INTERNACIONALES - ESPAÑA: POR CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, PARA EL OJO DIGITAL

Los indignados en España

Miles de personas en España se han concentrado de forma pacífica y organizada por todo el país. Se han dado en llamar “los indignados”. Las principales razones de estas grandes manifestaciones son el alto desempleo y un cuestionamiento profundo del sistema político y financiero existente, que han implosionado el Estado de bienestar, al tiempo que impulsó a algunos de los participantes a calificarse de "los antisistema".

24 de May de 2011

Uno de los “indignados” ha declarado: “Hoy, da igual quien gane, pues todos los partidos han perdido y hemos dejado tocado de muerte el régimen político de la Constitución de 1978”. Se refería, claro está, a las elecciones que se llevanron a cabo este domingo 22 de mayo del 2011 y donde el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sufrido una dolorosa derrota.

Los “indignados” de España han contagiado a sus conciudadanos localizados en el resto del mundo. En la Argentina, el periódico Clarín informaba que “Las marchas en respaldo al movimiento Democracia real ya se extendieron dentro del país, pero que ello también repercutió fuera de sus fronteras. Hubo movilizaciones en Praga, Budapest, Atenas, Londres y Rabat. Refiere también que, en Budapest, decenas de jóvenes "indignados" se reunieron ante la embajada de España para apoyar la protesta con carteles en los que se podían leer frases como: "Estamos hartos" o "­¡No aguantamos más!".

Es notable la convocatoria realizada por los "indignados". Sin embargo, el espíritu de las marchas solo contabiliza quejas y peticiones. Las soluciones aún están por verse. Y continuará siendo elevado el desempleo, pues este problema ya es antiguo en España: el 21% de parados es un número muy alto, aunque es dable recordar que en 1993 el desempleo en España alcanzó el 22%, y siendo de 21.2% en 1997.

Alguien podría concluir que los eventos que dieron inicio hace unos meses en Egipto y que se han extendido por todo Medio Oriente están contagiando a otras sociedades. Gracias a ello, muchos han encontrado una oportunidad para manifestar cada cual sus desconformidades con el sistema. En España, el descontento es importante. Sin embargo, y aún cuando los motivos sean importantes, se sabe que países como Grecia, Irlanda y Portugal han sufrido de mayores inconvenientes, convirtiéndose en ejemplos claros de lo que los gobiernos no deben hacer. La dirigencia política de las naciones mencionadas han gastado más de la cuenta, con tal de tener a la gente contenta. La factura, finalmente, golpeó a sus puertas.

Dijo Carlos Alberto Montaner -en su artículo intitulado “Antisistema e indignación estéril”-: "Si los jóvenes desean, realmente, poseer un Estado de bienestar, la única oportunidad que tienen de lograrlo es dentro del sistema, no fuera. Eso es lo que han hecho los escandinavos, Canadá, Estados Unidos, Suiza, Nueva Zelanda y el resto de las naciones de primer orden”. Diría luego: "Muy pocos de los antisistema parecen darse cuenta de las relaciones que existen entre el gasto público y la crisis que a ellos les afecta": Ver el enlace:
http://www.elpais.com.uy/110522/predit-568010/editorial/indignacion-esteril/

Por cierto, otro dato interesante ha surgido de boca del autor del libro “¡Indignáos!”, Stéphane Hesse. Esta suerte de panfleto se ha convertido en material de cabecera para muchos de los acampados en España. Hesse declama que "No tener un líder puede ser un problema" para este movimiento, en declaraciones realizadas ante la emisora RAC1. Sin liderazgo y sin soluciones a la mano, resulta probable que las manifestaciones se tornen estériles, tal como lo señalara el autor Montaner.
 
Finalmente, debe decirse que, a menos que los españoles -todos- promuevan la confección de un gran acuerdo (de austeridad y solidaridad ciudadana) entre gobierno, políticos de otros partidos, empleados públicos, empresa privada y otros participantes de la sociedad y la economía de su país, el descalabro económico podría alcanzarles perfectamente.

Sobrevuela, después de todo, una gran pregunta: ¿comprenderán los acampantes de las plazas que la crisis que aqueja a España es de carácter financiero y global? Como complemento, vale concluír que este mal momento solo podrá superarse a lo largo del tiempo, y con una España verdaderamente unida: más austeridad y mucho trabajo duro son parte obligada de la receta.
 

Por Carlos Vilchez Navamuel, para El Ojo Digital Internacionales