POLITICA: POR ADAM PEDRINI -DIPUTADO NACIONAL (M.C.)- PARA EL OJO DIGITAL

La continuidad K

El Alto Mando Kircherista se encuentra en un dilema, en el medio de sus objetivos para seguir ostentando con toda discrecionalidad el poder de la República. La reelección de Cristina por ahora está congelada; pero todo parece indicar que ella seguirá la posta dejada inconclusa por su marido. Resulta evidente que se ha puesto en “piloto automático” la gestión de gobierno.

19 de Noviembre de 2010
La orden que bajó la viuda desde Seúl en relación al Presupuesto, fue clara y terminante. “Del Presupuesto, no se cambia una coma. Bajen la recinto a matar o morir”. Expresión más soberbia y autoritaria es difícil pronunciar. Por lo tanto, la política de confrontación con diversos sectores de la sociedad seguirá incólume, mientras los ciudadanos volverán a retirarle el apoyo que por ahora reflejaban las últimas, encomendadas luego de la muerte de su marido. Aníbal Fernández pensó en un Consejo de Asesores Económicos con la presidencia de Mario Blejer, ex Presidente del Banco Central. Le vendió la idea a la Presidente y ésta la compró de buena gana. Pero todo se desinfló al ofrecerle el cargo al economista y no aceptar aquél. Porque -con honestidad- le manifestó a Fernández que únicamente aceptaría ser ministro. En la conversación con el Jefe de Gabinete, le pronosticó que para el mes de marzo, se van a intensificar los avances de nubarrones con la inflación a cuestas. En cuento a la jerarquía del Partido Justicialista –usurpada por el kirchnerismo, con Néstor en su momento a la cabeza- CFK tiene resuelto no asumir digitada la Presidencia del PJ, que va a quedar en manos del hombre de amianto, del sol y de las flores, es decir Daniel Scioli, ese gran equilibrista de la política argentina. La Presidente, como en su momento Néstor Kirchner, le desconfiaron siempre porque la lealtad es algo desconocido para Scioli. Por ello, ella lo marca de cerca. Ahora bien; en el terreno de los trascendidos, el ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota le comentó a sus allegados que, después de la entrevista que mantuvo con CFK, ésta no le aseguró que tuviera decidido presentarse para la reelección y que el actual Embajador en España, Carlos Bettini, no aceptó asumir la Cancillería en reemplazo de Timerman, -que más desaguisados diplomáticos no puede realizar porque el día tiene 24 horas-. Sucede que Bettini desconfía de las posibilidades de la actual Administración para garantizarse un final decoroso. Los funcionarios que respondían directamente a Kirchner muestran todavía la desolación, pues desconocen qué rumbo tomar. Se habían aconstumbrado a recibir diariamente las indicaciones puntuales del ex presidente y se encuentran hoy a la deriva. Y, si acaso algo se mueve, es por propia inercia. Muchos de ellos esperan que suene el celular y escuchar la voz de Cristina, pero los aparatos siguen en silencio total. Nadie los llama. La voluntad de la primera mandataria para realizar las tareas que estaban a cargo de su marido son perceptibles. Hablamos de la construcción política en todo el territorio nacional, los seguimientos de las tratativas en el Congreso Nacional, el seguimiento de las variables de la economía y la bajada de línea a Marcó del Pont a la hora de decidir qué volumen de dólares debía comprar el Banco Central, las negociaciones con los industriales, los “aprietes" a gobernadores, legisladores e Intendentes, etc. Pero estas tareas ya estaban sobrepasando claramente al propio Néstor Kirchner: nadie imagina qué podría hacer Cristina cuando, teniendo en consideración que jamás se ocupó de esas temáticas, se encuentra ahora con que tiene las funciones propias de Presidente de la Nación. Preocupados por este vacío de poder y armado, los denominados barones del conurbano bonaerense le pidieron que designe un delegado para canalizar por su intermedio sus reclamos y necesidades pero, al día de la fecha, no sabe a quién designar. Porque también desconfía de esos intendentes que, en su mayoría, traicionaron a su difunto esposo en la previa de junio de 2009. Nada está asegurado para el oficialismo. Por ello, el fin de la línea dura -los denominados “halcones” del kircherismo- no es otro que fortalecerse a partir de una identidad propia dentro de un Justicialismo cuyos componentes se miran como preguntándose "¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo seguimos adelante? ¿Quién será el próximo traidor? Los K se espantan al pensar que la muerte del ex presidente signifique que la desaparición de Kirchner represente el certificado de defunción del “modelo”, que no es otra cosa que un sistema confeccionado en base a negociados, el monopolio del juego a nivel nacional, groseros sobreprecios en las obras públicas llevadas a cabo en todo el territorio nacional y monopolizadas por Julio De Vido, el escarnio para todo aquel que no piense como los regentes del poder y una planificada resistencia a la hora de admitir disensos en el parlamento. Urgentemente, pretenden recomponer una estructura política que permita convertirse en la plataforma de lanzamiento de la reelección de Cristina. Todo lo expuesto es la síntesis de lo que planifican en largas reuniones de sobremesa, donde comen muy bien y toman mejor pero, a la hora de la verdad y de enfrentar los hechos con criterio realista, deben reconocer que los problemas no dejan de acumularse día a día. La situación actual hubiera sido denominada por Néstor como “desordenada”. La administración de lo cotidiano era una de sus grandes obsesiones, y por ello jamás delegaba nada en nadie. La falta de orden político se hizo notar en las gestiones desprolijas y cruzadas que realizaron oportunamente Aníbal Fernández, Julio de Vido, Carlos Tomada y hasta Julián Domínguez (ministro de Agricultura y Ganadería) para “convencer” a una veintena de diputados opositores para que voten el presupuesto o bien se ausenten del recinto. Por Adam Pedrini -Diputado Nacional (M.C.)-, para El Ojo Digital Política. e-Mail: adampedrini@gigared.com
Por Adam Pedrini -Diputado Nacional (M.C.)-, para El Ojo Digital Política