INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Urge rescatar a la Argentina : se impone la necesidad de dejar caer a Evo Morales y denunciar a Hugo Chávez Frías

Todo parece indicar que la pareja gobernante del kirchnerismo aún no ha terminado de evaluar el daño que le ha hecho a la imagen del país la tenebrosa asociación con el liderazgo político más patético de la región. Tal vez ya sea tarde, pero es imperativo ahora rescatar lo poco que queda de la reputación del país a nivel mundial, soltando la mano del chavismo y dejando caer a Evo Morales. El tema gasífero quedará en manos del próximo mandatario.

21 de Julio de 2010
Se acaban de suceder las peores noticias que la Argentina podía esperar en la región : la proclamada República Bolivariana de Venezuela, junto con Bolivia -en los hechos, la nueva colonia del chavismo-, se encuentran a la vera de interrumpir intempestivamente sus relaciones con los Estados Unidos de América. El hecho no revestiría tanta importancia sino fuera porque tanto el ex presidente Néstor Carlos Kirchner como su señora esposa y actual primera mandataria han optado por quedarse con esas dos naciones parias como sus principales aliados en el subcontinente. En la práctica, lo que ha venido haciendo el Palacio San Martín es nivelar a la Argentina "hacia abajo", en lugar de posicionarse en términos de la mercadotecnia en las relaciones internacionales junto al Brasil. De todas maneras, el primer paso hacia la banalización de las relaciones internacionales ya había sido dado por Raúl Alfonsín en tiempos de la conformación del Mercosur. Un acuerdo que convirtió al país en una provincia económica de los brasileños,tal cual lo anticipara el gran Arturo Frondizi poco tiempo antes de expirar. El trabajo fue completado por los Kirchner, pocos años más tarde, asociando a la Argentina con dos de los líderes con peor imagen del planeta, justo por encima de los más sangrientos dictadores del Africa Subsahariana. Todo ello ocurre en un momento sumamente delicado en lo que a geopolítica se refiere. Por estos meses, Washington se encuentra ultimando los detalles relativos a las futuras guerras en pos del control de los recursos naturales, que da la casualidad que en nuestro país se cuentan por montones. Ojalá pudiera decirse que el escenario descripto haya sido planificado concienzudamente por Estados Unidos y sus principales referentes del Pentágono, que en los hechos es quien controla los hilos en el país del norte. Lo cierto es que la Argentina ha caído en el peor de los olvidos, de la mano de la ineptitud de sus propios líderes. En este sentido, el rol de los Kirchner ha sido sacrificar lo estratégico en torno a lo táctico : conseguir dinero fresco para saciar la imperiosa necesidad local de tapar los baches financieros. El negocio con Hugo Chávez pasaría la cuenta, más tarde o más temprano. Y ello ha sucedido más temprano que tarde. Los tan mentados organismos de derechos humanos han aplaudido y sostenido la relación de nuestro país con Bolivia y Venezuela, pero a la postre, terminaron jugando el juego de los norteamericanos, y hoy han quedado expuestos como los principales socios en las tinieblas de las grandes potencias que apuestan al clásico divide et impera. Es tarde ya para lloriqueos y para las fantasías propias de la retórica guevarista. Urge reconstruir una visión estratégica. Baste decir que, tanto venezolanos como bolivianos han decidido cavar su propia fosa a partir de su decisión de expulsar a los diplomáticos de sus respectivos países. En el caso de Evo Morales, la movida solo puede caracterizarse como un manotazo de ahogado, buscando en la inexistente teoría del complot la única carta para salvar la propia ropa. Lo cierto es que Morales ya no tiene resto para permanecer en la presidencia de su país. El 60 y algo porciento con que se alzara en el referéndum revocatorio -hoy se observa claramente- es ficticio. De otra manera, un apoyo social palpable no lo hubiera puesto en el apuro por el que atraviesa por estas horas, con el país incendiado y al borde de la escisión territorial. Erróneamente, desde la Argentina, la Presidente Cristina Fernández de Kirchner ha optado por sostener a Evo, seguramente en la creencia de que tal apoyo garantizaría la provisión de gas a la Argentina. Mas los hechos han probado lo contrario : de nada sirve sostener a un líder que ya no aguanta, y mucho menos teniendo en cuenta que los propios recursos ya no están bajo su control. Antes bien, la alternativa correcta sería promover encuentros con aquellos referentes bolivianos con aspiraciones y posibilidades reales de suceder a Morales y de garantizar un mínimo orden como para que las instituciones no terminen de estallar. Cualquiera sea el presidente boliviano que se posicione mejor, al finalizar la crisis, en su momento él se ocupará de proveer de gas a nuestro país y sus principales centros urbanos. El hecho de que Evo haya decidido expulsar al embajador Goldberg es la señal que aquí debió tomarse como para dejar de apoyar al devaluado líder cocalero. Pues, a fin de cuentas, lo que cuenta es lo que se piense en el Primer Mundo y desde allí se toma nota de que las naciones que expulsan embajadores son hoy los principales socios de la Argentina. Para colmo, en esta precisa hora, desde el Palacio San Martín se echa más leña al caldero y prácticamente se comulga desde la verborragia con la pobre hipótesis que reza que los "yanquis imperialistas" están detrás de una suerte de coup d etat en perjuicio de Evo Morales y de Hugo Chávez Frías. En el caso de Venezuela, se sabe perfectamente en los círculos de inteligencia y la diplomacia práctica que las declamaciones del bolivariano son inequívocamente falaces. Sus discursos recientes en contra de Washington han sido oportunamente programados y ello es parte de la estrategia oficial de desviar la atención a los efectos de amortiguar la severa crisis que se observa en todo el país. Chávez, como en su momento lo hicieron Adolf Hitler y ahora Néstor y Cristina Kirchner, recurren sistemáticamente a la victimización como táctica vil para distraer a su opinión pública. Para Estados Unidos sería un acto suicida sostener un golpe de estado contra Chávez en un momento de crisis regional como el actual, pues su interés por los recursos petroleros de otras naciones son más que obvios. Si se procediera con este fin, nadie sería tan ingenuo como para no sumar "dos mas dos" y no apuntar a Washington y a sus círculos de poder. Hugo Chávez enfrenta ahora su peor momento en términos de popularidad por la forma en que ha castigado a los venezolanos con violencia, confrontación ideológica y desabastecimiento. Conseguir pollo, huevos, leche y carne en los mercados de Caracas se vuelve cada día una misión imposible. En pocas palabras, el bolivariano pareciera estar acostumbrando a Venezuela al estilo de vida de la Cuba castrista. Expulsa Chávez también al embajador estadounidense de Caracas, en aparente solidaridad con su par boliviano. Pero lo concreto es que las réplicas montadas por los opositores a Evo han interrumpido los planes de Venezuela para continuar montando bases militares en el Altiplano, para así incrementar la influencia caraqueña en zona boliviana. Influencia que tiene por fin último, controlar los recursos naturales de la mismísma Bolivia y sacar tajada de ese diabólico contralor. Paralelamente, ninguno de estos detalles escapa a la dirigencia de la hoy única nación seria de la región : la República Federativa del Brasil. Desde su arribo, el presidente Lula da Silva ha visto una oportunidad en medio del desmadre en términos de liderazgo sudamericano. Su primer objetivo : garantizarse la provisión de gas boliviano a precios módicos para el Estado brasileño. La segunda iniciativa : adelantarse al interés chavista por los recursos petroleros de la Argentina y plantarse con pie firme en el negocio del vecino país, principal "socio" del Mercosur. Hoy, Petrobras se las ha arreglado para diseñar una expansión de alcance planetario, y su cabecera de playa es la Argentina, sitio donde ya exhibe notable influencia a nivel energético. Durante la próxima década, Petrobras convertirá a Brasil en una potencia de la energía, al tiempo que se transformará en una proveedora mundial con un alcance similar o incluso superior al de muchas petroleras