POLITICA: POR EL DR. ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO

Un avión más = un hospital menos

"Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición" (Napoleón I)

03 de Julio de 2011

Dentro de muy pocos días, concretamente el 14 de agosto, nuestra suerte como sociedad comenzará a jugarse en el terreno electoral; considero indispensable que, para entonces, los argentinos hayamos recuperado la memoria.

No es la primera vez que digo que el sistema de comunicación del Gobierno, y su lenguaje, me genera una admiración total. Sin pretender establecer teoría conspirativa alguna, los episodios producidos en el estadio de River y sus alrededores el pasado fin de semana, permitieron que, en la práctica, el peor episodio de corrupción de la era kirchnerista –no por su monto sino por los involucrados- pasara a las páginas interiores de los diarios, sin que doña Cristina y doña Nilda, su Ministro de Seguridad, tuvieran que pagar costo político alguno.

Cuando converso con desconocidos –taxistas, mozos, empleados de comercio, etc.- me llama profundamente la atención cómo han sido borrados tantos hechos y tantos personajes que, enriqueciéndose sin medida alguna y robando para la corona de turno, fueron tapas y emblemas de éste, el peor período de corrupción nacional. Tal vez, y ya que esa sensación ha sido ratificada por la encuesta de Poliarquía que publica hoy “La Nación”, la explicación haya que buscarla en la necesidad de la sociedad, en su conjunto, de justificar su propia corrupción cotidiana.

Es cierto que algunos de los presidentes anteriores también robaron, y algunos de ellos mucho. La diferencia sustancial es que, en esos casos, el fin buscado era el dinero, tanto por sí mismo cuanto como instrumento de poder. En cambio, en este estadio superior inaugurado por don Néstor (q.e.p.d.), la parejita imperial ha buscado adueñarse, y casi lo ha logrado, del país todo, de sus industrias, de sus empresas de servicios, de las constructoras, de sus medios de comunicación, de sus combustibles (petróleo, gas y energía eléctrica), de la pesca y hasta del juego.

En febrero de 2010 escribí –encarezco su lectura- una carta abierta a la señora Presidente (http://tinyurl.com/27fkugp) que no sólo resulta muy actual sino que me evita reiterar aquí una enumeración ya que, en realidad, fue un inventario de los mayores latrocinios cometidos por ella y su marido hasta entonces.

Desde aquella época, nuevos episodios de escandalosa corrupción se han sumado a esa lista, ya de por sí interminable; deben agregarse los monstruosos negociados con la Venezuela chavista y, hoy, la compra sin licitación alguna, de gas a Qatar, con la cual el kirchnerismo acaba de endeudar a la Argentina por veinte años y por US$ 50.000 millones. ¡Menuda hipoteca para nuestro futuro!

Sin embargo, uno de los mayores escándalos lo constituye, por la gravedad que reviste como atentado al concepto mismo de República y a la división de poderes, la actuación permanente del alquilado juez de prostibulario pasado, don Oyarbide, quien se ha negado a detener a personajes como doña Hebe, los Shoklender, don Capaccioli, don Moyano, etc., por miedo del poder locador a que hablen de más.

Sería aconsejable que todos quienes pretendemos vivir en una verdadera República y estamos hartos de esta democracia tan solo formal hiciéramos nuestros mayores esfuerzos para que la población recupere la memoria. Hay que salir a explicar, todos los días, que la sensación de bienestar o de prosperidad que el núcleo duro del kirchnerismo atribuye a las virtudes de éste no es duradera ni verdadera y que, si no hubieran robado como lo han hecho, todos estaríamos muchísimo mejor, con viviendas dignas, con jubilaciones más justas, con buenos hospitales, escuelas y rutas, y miles de etcéteras.

Como no me canso de repetir, lo que el Gobierno ha hecho en materia de corrupción se puede imputar a sus integrantes el delito de genocidio, definido como el “exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad”. Los más pobres entre los pobres de nuestro país, con el precio pagado en vidas de sus hijos, en el hambre, la desnutrición y la enfermedad, confirman esta calificación.

