POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Caso Aerolíneas: el "Vuelo de los Amigos K" amerita una serie de renuncias, entre ellas, las de Mariano Recalde y el legislador porteño K Juan Cabandié

En los cielos kirchneristas, no solamente sobrevuelan los aviones de Aerolíneas Argentinas repletos de amigos del poder, sino también esa sensación de que a los protagonistas del no tan novedoso, pero ciertamente patético affaire, todo les importa un comino. En especial la parte de la historia en que deben rendir explicaciones ante los contribuyentes.

21 de Julio de 2010
El "Vuelo de los 49" decidió bautizar Diario Clarín al avión de Aerolíneas que trasladó -en modalidad servicio door to door- a un puñado de individuos allegados al poder kirchnerista (entre gremialistas, hijos de, políticos y funcionarios), para poder ver el último partido de la Selección Argentina en las Eliminatorias en la República Oriental del Uruguay. Sin importar el rótulo que gane el concurso a la hora de nombrar a este nuevo papelón oficial, pocos podrán negar que en el vuelo bajo mención viajaron efectivamente estas personas, fieles representantes de lo más deleznable de esa política de favores, contra la que ya se ha expresado incontables veces esta sociedad hastiada. Las identidades del lamentable hecho ya trascendieron en los medios, de forma tal que los viajeros se han encontrado ellos mismos en una posición por lo demás incómoda, al no poder desmentir los informes. Los nombres siguientes son los que pasarán a formar parte de la extensa historia de corruptela de la Era Kirchner: - Mariano Recalde (presidente de Aerolíneas Argentinas) - Juan Cabandié (legislador porteño del kirchnerismo en la Capital Federal) - Facundo Moyano, hijo del líder de la CGT y titular del gremio de los empleados de Peajes - Andrés "Cuervo" Larroque - Diego Martín Lasala - Alejandro Julián Alvarez - Juan José Domínguez - Gerónimo Ustarrol - Eduardo Enrique De Pedro - Franco Vitali - Daniel Méndez (vocero de Aerolíneas Argentinas) - Genaro Aversa (socio y yerno de don Julio Grondona) - Eduardo Deluca (secretario de CONMEBOL - Salvador D Antonio (titular del club Sportivo Italiano) - Segundo Tévez (padre del jugador de fútbol, Carlos Tévez) - Miguel Angel Tévez (hermano del jugador) - Nahuel Andino - Rodrigo Arribillaga - Víctor Barbarito - Federico Calello - Jorgelina Cardozo - Diana Carreño - Martín Valsecchi - Martín Chávez - Marcelo Cohen - Juan Pablo Brey - Ignacio Cornelli - Mariano D Arcángelo - Elías Faur - Ignacio Firmat - Martín Firmat - Christian Galdeano - Héctor González - Malu Kehrwald - Florencia Magariños - Andrea Moller - Norman Moller - Luca Moller - Mariano Muñoz - Julián Pérez - Stella Maris Rodríguez - Manuel Romero - Luciano Scriminaci - Alberto Sobotowicz - José Maldini Entre los apellidos referidos -sin descripción específica de tareas-, figuran militantes oficialistas -los tristemente célebres "Jóvenes K"-, y amigos o bien familiares de pasajeros con llegada a AFA y Balcarce 50, polos hoy unidos en el frente que echó a empellones a Grupo Clarín de la transmisión del torneo local de fútbol. Para muchos de los protagonistas del "Vuelo de Amigos", el escrache del que ya fueron parte en todos los medios de alcance nacional, constituyó un importante dolor de cabeza. El dolor más punzante -sin lugar a dudas- lo está padeciendo el Presidente de Aerolíneas Argentinas, el joven e inexperto Mariano Recalde, quien por estas horas se ha visto obligado a desfilar por cuanto micrófono hay por ahí, a los efectos de intentar apagar un incendio que ya se devoró a todo y a todos. El principal problema lo tienen aquellos con las responsabilidades clásicas de servidores públicos. Recalde, por su parte, es hijo del abogado de la CGT moyanista-kirchnerista, con lo cual, el lector podrá imaginarse cómo se decidió su nombramiento. Que, desde luego, no fue resuelto en base a la propia capacidad. La inexperiencia del muchachín se ha comprobado al observar que sus declaraciones, lejos de aclarar, oscurecen. En sus últimas palabras, se pudo apreciar un evidente dejo de desesperación, especialmente a través del inexplicable comentario al respecto de que el vuelo en cuestión dejó una ganancia de poco más de diez mil pesos. Es que el affaire del vuelo con destino oriental se circunscribe directamente en el desorbitado déficit de la compañía aérea, que supera los varios cientos de millones de pesos en rigor mensual. El propio Mariano Recalde se autoaniquila en su argumento, cuando dice que existió "racionalidad económica" en la operación. Porque, si efectivamente la ganancia fue de diez mil pesos en moneda nacional y las plazas cubiertas fueron de menos de la mitad, ¿no es lógico que -si se hubieran cubierto las más de 110 plazas habilitadas- ese ingreso hubiera sido a las claras superior? Solo se ocuparon 49 asientos en la aeronave que partiera con rumbo montevideano. Más tenebrosa aún fue la vía que eligió para contestar a las preguntas de los cronistas: ¿Por qué no averiguan de quién son los hijos de Ernestina Herrera de Noble?. Aún cuando el encumbrado establishment del "Gran Diario Argentino" todavía debe responder para aclarar aquella espinosa cuestión, no deja de ser lóbrego y pedregoso el salvoconducto por el que optó Recalde. Una categórica confirmación al respecto de las salidas extorsivas y chantajistas que caracterizan a la función pública pingüina. En cualquier escenario, al joven imberbe Mariano Recalde solo le cabe renunciar a su puesto de presidente de la aerolínea, con previo pedido público de disculpas en conferencia de prensa nacional. De más está decir, esta es la única salida que podría reivindicarlo en el futuro. Más teniendo en cuenta que los Kirchner han acostumbrado a los argentinos a una época récord en irresponsabilidad y desfachatez. Imposible defender aquello que se presenta como indefendible. No se esperaría una decisión similar de parte de Facundo Moyano, el inefable hijo de Hugo que hoy concentra el poder en el violento gremio de los trabajadores de peajes del país. Su modus operandi ya le fue revelado a la opinión pública en ocasión del brutal ataque contra una empresa concesionaria y sus empleados, que tuviera lugar menos de dos años atrás. Para describir el concepto de impunidad, a veces las letras mayúsculas incluso se quedan cortas. Los Moyano se fortalecen por la vía del miedo y el apriete; pruebas a la vista. Juan Cabandié, diputado por el Frente para la Victoria de la Capital Federal, es otro de los insalvables protagonistas y quien más furia ciudadana ha concentrado en las últimas horas, especialmente luego de que saliera a declarar ante los medios su bronca por haber sido escrachado, sin la menor posibilidad de redención. Pareció jurar venganza contra los promotores de la novedad cuando declamó que "Hay algunos que nos están cobrando el hecho de haber privatizado Aerolíneas Argentinas". Paupérrimo argumento cuyo fin es deflectar la atención y redirigirla hacia otra parte y que, dicho sea de paso, no desmiente la propia responsabilidad. Como era de esperarse, Cabandié respondió ante las preguntas de ciertos medios con ese autoritarismo tan clásico del militante de los derechos humanos kirchneristas. "Eramos todos personas comunes y corrientes" (los pasajeros), fue la frase con la que pasó al terreno de una evidente mentira. Cabandié es un ex joven K y autoproclamado "hijo de desaparecidos", que cobró fama bajo el cobijo de Estela Barnes de Carlotto, pasajera frecuente en los vuelos de los aviones presidenciales junto al matrimonio presidencial. Gracias a las bondades del sistema electoral, terminó como representante de las huestes K en la arena política de la Capital Federal, y hoy es un fiel ladero de los sectores oficialistas que persiguen el único objetivo de hacerle a Mauricio Macri la vida imposible en la Jefatura de Gobierno porteña. Su personal de "comunicaciones institucionales" oportunamente se ensañó con El Ojo Digital, luego de que se rechazara elegantemente su oferta de promocionar las actividades proselitistas en días previos a las elecciones del 28 de junio, que perdiera el oficialismo de manera inapelable. "Lamentable la posición política de este medio", finalizaba el último correo electrónico que el staff de Cabandié remitió a nuestro medio. Ya en aquellas épocas se insinuaba la voluntad dictatorial de los círculos oficialistas de controlar a la prensa, como si los trabajadores del rubro estuvieran obligados a reportar las caminatas ciudadanas de las hordas de candidatos K. Pero Cabandié deberá reportar ahora ante ciertas cabezas del movimiento