POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

Tempus Fugit: enceguecido, Néstor Kirchner analiza estrellar el reloj de arena y huir hacia adelante

El esposo de Cristina Fernández -tras su fracaso en la puja por Telecom- ha comprendido que es hora de triplicar la apuesta. Mientras instituciones, empresariado y oposición política se abroquelan, la única alternativa que tiene Kirchner es adelantar las elecciones presidenciales y alambrar a los partidos políticos para que no puedan presentarle batalla en 2011.

07 de Agosto de 2010
Antes de lo que esperaba, Néstor Carlos Kirchner se ha topado con un sinfín de malas nuevas, que lo sitúan en una posición más que comprometedora. A este compendio de malas noticias se le añade el condimento -reportado por algunos- de la pelea conyugal que mantiene con Cristina para dilucidar quién será el candidato presidencial por el oficialismo el año que viene. El insiste en sus posibilidades -que le niegan hasta los encuestadores amigos-. Ella -perspicaz- toma nota de los escritos de Oberdán Rocamora sobre el tema y recurre al silencio, birlándole adeptos al círculo nestorista. Este entredicho societario-marital no representa un tema menor, pues lo arrima a Kirchner a la vera del surmenage, en función del carácter desgastante de las escaramuzas. Sin sombra de duda, la pérdida de Telecom le significó al ex hombre fuerte de Santa Cruz el peor de los titulares. En esa lóbrega telenovela se han cruzado empresarios despechados, amateuristas testaferros, espionaje industrial y hasta prostitutas VIP. Entuerto que, desde lo informativo, ha sabido encontrar un buen reporter en la pluma del columnista Carlos Pagni, de La Nación. Pero Kirchner no perdió la "madre de todas las batallas" (Telecom) por obra y gracia de la oposición al Gobierno Nacional. El marido de la Presidente resultó perdidoso a manos de su propia torpeza porque, sin medir las consecuencias de sus actos, no percibió que se enfrentaba a la sucursal argentina de la Casa Bildelberg (el Clan Werthein). Y, como siempre sucede, la casa matriz siempre sale en auxilio de las subsidiarias. Al menos, en este ejemplo. La primera semana de agosto le representó un golpe tras otro a Néstor Carlos. Cuando ésta acariciaba su terminación, salieron a la luz los encuentros privados entre el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, y referentes del peronismo "disidente". Había creído el kirchnerismo que, para alinear al Grupo Clarín, bastaría con correrlo con la desprolija cuestión de los humillantes análisis de ADN a los hijos de Ernestina Herrera de Noble, que se hubieran prolongado hasta que coincidieran con los caprichos de Balcarce 50 y esa enténte plutócrata que regentea Estela Barnes de Carlotto con sus asociados. Mas Magnetto salió disparado hacia el lado que desde la Rosada no esperaban, esto es, manufacturando un encuentro personal con aquellos que -se refiere- observan mayores chances de desalojar al matrimonio patagónico del poder por la vía del voto. Por si aquello hubiera sido poco, el empresariado salió "con los pies para adelante" y sus principales referentes -a quienes el gobierno intentó por todos los medios separar- se despacharon en contundentes declaraciones para exigir el respeto por la propiedad privada y la inversión. Para esa cruzada, sumarían luego el respaldo del rafaelino Ricardo Lorenzetti, quien aparece como el único albacea respetable de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Poco tiempo antes, el Campo se había mostrado los dientes en la exposición rural con un duro discurso de Hugo Biolcati. Espacio físico y retórico en el que coincidieron figuras de la oposición como Mauricio Macri y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros. Como era lógico, los únicos que criticaron las palabras del principal orador provinieron del propio gobierno federal y sus aliados políticos. Todos ellos dieron muestra acabada de una ostensible soledad, a la hora de replicar los conceptos del hombre de la SRA. Luego, figuran los -a estas alturas- aburridos sucedáneos del Congreso de la Nación, donde vuelve a surgir ruidosamente la cuestión de la "Banelco". De cara a este tema, es probable que los grandes medios de comunicación se hagan una verdadera fiesta pero, en la otra vereda, existe una ciudadanía que relaciona los conceptos "Congreso", "Senadores" o "Diputados" con "corrupción", "robo", "estafa" y otros peores, para los que no caben siquiera los más gráficos y estridentes eufemismos. Días atrás, incluso se produjo un comentario deleznable de parte de cierto legislador, que declamó: "Al menos, en los tiempos de la Banelco, había dignidad". El kirchnerismo, que ha demostrado una creatividad ejemplar (aunque ciertamente diabólica y maquiavélica) para sumar aliados entre los legisladores opositores, pareciera refutar las críticas repitiendo su ideario frente a que "esta no es la primera vez en la historia que se compran voluntades". Y es aquí, en el Congreso y en esos vacuos chisporroteos entre diputados o senadores de uno y otro bando, donde reside lo peor del sistema democrático en su versión argentina. Más grave aún: el recurso favorito de autodefensa del corrupto es invitar a aquellos que lo denuncian a "presentarse en la Justicia". Sinsentido por partida doble, pues es muy fácil empujar al resto a denunciar en los tribunales, cuando uno sabe perfectamente que ya tiene contratada la voluntad de los magistrados, gracias a su condición de eterno mejor postor. En cualquier caso, las noticias que comenzarán a publicitarse en los medios tradicionales de prensa durante las próximas semanas, tendrán que ver con los legisladores del Frente para la Victoria que abandonarán el bloque, por encontrarse ya inequívocamente expuestos. Ya se habla de la transmigración de José Pampuro -largamente anticipada por El Ojo Digital-, que terminará por eyectarse de la vetusta aeronave oficialista junto con su grupo de cuatro o cinco senadores propios. Si bien es cierto que Néstor Carlos y su aparentemente "respetable" operador -Juan Carlos "Chueco" Mazón- venían haciendo bien los deberes a la hora de "acercar" nuevos amigos, lo concreto es que la altísima exposición del tema de la adquisición de senadores de supermercado ha terminado por acobardar a muchos, que ahora hasta se atreven a gritar ante los diarios frases tales como "Me dijeron Pedí lo que quieras". A la postre, se le hará cuesta arriba al kirchnerismo seguir recurriendo a la billetera como en las "épocas doradas". Ya ni siquiera parece ser tan útil el viejo truco de pasar el sobre debajo de la mesa en el Tabac. Desde luego, los individuos que reposan disimuladamente sobre Avenida Coronel Díaz -cámara digital en mano- podrían sumar mucho más a su book. En tiempos de mediocridad, hasta el corrupto se vuelve torpe y descuidado (sloppy es la palabra que usarían los norteamericanos). No sirven los bares tradicionales pues muchos incorporan amplios ventanales a la calle. Remitir correos electrónicos con números de cuenta en paraísos fiscales también es cosa del pasado, pues -al decir de un amigo de El Ojo en las sombras- "Todo es pinchable o chupable". Al escenario de color negro azabache que abruma a Néstor Kirchner y -por extensión, a su señora, la Presidente de la Nación-, solo podía faltarle algún nuevo y sonado caso de inseguridad ciudadana para magnificar la bronca en la calle. Esta "gota que derrama el vaso" se presentó con el episodio de la salidera bancaria platense que terminó con la vida de un bebé y con su madre pendiendo de un hilo en una cama de hospital. La aparición en videotape del esposo de la mujer, quien estalló en gritos y sollozos luego de que un oficial de policía le explicara lo sucedido, se constituyó en una imagen en extremo escabrosa. Analizado desde el enfoque mediático, este no ha sido un episodio más, por cuanto ha servido para que el televidente se reflejara claramente, como en un espejo, en esa realidad que podría