POLITICA: POR GABRIEL MARTIN, PARA EL OJO DIGITAL

El reequipamiento militar brasileño y el eterno atraso de la Argentina

Elocuente material que, a priori, podría no interesarle al lector común pero que conlleva una evidente importancia estratégica en su contenido. Mientras el Brasil progresa en todas las áreas, la Argentina consolida -de la mano de sus políticos- el abandono de su antigua posición de líder regional.

21 de Julio de 2010
Hace poco más de treinta años, en ocasión de una visita realizada por quien esto escribe a las fábricas de armamento de nuestro vecino país, Brasil, ya se podía intuir hacia dónde apuntaban nuestra hermana república en lo relacionado con su política geoestratégica. En conversaciones con el entonces director de la empresa Forjas Taurus S.A. -el señor Pereyra Murguel- y aquellos que componían el directorio de su entonces competidora en la Argentina, la metalúrgica Amadeo Rossi ?hoy absorbida por Forjas Taurus-, quedé ciertamente impresionado. Forjas Taurus ya fabricaba, por la vía de la técnica de la microfusión, piezas para la industria aeronáutica del Brasil. Mi impresión tenía sus fundamentos, en vistas de la manera en que la República Federativa del Brasil se encontraba revisando su posicionamiento a mediano y largo plazo en materia de armamento y provisión de material bélico al mayoría de los ejércitos de América del Sur con productos de fabricación nacional brasilera o binacional (en colaboración con los argentinos). Irónico pero comprensible: ellos hicieron esfuerzos para asociarse con nuestra nación, a pesar de que le llevábamos más de tres décadas de experiencia en la materia. Pero, para muchos de nosotros ?a caballo de nuestra clásica y conocida soberbia- los brasileños (sin intención de ofender, y como lo señaló oportunamente un conocido mío), aún se veían a sí mismos bajándose de los árboles. Hablando, por supuesto, en materia siderúrgica e industrial, además de otros aspectos relacionados con la industria pesada. Incontables fueron los ofrecimientos del Palacio de Planalto (Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil) durante las décadas pasadas, a los efectos de "unir" esfuerzos entre su país y la Argentina, con el fin de emprender en sociedad el desarrollo y fabricación de todo tipo de armamento, para provisión de nuestras fuerzas armadas y las de la región. La cuestión de la fabricación de armas cortas y largas, cañones y obuses, carros de combate, aviones y embarcaciones para exclusivo uso militar y de fuerzas de seguridad sudamericanas, apoyándose casi todos los proyectos en tecnología europea (especialmente francesa y alemana) buscaba una abierta independencia de los Estados Unidos de América. Desde siempre, son conocidas las presiones de Washington para que las naciones libres del globo eviten seguir este camino. Me permito citar el ejemplo peruano, cuyas autoridades optaron por material de fabricación soviética en su oportunidad. Poco después, en la nación inca surgió el grupo guerrillero "Sendero Luminoso". La propuesta brasileña se dio en un contexto complicado como lo fue la década del setenta. El ofrecimiento se volvió impensable para los uniformados argentinos, que por aquel entonces gobernaban nuestro país bajo un sistema dictatorial en extremo dependiente de Estados Unidos. Aún cuando la Marina de Guerra coqueteaba con los alemanes y desarrollaba submarinos en los astilleros Pedro Domecq García, ubicados en la costanera sur de la ciudad de Buenos Aires. Este monstruoso lugar, construido por la Armada Argentina, concebido originalmente para la fabricación de submarinos nucleares, hoy está alquilado a la firma SPI, donde se construyen barcazas para YPF y otros proyectos de mucha menor envergadura. La Marina también acariciaba un ambicioso proyecto para la fabricación de fragatas misilísticas, conjuntamente con Francia. Las décadas subsiguientes fueron para nuestro país, en el rubro de la industria bélica para la defensa nacional, nefastas, a pesar de que un número interesante de militares en situación de retiro y civiles hizo suculentos negocios, vendiendo material bélico de industria nacional. Gran parte de este material era localizado al servicio de terceros países que a su vez lo revendían. En otros ejemplos bien documentados, se contabilizó material de artillería que era enviado a Fabricaciones Militares para su mantenimient pero que luego aparecía en la Guerra de los Balcanes (ex