derechohumanista que ya se ven tentados de "soltarle la mano", solo por haber participado del vuelo de Aerolíneas que causa hoy tanto disgusto ciudadano. ¿Es esta la clase de gente que defiende las causas nobles de los derechos civiles? El pobre muchacho Cabandié apenas pasa los treinta años de edad y, encerrado en el interminable laberinto del affaire del "Vuelo de los Amigos", nos ha invitado a corroborar -por las malas- que la casaca de la política le queda grande. Ha echado al basurero la escasa reputación que le quedaba. La renuncia a su banca se asoma en su horizonte político, como el único sendero para la autorreivindicación. Irresueltamente, el legislador se defiende desde la tribuna permanente que posee en el medio Crítica Digital, afiliada a la devaluada ideología del referente de un derechohumanismo liquidado y ya sin apoyo ciudadano. Nota divertida aparte: mientras comenzaba a revelarse el protagonismo de Cabandié en el vuelo de Aerolíneas al Uruguay, en Crítica se reproducían los conceptos del diputado porteño, en donde acusaba a la oposición a los Kirchner de posicionarse "en el preámbulo del golpe de Estado". Parece claro que Juan Cabandié es un cabal exponente de la política de kindergarten, para la cual le falta todavía mucho para pasar a la Primaria. Detalles aparte, lo cierto es que el episodio del vuelo de Aerolíneas, habla a las claras de esa percepción de desvergüenza que caracteriza a los referentes y asociados del kirchnerismo, y cuyo incontestable slogan es: Aquí no ha pasado nada. Cambiemos para que todo siga igual. Finalmente, más de un lector se preguntará: ¿de dónde partió la información? No faltan quienes apuntan contra el mismísimo Alberto Fernández, ex Jefe de Gabinete del oficialismo, y que por estas horas se esfuerza por reacomodarse en el amplio espectro de la oposición al fallido gobierno de Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner. Fernández era en su momento un fiel soldado del ex presidente, encargado también de ordenar las tapas principales de Diario Clarín y otros medios de peso. Su agenda manuscrita podría cotizar en la Bolsa de Comercio, y hoy sus papeles hubieran disparado su cotización. Tal es el valor de sus contactos. El propio Kirchner sospecha que su ex alfil, en pos de reubicarse dentro del círculo duhaldista, juega el rol de pasador de porciones de invaluable información confidencial. Como lo refería recientemente una fuente reservada de El Ojo Digital: Este muchacho sabe detalles de todas y cada una de las travesuras de Néstor, y muchísimo de las de Cristina. La broma circula en el sentido de que sabe "hasta de los extraterrestres de Roswell" -risas-. Sin embargo, se dice también que -próximamente- Alberto se encargará de hacer filtrar a los medios información escabrosa que podría perjudicar, al punto de la renuncia, al Premier Aníbal Fernández, el único factor de poder que le queda hoy a los Kirchner en su estrategia de imposición de agenda. Ya sin Aníbal en el gobierno, esta pesadilla se podría terminar en pocas horas, promete la fuente. Mientras tanto, el episodio del "Vuelo de los Amigos" promete llegar a la Justicia, a partir de una denuncia del abogado Ricardo Monner Sanz. La mala noticia es que la presentación recaló en las fronteras de la jueza María Romilda Servini de Cubría, cuyos pobres avances en temarios que comprometen el buen nombre del matrimonio presidencial ya han sido tema de conversación de parte de numerosos analistas políticos y medios de prensa bien informados. Además, la magistrada se encuentra en extremo presionada, a partir de los seguimientos y el espionaje a los que -aparentemente- la viene sometiendo la Casa Rosada. La esperanza, dicen por allí, es lo último que se pierde. Tendremos el tema del vuelo de Aerolíneas pululando por las portadas y primeras planas por algunas semanas más. Tiempo suficiente como para que Mariano Recalde y Juan Cabandié reflexionen y lleguen a la conclusión de que la renuncia es el único camino que les queda. De otro modo, humildes medios como El Ojo Digital se verán obligados a recordarles, hasta el fin de los días, su necesaria participación en este nuevo desmadre. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. E-mail: elojodigital.com (arroba) gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política