INTERNACIONALES - POLITICA EN URUGUAY: POR JORGE AZAR GOMEZ, EX REPRESENTANTE DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY ANTE NACIONES UNIDAS

La necesidad de tratar la temática militar con seriedad

Uno de los indicadores más seguros de la madurez de un régimen democrático se refleja en su capacidad para tratar públicamente los temas militares, no sólo con libertad son también con seriedad, dignidad, racionalidad y franqueza. La polémica provocada recientemente por las declaraciones del Comandante en Jefe del Ejército General Jorge Rosales es un ejemplo excepcional.

03 de Noviembre de 2010
Varios medios de difusión, así como también legisladores y actores de la vida sindical, han elaborado grandes titulares en base a dichas declaraciones, por considerar que violan el Art. 77 de la Constitución Nacional. En esos mismos titulares se dice que el General Rosales ha opinado sobre actos de gobierno y que, por tal motivo, sus declaraciones causan “honda preocupación”. Le siguen a estas opiniones otras que contienen abundantes citas históricas y otras que manifiestan que los militares no deben intervenir en política y que deben estar sometidos al control político. En pocas palabras, a seis renglones de declaraciones del General Rosales se le atribuyen intenciones casi golpistas. Aunque todas las citas de las opiniones del Comandante en Jefe son rigurosamente verdaderas, el análisis y tratamiento de las mismas son rotundamente malintencionados, pues ello constituye una grosera tergiversación. En primer lugar, las declaraciones del General Rosales no interfieren en las decisiones políticas, ni se pone al servicio de una parcialidad política, ni se muestra en desacuerdo con los políticos que se han manifestado a favor del proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad. El General Rosales sólo manifiesta: “Como militar, estimo que hay un principio rector de la conducta que es la lealtad y el cumplimiento de la palabra, y como ciudadano, la opinión que tengo es que se debe acatar y respetar el resultado de las urnas”. ¿Es tan grave hablar de lealtad, de cumplimiento de la palabra y de acatar y respetar el resultado de las urnas? Vaya paradoja; aquellos que desprecian nuestra decisión y nuestro voto se ven perturbados por conceptos como "lealtad", "respeto por las urnas", "cumplimiento de la palabra". Es lógico; no cabría otra interpretación. Y es que una vez fraguado el escándalo, el segundo paso es explotarlo al máximo y distraer la atención de la población con este tema, mientras, al estilo kirchnerista, se trata de comprar los votos de los legisladores que con dignidad se apartan de una actitud golpista del partido de gobierno, al querer ignorar la decisión de un pueblo que en dos ocasiones ya aclaró aquello que deseaba y cómo quería vivir. Inmediatamente, se lanza el gran titular “El general Rosales enciende una polémica política”. Inexactitud evidente. No era el general Rosales el que había encendido nada, sino que otros muchos y organizados tergiversaron sus opiniones y quienes promovieron polémica fueron muchos actores de la vida política y sindical. Cuando los periodistas, cumpliendo con su deber de informar, se dirigían a diversos actores de la vida nacional para preguntarles "¿Qué opinión le merecen los conceptos del general Rosales?", fueron acopiando respuestas de diverso calibre. Los políticos más serios trataron de quitarle importancia al asunto, insistiendo en la “confianza absoluta” que merecían las Fuerzas Armadas, en que el principio de constitucionalidad -según el cual el Presidente de la República es el Comandante en Jefe- está fuera de toda discusión. En suma, que se pretende hacer una tempestad de un vaso de agua. En principio, ésta fue también la posición pública del Ministro de Defensa, pues entendía que el General Rosales no opinó ni a favor ni en contra de la Ley de Caducidad. Hoy se anuncia que los dichos del General Rosales fueron analizados por el Consejo de Ministros y que el jerarca será sancionado. En esta actitud, vemos que el gobierno “cobra al grito” y que el Presidente José Mujica ya no tiene el poder, pues era su atribución como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas tomar personalmente la decisión de sancionarlo o no. Al revés de poner en la mesa del colegiado ministerial un tema de su absoluta responsabilidad. Los comentarios del jefe del Ejército, Jorge Rosales, a favor del respeto a la decisión de la ciudadanía, le valieron un apercibimiento del Poder Ejecutivo (quizá un maquillaje para calmar a la “barra brava” que quería su cabeza). La reprimenda le fue comunicada por el Ministro de Defensa Luis Rosadilla, pese a lo cual se mantendrá al frente de la fuerza de tierra. Es evidente que en el sector político que tiene el gobierno del país -y en el sector que tiene el poder- aún prevalece una actitud fatua, de desconfianza, sospecha y temor sobre las actuaciones de las Fuerzas Armadas. Actitud que en la actualidad no se ve justificada en modo alguno. La cuestión militar se debe atacar de frente, con franqueza y con dignidad. La temática de las Fuerzas Armadas, así como todo lo que se refiere a la Defensa del Estado, es ciertamente polémica, tal como lo son todas las cosas graves e importantes. Pero es menester discutirlas con seriedad y oportunismo, evitando tergiversarlas o ignorarlas. Por Jorge Azar Gómez, ex representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas, para El Ojo Digital Internacionales. e-Mail: azargomezjorge@gmail.com
Por Jorge Azar Gómez, ex representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas