POLITICA: POR EL DR. ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, PARA EL OJO DIGITAL

Aerolíneas Argentinas, falacias y pobreza

Puede que no resulte políticamente correcto decirlo en una ciudad donde uno de cada cuatro habitantes votó por Pino Solanas en las últimas elecciones o en un país que festejó con aplausos el default o la confiscación de los ahorros privados en las AFJP pero, aún así, hay que exponer a la luz de la realidad todas las falacias con las que se justificó la pseudo expropiación de Aerolíneas Argentinas.

21 de Julio de 2010
Para obtener la aprobación legislativa del proyecto estatista del kirchnerismo, el inefable Jaimito se ocupó durante años, con la complicidad de gremios amigos, de impedir la operación de la empresa, generando huelgas permanentes y paros súbitos que dejaron en tierra a sus aviones y a su prestigio, golpeándola donde más duele a una compañía de aeronavegación: la confiabilidad en sus horarios. Todos recordamos los aeropuertos nacionales, y aún algunos del exterior, con pasajeros justamente airados, tirados en el suelo, ante cancelaciones de servicios motivados por medidas de fuerza de pilotos y de aeronavegantes, cuando no del personal de tierra. Súmese a eso el arbitrario congelamiento de las tarifas y la estampida en los precios de los combustibles y se obtendrá una ecuación que ninguna empresa del mundo hubiera resistido. No viene aquí al caso discutir si la privatización de Aerolíneas en la época de Carlos Menem, que concluyó con la venta de la misma a Iberia, fue mejor o peor que la pretendida por Rodolfo Terragno ?en ese caso, a Scandinavian- en la Presidencia de Raúl Alfonsín pues ahora lo hecho, hecho estaba. Pero, en cambio, vale la pena detenerse a considerar algunas de las falacias que rodearon ?y aún lo hacen- el proceso actual, por cierto tan viciado. El primer falso argumento que utilizaron los legisladores oficialistas, recibido de buen grado por casi todos los opositores, consistió en insistir en la necesidad de contar con una ?línea de bandera?, apelando con ello al falso nacionalismo de los progres y a la estupidez de los demás. Que yo recuerde, Brasil no tiene "línea de bandera", ya que dejó caer en quiebra a Varig y, luego, permitió que fuera adquirida por otras privadas; tampoco Uruguay, que privatizó a Pluna; o Chile, cuya excelente Lan es privada. Ni siquiera los Estados Unidos, México, Venezuela, Paraguay o Suiza cuentan con este aparentemente imprescindible elemento de la nacionalidad argentina y, sin embargo, siguen existiendo como países. El segundo argumento, también caro a los patrióticos corazones de nuestros excelsos representantes, fue la necesidad de dotar al país de una "conectividad" de la cual, si Aerolíneas no era expropiada, carecería. En este caso, el disparate llega al extremo, dado que una política amplia y permisiva de otorgamiento de licencias a compañías privadas para operar rutas aéreas, hubiera atendido la demanda, cuando ella realmente existiera. Hoy, empresas como Lan o Andes resultan más confiables y tienen más vuelos a destinos nacionales, y ese panorama seguramente mejoraría al otorgarse más permisos. Por lo demás, si no hubiera demanda en algún lugar, ¿qué necesidad de volar a él habría? Además, Argentina ya contaba con una herramienta especialmente diseñada para alcanzar los lugares geográficos que carecieran de una genuina demanda pero que resultaran prioritarios para la integración territorial, como es LADE, las Líneas Aéreas del Estado, operada por hombres de la Fuerza Aérea Argentina. Y siempre podría exigirse, en la concesión de rutas aéreas a empresas privadas, la atención subsidiada de otros destinos. Ahora debemos detenernos, una vez más, en la política kirchnerista de subsidiar a los sectores de mayores ingresos, en desmedro de los pobres e indigentes de nuestro país, fabricados por el propio Gobierno para tenerlos de "clientes". Esa política, que permitió, por ejemplo, que durante ¡ocho años! los más ricos recibieran gratuitamente el gas canalizado mientras que los habitantes del Conurbano debían comprar sus garrafas al precio de oro, se repite en el caso de Aerolíneas estatal. Si no, ¿quiénes son los que vuelan? ¿Quiénes pueden pagar las tarifas aéreas que rigen para nuestros destinos internos? ¿Alguien puede sostener con sinceridad que los pobres viajan en avión? Entonces, ¿de qué "conectividad" hablan? ¿Creen, seriamente, que el avión es un medio de transporte adecuado para permitir que la enorme mayoría de los habitantes del país se muevan por él? Hoy nos desayunamos con la noticia, no negada por el Gobierno, de la pérdida mensual de Aerolíneas, en manos del Estado, durante el mes de julio, que llega a ¡trescientos millones de pesos!, la más alta de la historia de la compañía. Nótese que, cuando la compañía pertenecía a Marsans (¿o todavía le pertenece?) el precio del petróleo llegó a los US$ 140 el barril, mientras que ahora está a la mitad. Ahora, don Recalde, hijo de Héctor y empleado de Moyano, nos dice que racionalizará los gastos. ¡Qué tarde se acordó! Esa pérdida, obviamente fruto de la ineficiencia, la corrupción pública y la mala gestión, clama al cielo, en un país que tiene el 35% o el 40% de su población bajo la línea de pobreza, y en el cual 1.600.000 chicos carecen de cobertura de salud. ¿Alguien puede imaginar qué haría Caritas, por ejemplo, con diez millones de pesos por día? Por eso, argentinos, debemos empezar ya mismo a pensar el país en su conjunto, terminando con los argumentos "de madre" que tanto nos gustan pero que no podemos pagar, al menos si queremos una sociedad más justa. Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro, para El Ojo Digital Política. Email : ega1 -arroba- avogadro.com.ar.
Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro, Abogado, para El Ojo Digital