envolverlo en cualquier instante. Pero -cabe la aclaración- ningún hecho de inseguridad es "un hecho más". Allí reposa una infinidad de casos anónimos que el espectro de los medios no alcanza a reproducir en sus crónicas. Los miembros remanentes de esos núcleos familiares hechos añicos tienen todo el derecho del mundo de embriagarse de furia al convertirse en mudos testigos de las apariciones mediáticas de un insufrible Daniel Scioli, o del propio Aníbal Fernández, que salen a criticar el "manejo político" que supuestamente se hace de los hechos. En la extemporánea visión del kirchnerismo, solo los funcionarios del gobierno tienen derecho a emitir opinión. Televidentes y radioescuchas también se ven obligados a tolerar al Canciller Héctor Timerman, quien se pelea con periodistas a los gritos y remata con frases tales como "Soy un barrabrava; acostúmbrese". Tampoco hay que "desmerecer" la iniciativa de la Administración Kirchner para, en su oportunidad, facilitar la liberación de medio millón de presidiarios de extrema peligrosidad para que puedan votar por sus candidatos en los comicios por venir. A la postre, para el oficialismo y sus acólitos resulta complicado o, cuando menos, imposible, posicionar a su gobierno como el único paladín de la justicia y las libertades, acusando a todo aquel que no comulgue con el ideario propio de golpista o destituyente. Si se observa bien, del otro lado se encuentran la Iglesia, las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad, el campo, la oposición política, el empresariado y los ciudadanos de a pie. ¿Acaso toda la Argentina se ha vuelto golpista, de la noche a la mañana? ¿Le alcanza a la Rosada con mostrar a Gastón Pauls y Florencia Peña como sus más acérrimos defensores? ¿Qué alternativa le queda al Ciudadano Kirchner? Reconocer, de una vez por todas, la expresión latina de Tempus fugit, o "tiempo en fuga". La maniobra oficialista para dar vigor al Decreto de Necesidad y Urgencia No. 937/2010 era una condición sine qua non. A partir de esta herramienta, logra consolidar su pacto con el Vice Julio Cobos y el radicalismo para borrar al peronismo disidente de la ecuación electoral para 2011 y asegurarse una continuidad negociada. Ya El Ojo Digital anticipó el encuentro secreto entre el ex presidente y el mendocino, hace unas cuántas semanas, en los aposentos de cierto hotel céntrico. Allí se negociaron los términos para mantener el status quo, y delinear un pacto de no agresión para que regresen al poder los radicales con Stolbizer, Carrió en una suerte de nueva Alianza, con Néstor entre bambalinas. En la Capital Federal, por ejemplo, el empresario Francisco De Narváez ya se ha quedado sin su sello de Unión Celeste y Blanca. A la movida que marca este nuevo DNU solo le resta finiquitar un adelantamiento de las elecciones presidenciales pues, de otro modo, Néstor o Cristina podrían perder en octubre a manos de un porcentaje récord de rechazo. Esto, si acaso llegaran a superar alguna interna. Pero, precisamente, para eso se ha decidido desde Balcarce 50 darle el tiro de gracia a los partidos. Decir que nadie estaba preparado para enfrentar a un individuo como Kirchner suena ahora como una verdad de perogrullo. A la problemática de la inseguridad, Néstor Kirchner y Cristina Fernández le han sumado -de paso- otro "obsequio" a los ciudadanos, en la forma de los incrementos del 93% para el consumo de electricidad en los hogares y del 35% en el gas, respectivamente. Factor que desnuda contundentemente el fin de fiesta de los subsidios, y que llegará tarde o temprano al "blanqueo" de las tarifas de transporte. En todo caso, antes que Tempus fugit, la expresión más acorde bien podría trocar en Tempus frangit -tiempo fracturado-. Porque Néstor Carlos Kirchner ha terminado de decidirse por estrellar el reloj de arena contra la pared. Por Matías E. Ruiz, para El Ojo Digital Política. e-Mail: contacto@elojodigital.com.
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