Es decir, todos quienes estamos a favor de la República y, consecuentemente, en contra de este neo-imperio, en especial los medios de comunicación independiente, debiéramos machacar, día tras día, con comparaciones fáciles de comprender. Así, explicar que, por cada avión de los Jaime, Bonafini o Shoklender cada uno de nosotros ha dejado de tener un hospital, una escuela o una vivienda; que por cada valija de Antonini Wilson o Felisa Miceli menos, morirían cien niños menos por año de desnutrición.

Propongo que peguemos afiches en todas las calles del país mostrando sólo simples comparaciones como la que da título a esta nota, a razón de una por cartel, para que la gente en general entienda, de una buena vez, que lo que la tiene postrada, sin salud, sin casa, sin trabajo y sin educación, pero con drogas y limosnas, es el escandaloso robo que estos tipos, encaramados a un poder omnímodo, hacen de sus impuestos.

Que cada cinco litros de leche o paquete de fideos que un pobre compra, más de uno se queda entre los dedos de estos delincuentes, que los transforman en pisos en Puerto Madero, motos de US$ 40.000, autos y aviones fabulosos y hasta estancias. Que cada vez que uno de sus hijos se va a dormir con hambre, es porque un funcionario corrupto se está enriqueciendo un poco más, y que la única solución es que todos, sin excepción, respetemos la Constitución y la ley.

Otro tema importante es el juego que el GEN de Margarita Stolbizer y sus aliados, los socialistas, están haciendo al Gobierno, proponiendo dejar sin efecto las elecciones abiertas, simultáneas y obligatorias previstas para el 14 de agosto. En la medida en que, además de desnudar el caudal real de cada uno de los candidatos, desmintiendo o confirmando lo que adelantan las encuestas compradas, seguramente funcionarán como una virtual primera vuelta, doña Cristina no puede sino mirar con muy buenos ojos el proyecto de ley presentado por estos necios para abolirlas “por esta única vez”.

La intención de quienes suscribieron esta iniciativa no puede estar más clara: la ley vigente exige que, quienes quieran ser candidatos el 23 de octubre hayan obtenido, en esas elecciones que se pretende suspender, nada menos que 1,5% del padrón nacional. El GEN y los socialistas –así como otros partidos minoritarios- temen, con razón, no alcanzar ese porcentaje y verse excluidos, así, de la carrera presidencial.

Que esa pura manifestación de egoísmo deje a los opositores, arco que integran, sin una herramienta fundamental para luchar contra este “modelo”, parece ser un mal menor para quienes temen desaparecer; como nos enseñó José Enrique Miguens en su artículo “Darse cuenta”, que pongo a disposición del lector, maniobras menores como ésta permitieron que Hitler se hiciera del poder en Alemania, desatando una de las mayores tragedias de la humanidad.

Las condiciones para que el futuro gobierno pueda soportar mejor un nuevo sacudón –de esos que nuestra historia nos dice que padecemos cíclicamente- están dadas, ya que los precios internacionales de nuestras commodities y las exportaciones industriales están pasando por su momento de gloria. El país mismo está mejor mucho mejor preparado para soportar una situación global grave que en el año 2001. Pero el euro, la deuda de Estados Unidos y una eventual devaluación de Brasil pueden cambiar el escenario de un día para otro; ese será el momento en que podremos confirmar si nos hemos ganado el privilegio de seguir siendo una nación independiente.

Pero lo primero, entonces, es terminar con este régimen oprobioso, absolutista, populista y dictatorial. Luego, todos nos pondremos a trabajar para reconstruir la confianza, propia y externa, en nuestra Justicia, a partir de lo cual todo será posible. Recordemos que, sin ella, nada lo será.

Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro -Abogado-, para El Ojo Digital Política