SOCIEDAD: POR SERGIO JULIO NERGUIZIAN, PARA EL OJO DIGITAL

Un discurso secreto de Juan Domingo Perón. El mensaje que el Ejército no quiso difundir

En la Biblioteca Privada del Presidente Perón en el Congreso de la Nación, existe un folleto numerado 0390 (B.P. 673), fechado en 1953 que contiene el discurso pronunciado por el entonces Presidente de la República Argentina en la Escuela Nacional de Guerra.

21 de Julio de 2010
En el ángulo superior izquierdo se lee "Reservado" y, hasta 1967, no fue dado a conocer públicamente, sino recién después que el propio Perón saliera a confirmar la autenticidad del documento. Para los altos mandos del Ejército, se trató siempre de un documento caratulado como secreto y por lo tanto siempre se desmintió su existencia, aunque un infidente publicara una versión en Uruguay en enero de 1954. Ya en 1951, Perón advierte que el modelo de sustitución de importaciones requería de una ampliación del mercado interno a fin de alcanzar a través de una Unión Aduanera con los vecinos una auténtica economía de escala, condición inexcusable para garantizar la competitividad de nuestra producción. Entonces, se ilusiona con el proyecto A.B.C. (Argentina, Brasil, Chile), idea motriz que el establishment no aceptará por creer que atentará contra los intereses consolidados. En el Brasil, uno de los cargos centrales que la oposición le hará al Presidente Vargas será su simpatía con la propuesta argentina. Esta imputación del "delito de solidaridad latinoamericana" terminará trágicamente con el suicidio del Presidente. El 11 de noviembre de 1953, luego de oír una conferencia en la Escuela Nacional de Guerra, Perón se dirige al auditorio, estableciendo algunas líneas de acción en política exterior que pronto el alto mando considerará prudente no tomen estado público. El Presidente determina de entrada las dos grandes cuestiones que habrá de enfrentar el mundo: superpoblación y superindustrialización. La consecuencia inmediata es doble: "Resulta también indiscutible que la lucha fundamental en un mundo superpoblado es por una cosa siempre primordial para la humanidad:la comida. Ese es el peor y el más difícil problema a resolver", y su efecto inmediato, la lucha por el control de las materias primas. De la fortaleza de Sudamérica en términos de sus recursos naturales y su capacidad de producción de alimentos, nacen también sus riesgos mayores: los países superpoblados y super industrializados, que no disponen de alimentos ni de materia prima, pero que a la vez ostentan su gran poder, podrían emplearlo "para despojarnos de los elementos de que nosotros disponemos en demasía con relación a nuestra población y a nuestras necesidades". De ahí que se imponga la unidad como un mecanismo idóneo de defensa frente a una previsible agudización de las tensiones planetarias. Argentina debe tomar la iniciativa para sumar a sus vecinos al proyecto de integración económica: junto a Brasil y Chile "conforman quizá en el momento actual la unidad económica más extraordinaria del mundo entero, sobre todo para el futuro, porque toda esa inmensa disponibilidad constituye su reserva". En Brasil, un poder discreto y obsesivo se opondrá a toda insinuación de un proyecto de unidad propuesto por nuestro país: Itamaraty, nombre de la sede de la cancillería carioca, representa una institución supergubernamental de influencia decisiva en su ámbito. Perón lo sabe: "Itamaraty ha soñado,desde la época de su Emperador hasta nuestro días, con una política que se ha prolongado a través de todos los hombres que han ocupado ese difícil cargo en el Brasil. Ella los había llevado a establecer un arco entre Chile y el Brasil: esa política debe ser vencida con el tiempo y por un buen proceder de parte nuestra". Perón llega a firmar, con la previa anuencia brasileña, un tratado preliminar con el Presidente Ibáñez de Chile. Vargas, a su vez, ha pedido más tiempo, pues considera que su frente interno aún no está maduro para cualquier cosa que huela a integración. Cuando la noticia del acuerdo argentino-chileno llega a Río de Janeiro, la Cancillería pone en marcha su plan para golpear tanto al documento como a un embrionario neoimperialismo argentino. Dice el historiador Alberto Methol Ferré: "La campaña contra Vargas fue desencadenada por Lacerda y por el ex canciller Neves a raíz de la alianza con la Argentina de Perón. En la caida y suicidio de Vargas, el mayor énfasis fue la campaña contra la alianza argentina de Vargas. Se quería evitar la alianza Argentina-Brasil". Perón estaba dispuesto a jugar fuerte en el proyecto que ahora se deshacía: "Más aún, dijimos: vamos a suprimir las fronteras,si es preciso. Yo agarraba cualquier cosa, porque estaba dentro de la orientación que yo seguía y de lo que yo creía que era necesario y conveniente". Dos años antes de la conferencia que comentamos, Perón publica con el seudónimo de Descartes un artículo en el diario Democracia del 20 de diciembre de 1951. Allí señala que su proyecto de integración tiene un autor intelectual: "Hace ya muchos años, un brasileño ilustre que veía lejos, Río Branco, lanzó la idea del ABC, pacto político regional destinado a tener proyecciones históricas". Convencido de la inminencia de una Tercera Guerra Mundial, advierte sobre la necesidad de la cooperación sudamericana para enfrentar en las mejores condiciones las pretensiones de la potencia imperialista que habría de emerger victoriosa del conflicto. Su convicción es categórica: "Ni Argentina, ni Brasil ni Chile aisladas pueden soñar con la unidad económica indispensables para enfrentar un destino de grandeza". Tres meses antes del artículo en Democracia, el 21 de setiembre de 1951, durante un agasajo ofrecido al Embajador del Brasil en nuestro país y ya con Getulio Vargas en el poder, Perón intenta resaltar las ventajas de la integración, aunque quizá con alguna dosis de ingenuidad acerca de las intenciones reales de la Cancillería brasileña: "Nosotros, los argentinos, compartimos el profundo pensar de este ilustre brasileño, al decir que la Argentina y Brasil, en esta hora incierta de la humanidad, unidos nos salvaremos; nos salvaremos de cualquier acechanza del destino o de cualquier mala situación que pueda venir en los tiempos venideros. Unidos, en esta parte del mundo, no solo seremos ejemplos de unidad, sino que seremos también punto de apoyo para que ese ejemplo sea constructivo para todo el resto de los americanos". Más allá de aciertos y falencias en la perspectiva, impresiona en Perón la categoría de sus preocupaciones, muy cercanas al paradigma del estadista en el sentido de que superan el horizonte cercano de las cuestiones inmediatas. No hubo Tercera Guerra Mundial (aunque la Guerra Fría bien puede ser considerada un sucedáneo de la convencional) ni Chile mantuvo su interés en una sociedad con nuestro país, ni parece hoy que Brasil requiera de Argentina para su proyección mundial; ni el Mercosur logra salir de su letargo. Sin embargo, vale preguntarse, ¿cuántos políticos argentinos tienen hoy preocupación por lo que será de la Argentina en 2059? Por Sergio Julio Nerguizian, para El Ojo Digital Sociedad. E-mail: sjnerguizian (arroba) hotmail.com.
Por Sergio Julio Nerguizian, para El Ojo Digital Sociedad-Historia