POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL POLITICA

Ataque antisemita : Israel (y muchos argentinos) piden la cabeza de Aníbal Fernández

Profundo malestar existe en el ámbito diplomático israelí en la Argentina a partir del ataque de banda armada Quebracho contra participantes de la manifestación en la conmemoración de la creación del estado judío de 1948 que tuviera lugar en esta Capital.

21 de Julio de 2010
Extraños episodios relativos a la falta de seguridad están sacudiendo a esta Argentina que ya nada tiene que ver con la pacífica sociedad de la década del ochenta. A punto tal que muchos de estos hechos conllevan, cuando menos, elementos sospechosos o de bizarra oportunidad. Pero, si había un iceberg que le faltaba a este enorme Titanic que es el país, eso es la posibilidad de un rebrote antisemita, gatillado por violentos que pululan bajo el manto de impunidad hoy común a toda la delincuencia. La retórica de los abogados de los agresores del grupo Quebracho deberá dejarse de lado. Estos pretenden lograr el beneficio de la excarcelación para sus detenidos basándose en que respondieron a agresiones de parte de la seguridad que siempre lleva la comunidad judía a cada acto y, en segunda instancia, que los vándalos no son antisemitas sino apenas un puñado de inocentes "antisionistas". Desgraciadamente, el embajador israelí Daniel Gazit deberá terminar aceptando que Leonardo Del Grosso y Roberto Martino -dos de los detenidos identificados- saldrán libres gracias a las bondades de la Justicia en tiempos de los Kirchner. Sin importar que algunos de estos tumores cancerosos de la sociedad ya ostentan un frondoso prontuario y que su forma de vida coincide con el protagonismo en actos violentos y la práctica del fino arte de la intimidación pública. La Argentina de hoy -como la de generaciones pasadas- es antisemita, y este hecho no puede ocultarse bajo la alfombra. Sucede que se trata de un antisemitismo "light" que normalmente no llega al enfrentamiento callejero o la humillación del damnificado. Pero existe en la forma de la ignorancia. Del convencimiento general de una sociedad que considera que el judío no es un verdadero argentino y que "algo de raro tiene". El problema es que el antisemitismo light puede pasar a mayores al ser fogoneado y alimentado por grupos que, como Quebracho, operan con el manual leninista del agitador en la mano, y con un discurso confrontativo en donde se convoca a despreciar al Estado de Israel y todo lo que aquel representa. Sin importar que se trate del tendero de la esquina o del empleado bancario. El triste episodio que involucró al grupo manejado con mano dura por el ideólogo Fernando Esteche (varias veces procesado y absuelto inexplicablemente) no es uno más. Lo que debió ser una manifestación pacífica de ciudadanos de origen judío y que, como otra actividad cultural más, celebraban la creación del Estado de Israel, se convirtió en un complicado teatro de operaciones que ya ha derivado en incidente internacional. La furia del embajador israelí es explicable y comprensible. Lo propio de parte de funcionarios de la diplomacia de Tel Aviv que ya están haciendo los análisis de rigor en base a aspectos de seguridad. Esta variable jamás se deja liberada al azar en ningún acto que la comunidad judía realiza en el país, especialmente luego de los episodios de la Embajada de Israel y AMIA. En casos puntuales, operativos del Shabak (ex GSS o Shin Bet) o el propio Mossad se hacen presentes localmente para coordinar acciones preventivas -siempre en función de la importancia de la demostración pública-. Este es un dato no menor y que debería ser conocido por el "inefable Aníbal Fernández" -Ministro de Seguridad-, para citar los conceptos del Jefe de Gobierno Mauricio Macri. Fernández debería saber que los israelíes pueden contradecirlo en cualquier momento si sigue insistiendo en que el sitio del acto por el aniversario de la creación del Estado de Israel no fue una "zona liberada". La hipótesis de la defensa de los vándalos de Quebracho-Lautaro se cae por su propio peso : uno de los delincuentes -y que lograra fugarse- fue visto empuñando un revólver por numerosos testigos. Y así se encargan de aclararlo los medios. Desde siempre, quien acude armado a una manifestación pacífica, no lo hace para defenderse. El fugitivo no podía permitir ser atrapado con un arma en la mano. Desapareció entre la muchedumbre, muy a pesar del "nutrido" operativo policial del que hizo gala Aníbal Fernández. En círculos diplomáticos israelíes se comenta que el propio gobierno de Israel pedirá, por lo bajo, un compromiso importante de parte del Estado argentino frente a sus políticas contra el antisemitismo. Leído correctamente : los israelíes pedirán la cabeza del ministro Aníbal Fernández, no solo por la pauperizada seguridad que se brindó al acto sino que el funcionario se "embarró" de lleno cuando salió a hacer declaraciones furibundas contra el concepto de zona liberada, comprobado in situ. Como es lógico, Néstor Carlos Kirchner -presidente de facto de la Nación- no hará lugar al pedido, replicando en privado contra "los judíos", como ya lo ha hecho en otras oportunidades. O acaso el agudo lector cree que Luis D Elía fue solo a hacer manifestaciones antisemitas en todo espacio público posible. El concepto de D Elía como alter ego de Néstor aparece como apropiado, en palabras de numerosos analistas políticos. Desde luego, existe otra lectura para este lamentable capítulo de la era kirchnerista. Obedece a teorías conspirativas pero que, dada la crudeza de los modos con que se maneja el matrimonio presidencial, revelan la permanente necesidad de construir y explotar escenarios artificialmente violentos de parte del oficialismo, ya sea para atraer la atención ciudadana o con algún otro fin más oscuro. Aquí, todo tiene relación con todo. A los efectos de que los medios dejen de ocuparse por un rato del Gran Cuñado de Marcelo Tinelli, de las mentiras del INDEC, de la corrupción e incluso del crecimiento de Francisco de Narváez en las encuestas -actualmente está ganando la pelea bonaerense-, todo sirve. El gobierno sabe que un chisporroteo social en donde se agite el fantasma del antisemitismo repercutirá en Diario Clarín y en todas las señales del multimedio, ocupando espacio considerable. Como corolario, vale la pena recordar la hipótesis -creíble desde la impunidad exhibida- de que Quebracho y miembros de la extrema izquierda tienen o han tenido relación con el Ministerio del Interior y constituyen una suerte de "juventud hitleriana" o guerrilla urbana entrenada y administrada desde ciertos rincones oscuros del poder para su aprovechamiento político. Una pena que la pujante comunidad judía de la Argentina deba verse envuelta en tan macabro escenario, rehén de una administración en franca caída y que ni siquiera ha mandado a su adalid contra la discriminación, María José Lubertino, a condenar la agresión. Para el remate : el episodio contribuirá notablemente a minar el estado de relaciones entre la Argentina e Israel, aliados incluso durante la Guerra de Malvinas. Otra nación bruscamente sopapeada por la agenda del matrimonio presidencial. En lo que respecta al funcionario Aníbal Fernández, por estas horas no solo es el ministro más detestado por la sociedad argentina entera a raíz de su desmanejo frente al tema de la seguridad, sino que ahora se anota otro gran "logro" en la faena que ejecuta para los Kirchner. Si esto no es la proverbial gota que derrama el vaso y no alcanza para removerlo de sus funciones, nada más lo hará. El "inefable" ministro tiene bajo su mando al nutrido núcleo de fuerzas de seguridad de la Argentina, y se jacta de ello en privado. Los porteños, puntualmente, tienen mucho que "agradecerle" pues, desde que optaron por Macri como intendente, han debido sufrir más crimen y delincuencia que nunca, para no mencionar las eternas manifestaciones de piqueteros y encapuchados que lo destruyen todo a su paso. Si acaso siguió la orden de Néstor Kirchner para convertir a la Ciudad en una auténtica zona liberada, no es comprobable pero sí deducible. El propio Enrique Rodríguez Larreta dio fe de la inacción policial -o tardía, si se quiere- en el caso de las agresiones en el acto por el Estado de Israel. Como fuere, el gobierno israelí ha tomado nota de que su embajador en la Argentina debió ser puesto a cubierto para protegerlo, y esto es un dato no menor que desde hace 48 horas está anotado en el currículum vitae del comprometido Ministro de Justicia y Seguridad. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política