europeas como Shell o la francesa Elf. El propio Departamento de Estado, en un reciente análisis encargado a la CIA, determinó que Brasil será, en los próximos 20 años, una potencia de alcance global junto con los chinos y los indios. No en vano George Bush solicitó a Lula durante la última reunión que sostuvieron, que siguiera de cerca los movimientos de Hugo Chávez Frías y también de los Kirchner en la Argentina -aunque aquí los diarios han filtrado la información debidamente, obedeciendo a su agenda mercantilista-. El objetivo común de brasileños y estadounidenses fue, desde el inicio, evitar que Chávez continuara expandiendo sus negocios petroleros y gasíferos en la región. En virtud de la comprobable ineptitud y corrupción exhibida por las recientes administraciones argentinas, norteamericanos y brasileños acordaron que los recursos del Río de la Plata quedaran administrados por Brasilia, y que contener al bolivariano era un objetivo a cumplir sin importar el costo. No es casual tampoco que Chávez no pudiera quedarse con las estaciones de servicio de Shell en nuestro país. Aún a pesar de las pérdidas, Shell no abandonaría la Argentina pues, en última instancia, su management se debe a la voluntad política de sus principales accionistas, establecidos en la Corona británcia -principal aliado de Washington-. En el tablero energético regional, Brasil ha salido victorioso y ahora PDVSA se encuentra en un franco retroceso, afectada por los negociados corruptos y las implicaciones políticas. PDVSA ya no es la gran corporación que fue hace veinte años, líder en tecnología, explotación y exploración. La mala estrategia del chavismo consistió en utilizar los recursos financieros de la venta de su petróleo para incrementar su influencia política a nivel regional hasta llegar incluso al plano militar. Chávez ha jugado a exhibir su poder, destinando dinero para construir una suerte de neocastrismo, y enviando a su inteligencia civil y militar a cumplir con este diagrama de poder, al tiempo que influía sobre naciones políticamente débiles pero con recursos aprovechables. La estrategia no fue la correcta dado que, casi desde el comienzo, estadounidenses y brasileños se enteraron de la maniobra. Brasil es hoy, con todos sus defectos, el principal garante de la seguridad en esta retrasada América del Sur. Y este rol también le fue encomendado a Lula por George Bush Junior. Desde Brasil se monitorea todo movimiento de narcotraficantes y guerrilleros en las fronteras con colombianos, venezolanos, argentinos y peruanos. Además, Brasilia tiene la obligación de defender sus intereses en la Amazonia, otro blanco ineludible en las guerras del futuro. En cualquier caso, lo que está fuera de duda es que el matrimonio presidencial argentino no está a la altura de las circunstancias. Lo peor que le podría ocurrir hoy a los Kirchner es quedarse sin el gas boliviano -lo cual ya está ocurriendo- y sin el dinero fresco de Venezuela. A partir del escándalo del valijero Antonini Wilson -que próximamente desaparecerá del mapa en el marco del programa federal de protección de testigos-, Hugo Chávez no podrá continuar triangulando dinero con tanta facilidad para la actual Presidente. El frente interno también está terminando de carcomer a los Kirchner, y ahora arremeten el dólar y la inflación, al tiempo que se multiplican las protestas callejeras con violencia y se termina de corroborar la inacción del Estado cuando del orden público se trata. El papelón se paga con el correr del tiempo, y con creces. Muchos han especulado con que sería interesante conocer los pensamientos del matrimonio presidencial por estas horas, habida cuenta de la crisis institucional que padecen sus socios en Latinoamérica. ¿Estarán preguntándose por la conveniencia de haberse aliado con los impresentables de la región? Antes bien, el analista selectivo considera que aquellos que hoy detentan el poder político en la Argentina todavía siguen preguntándose por aquello que hicieron mal, no pudiendo identificarlo claramente. De otra forma, sería imposible evaluar tanta reincidencia en el error. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales