POLITICA: POR FRANCISCO MONTESANO, PERIODISTA, PARA EL OJO DIGITAL

El matrimonio Kirchner: mil y una razones para inventar enemigos

El matrimonio Kirchner, con su oratoria propia de aquellos que no pueden atemperar su crispación, han impuesto un género dialéctico sin sosiego. Hablan con el cuchillo entre los dientes.

21 de Julio de 2010
La gestión gubernamental, desde hace 6 años, ha ido evolucionando. Hoy, prima su estrategia la inducción al miedo, discurso destinado a la sociedad en su conjunto, a través del abuso de poder. Con su insistencia en especulaciones conspirativas, la Presidenta no percibe aún que sigue debilitando su imagen. Pero debilidad y autoritarismo no se emparentan; por el contrario, son opuestos. A sus delirantes fantasías conspirativas, Cristina Fernández le adicionó en estos días un preocupante culto por el exceso en el mando, en una inédita obstinación para reemplazar al Presidente del Banco Central e ignorando toda la legislación vigente. Le sumó al desorden la postergación de su viaje a la República Popular China. Su excusa, a saber: que el Vicepresidente Julio Cobos no debe quedarse frente del Poder Ejecutivo en forma interina, porque "no cumple el rol que le asigna la Constitución" y "obstruye y se opone a medidas que son resorte de la Presidencia". Todo según su frondosa imaginación. Cualquier sociólogo comprendería la filosofía del matrimonio kirchnerista quienes se alejan de los preceptos de la propuesta del pensador francés Jean-Jacques Rousseau, "El Contrato Social", en cuyos fundamentos descartaba que el vínculo social se hallara en la fuerza o la sumisión sino que, por el contrario, los hombres voluntariamente renuncian a un estado natural para someterse a las reglas de la sociedad, a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social. Este consentimiento voluntario se materializa a través de un contrato, que el autor denominaba el "contrato social". La Sr.a y el Sr. Kirchner creen sólo en esta axioma: "La verdad es mía, toda ella, siempre; procuro imponerla y, si no es posible, descarto otras verdades y me resisto a colaborar. Me frusta y me genera rencor quienes no aceptan mi verdad". Este tipo de conducta provoca serios daños, al tiempo que sus efectos se acrecientan cuando varios semejantes están igualmente convencidos de poseer esa "verdad". El diálogo se bloquea, los argumentos se radicalizan. No interesan las formas de colaboración o de apoyo mutuo. En este insano cruce de egos e intereses, es más sencillo reconocer las conductas destructivas inherentes. En esta contienda contínua que nos proponen nuestros mandatarios, descubrimos que existe una refinada maestría para negar que actúan sesgados por sus intereses y que muchos están mas capacitados para justificar lo que sea con tal de arrogarse la razón, en lugar de gobernar, que es lo que la ciudadanía les reclama. En este contexto de fuertes antagonismos, se hace complejo convocar y utilizar a pleno el potencial de un grupo social ya que, más que intentar alinear diversos intereses y necesidades, se procura imponer los propios. Todo ello provoca una enorme dilapidación de energía, y las capacidades de construir se disipan o no logran cobrar forma. Los Kirchner han engendrado incontables enemigos, antes que adversarios políticos. ¿En qué se distingue un enemigo de un adversario? Enemigo es aquel que persigue mi destrucción o someterme. El adversario, en cambio, es quien lucha por sus propios intereses, sean estos materiales, o ideológicos. Pero obra en tal sentido, sin obtenerlo a expensas de la realización ajena. Si supiésemos distinguir, tomaríamos conciencia de los errores e injusticias que estamos cometiendo, y de las oportunidades que existen para construir en conjunto. Confundir enemigos con adversarios, finalmente, es un buen termómetro para sintetizar los valores y concepciones que nos guían. Valorar el esfuerzo del otro, su contribución, homogenizar las perspectivas, Este es el verdadero desafío. Por el contrario, los fundamentalistas de cualquier naturaleza ven enemigos por doquier y, consecuentes con su ideología, se aprestan a eliminarlos, denostarlos y culparlos de todos los males habidos y por haber. Un rasgo común los identifica: ejercitan el autoritarismo y son cortos en misericordia y buena voluntad. Hay momentos históricos que requieren puntos de inflexión. Resulta oneroso y negativo ir constantemente de salto en salto. Posponer o desechar soluciones mancomunadas sólo conduce al desborde social. El canibalismo político que estamos contemplando -resultado de la anteposición de los egos e intereses personales a la solución de conflictos- atenta abiertamente contra los intereses del conjunto social e impiden reconocer acertadamente nuestras necesidades y aspiraciones. Por Francisco Montesano, Periodista Blogs: http://blogs.clarin.com/conflictos-y-dilemas/posts http://nuevoencuentro.com/franciscomontesano/
Por Francisco Montesano -periodista-, para El Ojo Digital Política