INTERNACIONALES: POR JORGE AZAR GOMEZ, EX REPRESENTANTE URUGUAYO ANTE NACIONES UNIDAS

¿De qué sirve la presencia del Uruguay en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas?

El canciller Luis Almagro anunció este miércoles ante la Asamblea General de la ONU, la candidatura de Uruguay a ocupar un puesto como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el período 2016-2017. El canciller adujo -entre otros argumentos- que Uruguay es el único país de la región candidato hasta el momento. Pidió, de esta manera, el apoyo del plenario.

03 de Octubre de 2010
El Consejo de Seguridad de la ONU se halla integrado por 15 países, cinco de los cuales son miembros permanentes con derecho de veto (Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Rusia y la República Popular China). El resto se trata de diez puestos temporales, elegidos en función de las candidaturas de los diferentes grupos regionales. El Uruguay sólo ocupó un puesto temporal en el máximo órgano de decisiones del organismo; ello sucedió en el período 1965-1966. Almagro, en el seno de la Asamblea general, afirmó: "La presentación de esta nueva candidatura uruguaya al órgano en el que la comunidad internacional ha depositado el sistema de seguridad colectiva actualmente vigente en el mundo, constituye el ámbito más exigente para poner a prueba la política exterior de un Estado". Se trató, en rigor, del primer error del Canciller, pues Uruguay no ha elaborado una política exterior de Estado sino que, tal como lo venimos comprobando, nuestro país -desde hace muchos años- se mueve sobre la base de “actos internacionales” y no a una estricta y seria “política exterior de Estado”. El Canciller Luis Almagro afirmó también que Uruguay, con una política exterior fundada en el derecho y caracterizada por una "concepción universalista", posee "legítimas credenciales para aspirar a ocupar un puesto como miembro no permanente del Consejo de Seguridad". Nos preguntamos -y hacemos lo propio con el Canciller Almagro- cuál es el sentido de presentar la candidatura uruguaya al Consejo de Seguridad de ONU sin negociaciones previas y sabiendo que -para lograr los votos necesarios para su ingreso- deberemos hacer un sinnúmero de concesiones a los países que nos apoyen. Es sabido que, en ONU y otros organismos internacionales, nadie obsequia votos a cambio de nada. Sabe también el Canciller Almagro que el Uruguay -en caso de lograr el sillón en el Consejo de Seguridad y sin tener una política exterior de Estado, elaborada por todos los sectores políticos con representación parlamentaria- deberá asumir, sin orientaciones firmes, posiciones que pueden comprometer gravemente su relación con potencias con pleno derecho a veto dentro de la organización. Este escenario puede convertir a nuestra representación en el Consejo de Seguridad en poco más que un elemento fino, elegante, decorativo. Con la única función de presionar el botón de votación, sabiendo que el mismo solo se verá reflejado en algún articulo en un medio de prensa amigo. El canciller uruguayo se refirió también al proceso de reformas de la ONU que dio inicio en 2005 con la creación del Consejo de Derechos Humanos (CDH), con sede en Ginebra, y la Comisión de la Consolidación de la Paz. Para alguien que se postula como miembro del Consejo de seguridad, equivocadamente opinó que debería completarse con la reforma de ese Consejo, sabiendo que muchos países que podrían acompañar la postulación de Uruguay no acompañan la reforma por él referida. Seguramente, el Parlamento se encontraba en franco desconocimiento de la postulación de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Esta cuestión debió analizarse detenidamente en colegiado con los distintos partidos políticos, como también las instrucciones que llevaron los delegados designados para la Asamblea General de ONU. Esas instrucciones se acuerdan siempre en un reducido círculo de nuestra Cancillería con personal de poca o nula experiencia y que generalmente repiten -sin argumentación lógica- las de la Asamblea del año anterior. Nuestros parlamentarios ni siquiera están enterados de las mismas. Quizá sea hora que el Poder Legislativo tome verdadera consciencia de sus funciones y responsabilidades, y exija -si consideran los parlamentarios que están en condiciones- se les tenga en cuenta para la toma de decisiones que puedan comprometer la imagen exterior del Uruguay. Para finalizar, es mi apreciación que la postulación de Uruguay al Consejo de Seguridad de ONU fue -cuando menos- apresurada, inconsulta e inconveniente. Existen otras posiciones en Naciones Unidas que ostentan mayor influencia: ellas pueden verdaderamente brindarnos oportunidades de expresar nuestra posición en base a una labor seria y profesional. Por Jorge Azar Gómez, ex Representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas. e-Mail: azarjorge@hotmail.com
Por Jorge Azar Gómez, ex Representante uruguayo ante Naciones Unidas