SOCIEDAD: POR HECTOR HORACIO DALMAU -DIPUTADO NACIONAL (M.C.)-, PARA EL OJO DIGITAL

Manuel Belgrano, Andrés Guacurarí, Juan Manuel de Rosas, Guillermo Brown, Solano López, Domingo Sarmiento y Perón, ninguneados por Cristina Fernández

A poco de recorrer la historia de la cuenca del Río de la Plata, se encontrará Vd. con hechos que echan por tierra aquel remanido sofisma que versa sobre la "hermandad" argentino-brasileña...

02 de Abril de 2011

Salvo que uno ande algo flojo de entendederas, o bien esté muy interesado en promocionar aquella película de la "hermandad", lo cierto es que nadie puede hacerse el distraído ante determinadas realidades. Menos podemos seguir durmiendo la "siesta", mientras el país situado "aguas arriba" -la República Federativa del Brasil, que cobija pensadores de altísima calificación intelectual y científica y, por sobre todo, patriótica- avanza a paso redoblado. Nos somete a distintos niveles de dependencia, que llegan a a ser intolerables para los advertidos y/o estudiosos de las acciones de aquellas naciones con las que compartimos recursos vitales. Me refiero a los cursos de agua que nacen en sus territorios y a centenares de metros sobre nuestras cabezas. Lo que es aún más grave es no comprender que, por ejemplo Brasil tiene ya en su porción de la Cuenca del Plata -donde nacen cuatro de nuestros más grandes ríos en estos momentos- más de 110 millones de habitantes. Dentro de una década, esa cifra superará los 130 millones, llegando a 220 millones de personas para el 2050.

Quien esto escribe, suele preguntarse: ¿qué nos gritaría don Manuel Belgrano si tuviera la posibilidad de expresarse hoy? Porque bien vale la pena recordar que él puso gran empeño y sacrificio en su campaña al Paraguay (1810-1811); fue responsable de la fundación de Mandisoví y de elevar al rango de ciudad al caserío que en su momento era Curuzú Cuatía (Corrientes), al decir del ilustre prócer, "Como antemurales a las posibles invasiones lusitanas, venidas de la otra orilla del Río Uruguay". Ni que hablar de Andrés Guacurarí: el llamado "Comandante Andresito", expulsó de la Mesopotamia Norte, primero a las tropas paraguayas de Gaspar R. de Francia, y luego a las del lusitano Chagas, perdiendo su vida en el intento.

Deberíamos también tener a bien considerar las posibles reacciones -si vivieran- de Brown y Rosas, al enterarse de que sus herederos consideran hermanos a los de los “Pedros” -tanto el Primero como el Segundo-, en su oportunidad enemigos acérrimos de los argentinos, y que gobernaron el imperio desde su nacimiento (1822) hasta su ocaso, sesenta y siete años después. Brown triunfó sobre aquellos en todas las batallas navales. Juan Manuel de Rosas ayudó a Bento Gonçalvez a crear y sostener diez años a la República Riograndense, que abarcaba los actuales Estados de Río Grande Do Sul, Santa Catarina, y Paraná, aguantándose las réplicas como la ayuda imperial a las naves francesas e inglesas, en la Vuelta de Obligado (1845), y su derrota en Caseros, (1852) donde más de 20.000 brasileños fueron quienes realmente lo derrocaron.

¿Qué diría de la consabida debilidad actual de los dirigentes el Mariscal Francisco Solano López, al que le destrozaran su ejemplar Paraguay en aquel conflicto que debió de llamarse, en realidad, "Guerra de la Triple Infamia". Incluso fue asesinado en Cerro Corá, para lograr la liberación total de los ríos Paraná (antes lograda gracias a Urquiza) y el Paraguay, para navegar desde el Plata al Mato Grosso.

¿Cuántos coloridos insultos le proferiría el efervescente Domingo Faustino Sarmiento a nuestra dirigencia? Si acaso se enterara de que su "Proyecto de Interconexión Navegable" -que uniría las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Río de la Plata- fue grotescamente modificado por los brasileños, dejando fuera de él a la República Argentina. Para lograrlo -y esto es todavía más gravoso- debieron quitarle los 30.084 kilómetros cuadrados de la Misiones Orientales.

¿Cuántos puntapiés en el trasero le obsequiaría el General Juan Domingo Perón a la actual Presidente de la Nación Cristina Fernández viuda de Kirchner, por facilitarle a nuestros vecinos de aguas arriba la concreción de una planificación elaborada por pensadores en serio de ese país, para quitarle al nuestro la hegemonía que mantenía en todos los órdenes sobre los países de toda América Latina, especialmente los del Cono Sur. Hecho que cobró forma y color al acordar el actual gobierno con los verdeamarelhos la construcción de las represas de Panambí y Garabí sobre el río Uruguay. Estas obras le permitirán -al tiempo que consolidar la burda brasileña sobre Sarmiento y Perón- condenar a muerte a nuestros puertos más importantes, al quedar las aguas retenidas por el accionar de 54 represas. Esas represas no solo secarán nuestros ríos y, por si ello fuera poco, les podrá ser útil el día de mañana para inundar todo el Litoral Norte de la Provincia de Buenos Aires, incluyendo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sede del Gobierno Federal.

Desde luego que, ante la evidente desaparición de nuestros puertos, ya han considerado nuestra primera mandataria y su socio Gioja -Gobernador de San Juan- una solución tan estúpida como antiargentina, que consiste en apoyar los sexagenarios deseos de Brasil de establecer corredores bioceánicos entre los puertos del pacífico chileno y el de Río Grande en el Atlántico. Se le brinda al Brasil no solo nuestros rieles sino que el obsequio incluye la construcción de un nuevo túnel al pie de la Cordillera para que las nieves no lo tapen nunca y así puedan exportar sus productos por el Pacífico.

Estas son algunas de las razones por las que se impone no votar a los adalides de este gobierno inentendible, que tanto daño nos ha hecho. El "Manco de Lepanto" supo escribir alguna vez: "Cosas vederes que non crederes...".


Por Héctor Horacio Dalmau, para El Ojo Digital Sociedad
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Por Héctor Horacio Dalmau, Diputado Nacional (M.C.), para El Ojo Digital Sociedad - Temas de Ecología