Yugoslavia). Cualquiera de los bandos en pugna tenía en su arsenal armas cortas y largas (pistolas 9 milímetros, fusiles FAL calibre 7.62 mm de fabricación argentina con sus respectivos parques de municiones y repuestos). Por cierto, a los beligerantes les fueron capturados y confiscados obuses, morteros y cañones que todavía exhibían el escudo nacional, para vergüenza de nuestros militares que se hallaban destinados entre las fuerzas de Paz de las Naciones Unidas y que intentaban restablecer el orden en aquel convulsionado resquicio del planeta. Ellos se vieron obligados a reconocer -ante militares de otros países que componían la Fuerza de Paz-, que a pesar de la prohibición impuesta al mundo por la ONU, los "pícaros" militares argentinos vendían este material como "fierro viejo". Insisto: ese material iba a parar a terceros países y de allí seguía su curso hacia los bandos en guerra. Este tipo de negociados no comenzaron en la década del noventa. Ya durante los años setenta y ochenta se ejecutaban impunemente este tipo de negocios. Incluso puede afirmarse que muchos funcionarios de la era alfonsinista -y que ocupaban cargos de importancia en el Ministerio de Defensa- deberían dar explicaciones de la aparición de armamento fabricado en el país en los conflictos centroamericanos, entre los que se cuentan El Salvador, Nicaragua, Guatemala y otros). Esta situación derivó en que, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, los gendarmes del mundo occidental (entiéndase, OTAN, Estados Unidos y sus aliados) nos obligaran a desarmar el plan de construcción del malogrado misil o vector Cóndor, para venderle incluso los carriers y los planos del TAM (Tanque Argentino Mediano) al Brasil. Se procedió también -en medio de las presiones- a desmantelar la fábrica de armas medianas Domingo Matheu de Rosario, a reducir a su mínima expresión a la deficitaria Fabricaciones Militares y a su forzada privatización, sin olvidar que había pasado a la égida del Ministerio de Economía en tiempos del tristemente célebre Domingo Felipe Cavallo. Se sabe que "Mingo" se quedaba con todo lo que fuera negocio en aquellos tiempos. Fue así como abandonamos definitivamente los planes nacionales para la construcción de submarinos, fragatas misilísticas y aviones, el desarrollo sobre enriquecimiento de uranio en su totalidad, y lo propio se hizo en otros rubros. En definitiva, se echaron al basurero incontables años de investigación y duro esfuerzo. No solo éramos primeros en América Latina sino que estábamos catalogados dentro del selecto grupo de siete naciones del globo en condiciones de desarrollar armamento nuclear. Aunque debe aclararse que el objetivo nacional jamás tuvo fines bélicos. El objetivo era aprovechar estos gigantescos planes con metas pacíficas, pero exportando libremente tecnología en toda la materia. Sin temor a error: la Argentina se encontraba en una posición de décadas de ventaja, al compararse las posibilidades locales con el Brasil. No obstante, Brasilia nunca abandonó el sendero del progreso en este sentido. Ya sin asistencia o colaboración con la Argentina, la vecina república desarrolló su industria metalúrgica pesada así como también la petrolera. Incorporó tecnología en todos los campos de la economía -incluido el sector agrario-. Todo ello, también con la colaboración de empresarios argentinos que emigraron, llevándose sus capitales e invirtiendo en un país vecino que les otorgaba las ventajas y la seguridad jurídica que aquí brillan por su ausencia y que siempre les fueron negadas. Hacia Brasil emigraron también ingenieros y técnicos, formados en nuestras universidades y escuelas técnicas. Brasilia incorporó tecnología europea, china, rusa y de la Argentina especialmente. De aquí se valoraba la provisión de software ?bueno y barato- para informática, materia tan indispensable en la actual fabricación de cualquier tipo de elementos, más si hablamos de material como armamento para las fuerzas armadas. De esta manera, me he topado con el material periodístico que sigue a continuación, publicado en el prestigioso periódico La Jornada, de Ciudad de México, firmado por el no menos prestigioso y crítico periodista Raúl Zibechi: Título: El definitivo adiós al patio trasero El acuerdo firmado el 7 de septiembre por Luiz Inacio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy completa el viraje estratégico producido en la región con la decadencia de la hegemonía de Estados Unidos y el ascenso de Brasil como potencia global. Nace un complejo militar-industrial autónomo en lo que alguna vez fuera el patio trasero del imperio, que consigue blindar la Amazonia y las reservas de hidrocarburos descubiertas en el litoral marítimo brasileño. Por si fuera poco, se informó que Brasil está en condiciones de fabricar armas atómicas. El 5 de septiembre, el general Luiz Eduardo Rocha Paiva, profesor de la Escuela del Estado Mayor del Ejército, firmó un artículo de análisis en el sitio militar Defesanet: La miopía estratégica y la indigencia militar son las mayores amenazas a la soberanía de Brasil. Desde una perspectiva conservadora, critica de modo frontal la reacción de su país a la instalación de siete bases estadunidenses en territorio colombiano. Dice: no serían un problema si Brasil dispusiese de poder militar a la altura de la posición que pretende adoptar en el escenario internacional. Lo que nos amenaza es nuestra debilidad. El artículo refleja el estado de ánimo de los militares brasileños, que temen una intervención de potencias occidentales que desde 1990 buscan imponernos una soberanía compartida en la Amazonia. La sensación de debilidad creció desde que un año atrás fueron descubiertos 50 mil millones de barriles de petróleo en el mar de Brasil, a siete kilómetros de profundidad. Esos recursos serán explotados por el Estado y no por empresas privadas, según propone Lula, con lo que Brasil se coloca como una de las principales estrellas del emergente BRIC, combinando una potente industria con autonomía energética que no todos poseen. Faltaba la autonomía militar. El acuerdo con Francia le permite comprar cinco submarinos, uno nuclear, y 50 helicópteros de transporte militar por un valor de 12 mil millones de dólares. Con la anunciada adquisición de 36 cazabombarderos Rafale de la francesa Dassault, la cifra se elevaría a 18 mil millones de dólares, pero la prensa gala estima que la compra puede ascender a 120 aviones. Si se confirma la preferencia de Lula por el aparato francés, habrá quedado en el camino el FA-18 "Hornet" de Boeing, en una decisión política que se ha interpretado como una declaración de guerra a Washington. El negocio incluye la adquisición por Francia de 10 aviones de transporte militar KC-390 brasileños para sustituir los Hércules C-130 estadunidenses. Con ser importante, el negocio es apenas un detalle menor al lado de la masiva transferencia de tecnología que conlleva la alianza. El acuerdo contempla la construcción de astilleros en Río de Janeiro, donde serán construidos los submarinos Scorpene; en tanto, los helicópteros serán armados en Minas Gerais por la empresa binacional Helibras, filial de la europea EADS. Con los aviones de combate la cuestión es más ambiciosa. La adquisición de los Rafale no será una mera compra, porque se construirán en Brasil y existirá la posibilidad de que sean vendidos en América Latina, dijo el canciller Celso Amorim. Las seis primeras aeronaves las entregará Francia, pero las 30 restantes serán ensambladas por la brasileña Embraer, que ya es la tercera empresa aeronáutica del mundo detrás de Airbus y Boeing, y fabrica aviones de combate, aunque no cazabombarderos de última generación. El contrato a estudio considera que Brasil podrá vender los cazas Rafale en Sudamérica, lo que da idea de la trascendencia de una alianza que, en los hechos, lo convierte en un avión de combate franco-brasileño. De ese modo, Brasil pasa a ostentar la mayor flota naval de América Latina y una industria capaz de abastecer a sus fuerzas armadas de modo permanente según la evolución de los acontecimientos en la región. Brasil estará entre los once países del mundo capaces de fabricar cazabombarderos. El monto de los acuerdos, si se incluyen los Rafale, sería cuatro veces superior al costo del Plan Colombia. Así Brasil completa un giro radical: hace siete décadas, durante la Segunda Guerra Mundial, Getulio Vargas alineó a su país con Estados Unidos. Ahora Lula proclama la segunda independencia, como dijo cuando propuso la creación de Petrosal, la empresa estatal encargada de monitorear la explotación de yacimientos que ahora protegerá la marina. Quien crea que es una política del gobierno de Lula está equivocado. Es una opción del Estado brasileño, largamente planificada ?los acuerdos con Francia fueron negociados más de un año?, pero acelerada por la decisión del Comando Sur de convertir a Colombia en una gigantesca base militar. El parlamento de Brasilia aprobó en tiempo récord de 48 horas los fondos para la compra de los cinco submarinos y los 50 helicópteros. Más claro fue el comandante de la marina, Julio Soares de Moura Neto, quien respondió a un cuestionamiento del conservador Folha de Sao Paulo sobre el elevado gasto militar: Los brasileños precisan tener conciencia de que tenemos riquezas inconmensurables en el mar, y la marina debe estar preparada para defender nuestra soberanía sobre ellas. Agregó que la reactivación de la Cuarta Flota no fue ni política ni diplomáticamente informada a Brasil, con lo que la pretendida alianza entre la Casa Blanca y Planalto se disolvió en las nieblas del militarismo. La alianza entre Francia y Brasil echa luz sobre los verdaderos acontecimientos del continente; las cosas se han invertido: ya no son los gobiernos díscolos del sur los que pretenden poner palos en la rueda de la hegemonía estadounidense. Es la Casa Blanca la que intenta frenar el ascenso de Brasil al rango de potencia global, lo que inevitablemente supone el ocaso de Estados Unidos en la región. Fuente: http://www.jornada.unam.mx/ * * * Volviéndose al análisis de la novedad, recordemos que, en la década del noventa, Carlos Saúl Menem eliminó el servicio militar obligatorio, presionado por una "opinión publicada" y por sectores antimilitaristas y mal llamados "progresistas", en vez de adaptarlo o bien reformularlo. También destruimos, en estos 26 años de democracia y por pura revancha a nuestras fuerzas armadas (culpando a las Instituciones de los crímenes cometidos en la última dictadura, por hombres que vistiendo uniforme se convirtieron en criminales y delincuentes) Fabricaciones Militares, en lugar de meter presos a los culpables de las trapisondas cometidas allí y a los malos funcionarios que negociaron a espaldas de todos los gobiernos y en su propio beneficio material bélico "dejado fuera de servicio" o directamente robado de los depósitos de FM. Muchos de ellos, a la hora de pretender tapar estos negociados, ni siquiera escatimaron en hacer volar la fábrica de municiones de Río Tercero (Córdoba), sembrando la destrucción y muertes ya conocidos por toda la sociedad argentina. En aquel nefasto episodio, fallecieron siete personas, más de 300 sufrieron heridas y buena parte de la ciudad quedó destruída. Pareciera que la sociedad argentina sigue mirando para otro lado: una vez que las noticias, sea cual sea su gravedad, desaparecen de las primeras planas de los diarios y de la pantalla de TV, son olvidadas. "Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen" es la frase que más se adapta a la descripción de la sociedad argentina. Nuestros dirigentes -aquellos a los que tanto criticamos- se originan en el seno de nuestra arquitectura social. Difícil negarlo. Aquí también subyace la razón para explicar otra problemática. El kirchnerismo, a pesar de haber perdido groseramente en las pasadas elecciones legislativas, sigue haciendo prácticamente lo que le viene en gana y eso que damos en llamar el "Pueblo" se queda sentado, siguiendo los hechos por televisión o repasando las novedades en los diarios matutinos. El gobierno actúa como si hubiera triunfado en los comicios, y con su libre interpretación al respecto de que tienen que acudir al llamado de un falso destino que les exige profundizar el propio proyecto hegemónico. Proyecto que solo ha beneficiado a Carlos Néstor Kirchner, su señora esposa Cristina Fernández y a todos sus "socios" de ayer y de hoy, los de ayer "revolucionarios" devenidos en empresarios y los de hoy empresarios "camaleónicos" antes menemistas, luego duhaldistas, hoy kirchneristas. Basta observar lo que sucede con nuestros hermanos vecinos. El Brasil avanza. Chile no retrocede. ¿Y qué sucede con la Argentina? Si hay que escuchar a Guillermo Moreno, el polémico Secretario de Comercio, "estamos creciendo, mientras que la pobreza baja, la desocupación disminuye, los empresarios siguen invirtiendo, siguen entrando divisas al país... Y con las divisas que juntemos con la venta de bicicletas, electrodomésticos y las exportaciones del "yuyo verde" vamos a poder disfrutar del tren bala, todo un adelanto tecnológico para América Latina...". Los argentinos seguiremos incorregibles. Por Gabriel Martin, para El Ojo Digital Política. Email: gabriel -arroba- martin.net.ar.
Por Gabriel Martin, para El Ojo Digital Política