POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

El sueño imposible de Néstor y Cristina

Rápido repaso de las estrategias venideras del matrimonio gobernante. Sin vueltas, se analizan escenarios "de máxima" y "de mínima" para el círculo íntimo del poder kirchnerista.

21 de Julio de 2010
Néstor Carlos Kirchner -aún cuando muchos supongan en contrario- no tiene el objetivo de convertirse en el próximo presidente de la Argentina para el período 2011-2015. Semejante objetivo -él lo sabe- se le ha venido escurriendo de las manos, en función de las "no-estadísticas" de inseguridad e inflación que las autoridades "competentes" se esfuerzan en negar. Porque, numerillos aparte, el golpe más crudo es el que la incontestable realidad le propina a los ciudadanos con rigor diario. Sin importar la clase social a la que declamen pertenecer. Dicho de otro modo: la opinión pública puede tolerar las más cruentas exhibiciones de corrupción, pero sabe castigar cuando los bolsillos adelgazan. Tal como le ocurriera a Carlos Saúl Menem después de 1997, cuando la inflación cero comenzó a evidenciar sus mentiras para dar paso a un índice de precios que evolucionaba con el dólar como patrón. Meses después, y con la recesión cavallista golpeando las puertas de todas las casas de familia del país, la taba se le dio vuelta y -solo entonces- la gente comenzó a poner el ojo en la corruptela de los funcionarios de la administración pública. Al cónyuge de Cristina Fernández -para nombrar al dueño del circo-, le está sucediendo algo parecido. ¿Cuál es la solución tradicional a la que suelen recurrir los políticos de corte clásico en esta nación olvidada de Dios? Simple: optan por expulsar, gradualmente, al sector privado de todas las economías regionales. Miles y miles de empleados públicos inútiles se van apilando en una desagradable torre de Babel, dando forma a una estructura deleznable sobre la cual los ideólogos construyen capital político de cara a futuras elecciones. A la postre, la fórmula conlleva un inherente (y también irreversible) pase de facturas: hoy por hoy, se sabe de antemano que no menos del 50% de los asalariados de la función pública de todo el país desprecian a aquellos que los pusieron allí. Comenzando por la Casa Rosada, por donde pululan más enemigos que amigos. Y coloreando el refrán que reza que "Nadie es profeta en su tierra" (Balcarce 50 y El Calafate). Con todo, Néstor Kirchner en persona intenta edificar la falacia de que su núcleo duro de votantes se ubica en torno del 35%; faena que viene alimentando con la complicidad de encuestadores y opinólogos que han visto la oportunidad de ver crecer su patrimonio en forma rauda pero también segura. Fernando Braga Menéndez es apenas la punta del iceberg de esta patética y deforme configuración de opinadores compulsivos, amigos del poder más corrupto en toda la historia nacional. De tal suerte que, mientras el "ganado" se entretiene con la televisación del mundial de fútbol y las peleas entre inútiles congresistas en relación al matrimonio homosexual, el esposo de la petulante Cristina Fernández pugna por consolidar su control de Telecom (basta leer a Carlos Pagni, La Nación) y darle forma a su propio multimedio, sostenido por los comunicadores sociales más impresentables y parasitarios -pues, claramente, estos se enfrentan a los codazos por hacer "bolsa" con los dineros del Estado-. De esta manera, construye Néstor Carlos su escenario de mínima, esto es, sabiéndose perdedor en 2011. Porque, aún cuando Duhalde o Cobos se hagan del sillón de Rivadavia (no vale la pena hablar de otros), la estructura multimediática del santacruceño, sumada al ingente fluír de fondos provenientes de los negociados que conservarán Kirchner y sus amigos, por sí solo constituirán dos variables de peso que utilizará para acorralar al futuro presidente y ponerlo donde él lo desee. Kirchner ha comprendido mucho mejor que sus antecesores la importancia de contar con un contrapeso, sin importar que el fiel de la balanza pueda inclinarse a partir de emisiones de radio y tevé propias. Tal como hoy lo hace el insufrible programa "6, 7, 8", esta Estrella de la Muerte en construcción -a la manera de La Guerra de las Galaxias- servirá para poner el archivo a disposición del "Jefe", con el único objeto de destruír a rivales y enemigos desde la óptica de los secretos que todos ocultan en su armario. Adolf Hitler tenía a Göebbels, pero Néstor se escuda en Aníbal Fernández. Y Kirchner también dispondrá de televisión digital propia y de esa enorme plataforma anónima que representa Internet. Los condimentos infaltables para arruinarle la vida a los atrevidos que osen pensar distinto. Del mismo modo en que cierta frase reza que "el mejor truco del Diablo es haber convencido a todo mundo de que no existe", la estrategia de Néstor Kirchner ha sido convencer a la ciudadanía y los opositores de que sus intenciones no eran otra cosa que democráticas. Periodistas y dirigentes de la vereda de enfrente del cónyuge de Cristina saben bien que, si acaso se produce el milagro de que 2011 sea testigo de un oficialismo triunfador, a muchos no les quedará otra que el autoexilio o la prisión. El matrimonio patagónico y sus tenebrosos acólitos han escrito las páginas de su librillo con la tinta de innumerables sociedades corruptas, contando con la plataforma de sobornos montada con funcionarios del carismático venezolano Hugo Chávez Frías, por citar un caso. El aporte logístico del aliado caribeño será de utilidad, hasta tanto el malhumor de Washington no siga creciendo y algún general no se decida a poner al bolivariano en una reja cercana a la del dictador panameño Manuel Noriega, manu militari mediante. Puertas adentro, no hay que ostentar demasiadas luces para concluír que el aliado más poderoso de Néstor Carlos Kirchner es el miedo, con más de una táctica bien calcada del nacionalsocialismo alemán. Es el temor a lo que pueda venir después lo que mantiene a raya -por ahora- a intendentes y gobernadores: no vaya a ser que le den la espalda a la señora que "vive en la tele" y terminen con sus municipios y distritos incendiados. En este temor reposa también la necesidad de incontables empresarios y magistrados de seguir apoyando al apocalíptico Néstor. No en vano tienen a elementos de la Secretaría de Inteligencia persiguiéndolos hasta los más recónditos recovecos. No en vano, delegaciones de espionaje de las policías y de Gendarmería Nacional se han pegado como una sombra a opositores en el interior del país. Lo que fuera bautizado en su momento como "estado policial" por el candidato Eduardo Duhalde. Casi nadie lo contradijo. El escenario político vernáculo -está visto- no se configura a la medida de principiantes. Se ha referido que los inocentes radicales del Congreso no están para la faena de estorbar a Néstor Kirchner. Si los televidentes se asombran con Amado Boudou trapeando el piso con Gerardo Morales, esto debe ser porque, o bien Morales tiene mucho más para ocultar que el titular de Finanzas y se subió al caballo de un "arrugue estratégico", o bien la oposición de la UCR no está a la altura del desafío. El que parece tener "la llave" para encerrar al "Loco" -pocas dudas quedan- es el peronismo "disidente". Solo basta que esa mesa termine de reunirse, y que los principales candidatos del ala dejen de hacer los deberes a medias, dejándose representar por inexpertos albaceas. Vaya el caso del hasta hace poco candidato a Presidente, Francisco De Narváez, quien hace cuestión de días recorriera la zona de Ringuelet, en la provincia de Buenos Aires. Refieren los presentes que los insultos que cosechó fueron récord para el Guiness. Al parecer, el bueno de don Alfredo Atanasof no estudió bien el terreno, y llevó a su jefe a pasear por barrios que antes lo habían votado, pero que al día de hoy no vieron un peso de lo prometido en 2009. Estrategia o no estrategia, Maquiavelo o no Maquiavelo, lo que muchos politiqueros de barrio privado o vástagos de empresarios no alcanzan a comprender es que caminatas y actos políticos rentados no sirven para convencer a un creciente número de conciudadanos hastiados de promesas incumplidas y recurrentes tomadas de pelo. Movilizar micros o mostrarse con gremialistas liquidados y gobernadores coimeros solo sirve para remitir un poderoso mensaje negativo: "Soy más de lo mismo". Para Néstor, el objetivo de máxima coincide con rescatar un porcentaje decoroso en las presidenciales, conservar Santa Cruz y poder estrenar su multimedio digital (tevé e Internet), todo con tal de sentarse en la mesa grande del pejotismo y bloquear cualquier intento de ponerlo tras las rejas. En esto se basa, sin mayor parlamento, la ensoñación del Supremo. Aunque antes deba salir de ese lodazal que él mismo se ha creado y que se da en llamar "interna peronista". De cualquier forma, entre bambalinas, el señor de mirada tuerta no deja de obsequiarse estruendosas risotadas: muchos siguen actuando conforme a sus diabólicos planes, y lo peor es que no se dan cuenta. El aspira a cuatro años más de jolgorio para seguir manejando a los protagonistas como el titiritero que ha sido siempre, mientras su esposa continúa de shopping y su hijo Máximo se anota los años suficientes como para sucederlo. Mientras más meses transcurran y nadie sea capaz de suministrarle una derrota hiriente (parlamento o urnas de por medio), más argentinos se convencerán de que "no hay otro mejor" y, muy probablemente, se sumen a su cruzada pesimista. Para ello es que se ponen en escena números de fantasía y encuestadores de renombre son removidos de la ecuación, por obra y gracia del Espíritu Santo Monetario y el Gran Dios Dinero. Otros, naturalmente cartesianos, sostienen que será el mundial de fútbol de Maradona el que -con su previsible fracaso- quintuplicará el desprecio público hacia el matrimonio gobernante. Habrá, pues, que sacrificar a la selección argentina de balompié para rescatar al país de una época oscurantista que, diariamente, nos arroja alguna que otra muestra gratis. El sueño imposible de los moradores de Balcarce 50 (la permanencia) asoma para los ciudadanos como un auténtica pesadilla, aún no despejada del horizonte de la República. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. e-Mail: contacto (arroba) elojodigital.com.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política