no vivimos bien

El año pasado, escuchando al mandatario norteamericano Barack Hussein Obama en la Asamblea General de las Naciones Unidas, se refirió a algo que hizo reflexionar a quien suscribe. Traducida al español, su sentencia fue: "Ahora, incluso cuando nos enfrentamos a estos retos en forma de conflictos y revolución, también hay que reconocer, una vez más, que la paz no es sólo la ausencia de guerra. La verdadera paz depende de la creación de la oportunidad que vale la pena vivir".

12 de Enero de 2012

Profundizando sobre la cita del presidente Obama, y poniéndola en el contexto de la actualidad de nuestro Uruguay, quien esto escribe se notifica de que, si bien en nuestro país no existen terremotos, huracanes, ni tsunamis, NO VIVIMOS EN PAZ.

Si bien en la República Oriental del Uruguay existe una corrupción “controlada”, no exhibimos una corrupción salvaje como se da en los casos de la Argentina y la República Bolivariana de Venezuela, pero igualmente los uruguayos NO VIVIMOS EN PAZ.

Carecemos de pandemias y epidemias mortales, pero los uruguayos NO VIVIMOS EN PAZ.

No tenemos guerra ni terrorismo (visible), pero los uruguayos NO VIVIMOS EN PAZ.

Si bien en el Uruguay, al menos en apariencia, no se dan enfrentamientos entre cárteles de narcotráfico ni tienen lugar crímenes al mejor estilo mafioso, los uruguayos NO VIVIMOS EN PAZ.

Si bien, por ahora, la prensa puede expresarse libremente, sin censura gubernamental, los uruguayos NO VIVIMOS EN PAZ.

Los uruguayos precisamos palpar la oportunidad de sentir las condiciones de vida que nos permitan alcanzar esa paz.

Necesitamos poder estar seguros en nuestras casas.

Necesitamos contar con la seguridad de que nuestros hijos retornen sanos luego de una salida de esparcimiento.

Necesitamos no desconfiar del que está a nuestro lado en un local de pagos, pensando que podría ser un "rapiñero".

Necesitamos no tener que agradecer porque nos robaron y no nos mataron.

Necesitamos estar seguros de poder ser atendidos como corresponde por los "servidores públicos" que se ubican tras un mostrador.

Necesitamos no desconfiar de un censo mal organizado por el Estado, sospechando que se nos quiera "fichar".

Necesitamos que se nos restituyan los 14 millones de dólares mal gastados en un Censo sin sentido alguno, que dio inicio el año pasado pero que aún no se completó, y que los ineptos y corruptos a cargo del programa sean debidamente sancionados.

Necesitamos recuperar la confianza en nuestro sistema, para poder abrir las puertas de nuestras casas sin temor.

Necesitamos no sentir violentada nuestra intimidad, ni perseguidos por la DGI o el BPS.

Necesitamos un servicio de salud apto, que nos asegure una atención digna y profesional.

Necesitamos saber que nuestros hijos acuden a escuelas y liceos, que les proporcionen los mejores programas de estudio, a criterio de que se garanticen un futuro venturoso.

Precisamos que se “limpien” las calles y ramblas del alcohol y de la droga, que hace prisionera a la juventud.

Necesitamos saber que no nos van a seguir estafando con el destino del cobro de nuestros impuestos, y que con lo recaudado se nos asegure una ciudad limpia, segura, con calles y avenidas sin pozos, edificios de escuelas dignos para nuestros niños, con baños aptos para el uso de un ser humano. En una palabra, necesitamos que no nuestros funcionarios no sean corruptos.

Necesitamos, para poder vivir en paz que Ud., Señor Presidente, nos demuestre que es dueño del poder y no solo del gobierno y de la administración de la Torre Ejecutiva.

Necesitamos, para poder alcanzar esa paz, de su equilibrio emocional, y que no tengamos que adaptarnos, día a día, a los vaivenes de su amanecer.

Es muy poco lo que le pedimos, Señor Presidente, para poder vivir en paz y comunidad. Tan solo que Ud. encamine una estrategia que lo lleve a imponer una política firme en materia de seguridad, digna en materia de salud y equilibrada en la educación.

Es tan simple, Señor Presidente Mujica... Solo deseamos vivir tan dignamente y tan seguros como lo hacen Ud., su entorno y su equipo de gobierno.

La paciencia tiene un límite, Señor Presidente, y el pueblo ya está alcanzando ese límite, pues nos sentimos exiliados en nuestra propia Patria. Percibimos que somos un pueblo de INADAPTADOS en nuestra propia sociedad, donde los "adaptados" son los asesinos, los rapiñeros, los violentos, los corruptos, los ineptos y sus sindicatos, los vagos que se han apropiado de nuestras calles, de nuestros centros deportivos y de nuestras instituciones, y las han adaptado a sus usos y costumbres delictivas.

Señor Presidente: como dije, nos sentimos INADAPTADOS en nuestro propio suelo y eso no nos agrada. Si estas circunstancias no se modificaren, muy pronto comenzará a saber de nosotros, los uruguayos.

Por Jorge Azar Gómez, ex representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas