INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Una esperanza para el hacker Gary McKinnon, el "hombre que sabía demasiado"

No muchos hispanoparlantes han oído hablar de Gary McKinnon, el ex peluquero británico devenido en "hacker" -pirata informático- que hoy apenas supera los cuarenta años y cuya extradición reclaman los Estados Unidos de América. El motivo : McKinnon revisó computadoras de organismos de inteligencia y militares y -entre otras cosas- deambuló entre documentos de proyectos secretos y relacionados con tecnología de fuera de este mundo. Hoy, el cierre de la prisión de Guantánamo podría ahorrarle una espantosa experiencia. Incluso el alcalde de Londres ha pedido públicamente por su caso. ¿Qué vio McKinnon en su paseo por los ordenadores de los militares de la nación más poderosa del mundo?

21 de Julio de 2010
Gary McKinnon nació en Glasgow, Escocia, en 1966. Hijo de padres separados, los caminos de la vida lo llevaron -poco a poco- a una situación digna de la mejor película de suspenso y hoy transita por una etapa que se asemeja mayormente al script de un film de terror. De profesión peluquero, en un frío día de 1995 decidió probar suerte con las computadoras con el objetivo de conseguir pruebas en relación a su más grande hobby : los ovnis y las posibilidades de existencia de vida extraterrestre. En 1995, la tecnología en materia de informática estaba en pañales, si se la compara con la existente en la actualidad. Pero cualquier iniciado en la piratería de bytes y bits disponía ya de material para hacer de las suyas. La película "Juegos de Guerra", en la que un adolescente estadounidense ingresa a archivos supersecretos y a una supercomputadora de las fuerzas armadas americanas, causó un gran impacto en McKinnon. A mediados de los noventa, comenzó a encerrarse por horas en el departamento de la tía de su novia en el barrio londinense de Crouch End. Utilizando una conexión de línea telefónica y un programa descargable de Windows que servía para monitorear ordenadores cuyos administradores olvidaron de insertar contraseñas de protección, Gary dio inicio a su aventura. Su motivación inicial fue dar un ejemplo a la comunidad de ufólogos de la que formaba parte en el Reino Unido quienes, para él, carecían de habilidades investigativas. Decidió McKinnon que era hora de poner manos a la obra y buscar pruebas. Tomó la posta ingresando a rincones desprotegidos del Comando de la Defensa Aérea americano (US Space Command), entre otros organismos militares y de defensa. De tiempo en tiempo, McKinnon ingresaba y volvía a revisar los sistemas que hackeaba, cubriendo mínimamente su rastro. En ocasiones, usuarios con terminales del otro lado del mundo lo desconectaban, lo que hubiera debido ser alarma suficiente para Gary, mas ello jamás lo inquietó. De hecho, relató McKinnon al periódico The Guardian que, al ejecutar otro programa de nombre Network Status (NedStat), observaba que numerosos piratas de países europeos y asiáticos se encontraban logueados al mismo tiempo que él en los sistemas americanos. Lo cual lleva a pensar que bien podría existir una guerra solapada y silenciosa entre potencias en el terreno de la informática. No por nada, hace pocos años, el Departamento de Defensa americano decidió otorgarle al asunto de los ataques por la vía del computador, el rango de "Riesgo para la Seguridad Nacional". Pero, ¿qué halló Gary McKinnon durante su viaje virtual por los sistemas de los militares del país del norte? El ex peluquero indagó hasta el cansancio y, entre otros temas, encontró : * Videos de entrenamiento -con contenidos de violencia extrema- de fuerzas especiales estadounidenses y cuyas imágenes llevaban impresiones de texto como "¡Brutalidad!", "¡Recuerda la brutalidad!", "¡Shock!", "¡Dominación!", etc. La existencia de este material de entrenamiento había sido motivo de especulaciones en la literatura de guerra psicológica, mas su existencia jamás había podido ser probada. * Detalles en relación a una suerte de autómata -cuyo proyecto y dirección se encontraban a cargo de DARPA, agencia de desarrollo de proyectos avanzados para la defensa-. Información que remite al primer intento verdaderamente plausible de crear ejércitos de androides que hagan el trabajo sucio de los soldados humanos. * Fotografías de objetos voladores con apariencia no convencional en forma de cigarro y otras aeronaves, al parecer, material de desarrollo de parte de la fuerza aérea americana, aunque no necesariamente de origen extraterrestre. * Finalmente, el descubrimiento más perturbador y para el cual aún no existe explicación : McKinnon halló listas de personal tituladas "Oficiales No-Terrestres". Los nombres listados, sin embargo, no tienen necesariamente relación con "hombrecitos verdes" pero la información venía acompañada de nombres de naves que no tienen clasificación en la Armada y que remiten a la posible existencia de estaciones espaciales de origen estadounidense y que nada tienen que ver con la Estación Espacial Internacional. Asimismo, McKinnon encontró listados en donde se hacía referencia a "transferencias entre flota y flota", y los datos no se referían a naves de guerra conocidas. Incluso estaban listados los nombres de las naves con prefijo "USS". Para esta época, McKinnon se hallaba ya empleado en una pequeña compañía, en la que se desempeñaba como administrador de sistemas. Desde luego, su involucramiento obsesivo con el tema de las computadoras terminó por alejarlo de su novia Tasmin. Gary continuó su deambular por sitios relacionados con el poder de Washington, pero su travesía se volvió descuidada. Comenzó a registrarse en los ingresos con su correo electrónico personal y dejaba notas en formato de Microsoft Word en los sistemas que hackeaba, burlándose del "Gobierno Secreto" y del sistema de defensa americano. También imprimió burlas sobre la seguridad de los sistemas que pirateaba, pero lo hizo en monitores del personal que se encontraba logueado en esos instantes. McKinnon incluso fumaba marihuana mientras operaba, lo cual -confiesa- lo volvió aún más descuidado. Así transcurrió todo hasta que una mañana Gary fue sorprendido por una voz masculina que provenía desde el pie de su cama : "Hola, my nombre es Jeff Donson, de la Unidad de Crímenes de Alta Tecnología. Ud. está arrestado, señor McKinnon". En ese instante, Gary se encontraba en compañía de su novia. Los agentes se llevaron su computadora personal, junto con las de sus amigos, que estaba reparando. Pasó la noche entera en una comisaría de la zona, acompañado por su representante legal británico y unos oscuros señores de origen americano. Se le ofreció un acuerdo por el cual los estadounidenses le proponían cumplir una condena efectiva de entre tres y cuatro años, lo cual sería beneficioso para él pues entonces no sería pasible de castigos más severos. El detalle : los dignatarios extranjeros se negaron a poner la oferta por escrito. McKinnon rechazó la oferta. Su abogada inglesa se lo reprochó : "Pues entonces me temo que ellos irán por todo". Para peor, McKinnon intentó una movida peligrosa : trató de presionar a los estadounidenses mencionando los archivos y documentos que él revisó y que podría ir a la prensa a revelar detalles. La amenaza no solo no surtió efecto, sino que desde el otro lado del Atlántico, los esfuerzos para capturarlo se redoblaron. Hoy por hoy, Gary McKinnon está libre, aunque vigilancia, y no puede acceder a Internet por ley. Pasa sus días bebiendo cerveza en los pubs y fumando cigarrillos Benson & Hedges. Su destino se está decidiendo en los tribunales, y Estados Unidos ya lo ha declarado "el peor hacker de todos los tiempos". Le reprochan, entre otros cargos, el haber accedido a información no clasificada sin permiso, borrar archivos en perjuicio para el estado por un monto superior a los US$ 700 mil y comprometer seriamente a la defensa del país. El objetivo de los americanos : enviarlo a prisión por no menos de setenta años. In situ, dignatarios estadounidenses que lo visitaron y que le habían propuesto el malogrado acuerdo, le sugirieron que podría terminar en Guantánamo, una vez completado el proceso de extradición. Cierto senador en Washington se refirió a su caso personalmente, y no en los mejores términos : "Quiero freir a McKinnon". Su representante legal le sugiere que los yankees quieren hacer un ejemplo de él, aunque, detrás de todo, subyace la espinosa cuestión de los polémicos archivos que revisó. Hoy, sus familiares y amigos han logrado acaparar la atención de la prensa mundial para su caso, e incluso han montado manifestaciones frente al Foreign Office. Existe un espacio en Facebook para pedir por su no extradición. El lema es "Liberen a Gary" (Free Gary). El sitio web que pide por él es : http://freegary.org.uk/ -copiar y pegar en su navegador-. Por estos días, los representantes de Gary ha logrado echar mano de un mecanismo de apelación para marzo próximo, logrando demorar su extradición a los Estados Unidos. Incluso el alcalde de Londres ha pedido públicamente por su caso, reclamando al flamante presidente Barack Obama que "termine con esta pantomima neoconservadora, solo con una firma". Pero McKinnon ha molestado a ciertas fuerzas que parecen estar más allá del poder del presidente norteamericano. Esas mismas fuerzas que pugnan por hacer de Gary un ejemplo. El próximo cierre de la prisión de Guantánamo al menos le resta un aspecto potencialmente terrible a su futuro. Pasar todos los días que le queden de vida encadenado, esposado y torturado junto con terroristas y otras lacras de Al Qaeda no parece tener mucho que ver con un final feliz. Habrá que ver qué sucede con Gary McKinnon que, a la luz de los hechos y en la percepción de funcionarios estadounidenses, parece ser "el hombre que sabía demasiado". Etiqueta que, en el mundo del espionaje, suele endilgarse a individuos que no terminan bien. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales