SOCIEDAD: POR OVIDIO H. ZANZERO, PARA EL OJO DIGITAL

Federalismo, o la vuelta a las raíces

Desde siempre, en nuestra formación elemental y superior muy próxima al primer tercio del siglo pasado, aprendimos las nociones capaces de fundamentar la doctrina científica acerca del sistema federal.

21 de Julio de 2010
Aquel sistema federal, que en forma breve y concisa se puede resumir a partir de los siguientes preceptos : "El sistema federal de gobierno consiste en la coexistencia de dos voluntades gubernativas sobre un mismo territorio, la nacional y la provincial y en que la primera existe por una delegación de facultades hechas por las entidades particulares (las segundas), constituyendo de esta manera una entidad central de gobierno, que debe encargarse de realizar todas las iniciativas que se vinculen con los intereses generales, conservando estas últimas una porción suficiente de facultades con las que deben cumplir los fines de su subsistencia como autoridad local". Esta armonía de los dos poderes; y el juego normal y coordinado de los mismos, nos revelará en la práctica, sin duda alguna, la bondad del sistema. Ahora bien, hoy estamos ante un escenario complicado por la ineficiencia y la sumisión de quienes no responden a esos intereses de autoridad local, viendo y permitiendo inactivos como el poder central, mediante tretas camufladas de retenciones; y que no resultan otras cosas que verdaderos impuestos lacerantes de la dignidad, en virtud que llamando a las cosas por su nombre, son reales confiscaciones de ganancias a los productores agropecuarios, a los colaterales y en definitiva a los pueblos del interior en su conjunto. Por tanto, es indispensable destruir esta dependencia, por demás arraigada, de que el poder central es el único factor de adelanto y bienestar. Salvo aquellas cuestiones que llevan en sí las posibilidades de ser encaradas con un criterio extensivo a todo el país y de ser resueltas en armonía con las necesidades generales del mismo, enumeradas en la Constitución Nacional, todas las demás actividades gubernamentales, relacionadas con aquel adelanto y bienestar corresponden indiscutiblemente a la soberanía local. Las provincias deben reasumir la plenitud de las atribuciones que tienen designadas en la Constitución Nacional y en las suyas propias. Provendrá de esta acción un gran provecho para las instituciones, que repercutirá en la política nacional, cuyo desenvolvimiento tendrá que hacerse algún día sin prescindir, (como ahora puede hacerse debido a la absorción de los poderes federales) de los sentimientos y aspiraciones nacidos de las entrañas provinciales. Asimismo, no podemos olvidarnos de la representatividad que fija la Constitución, y que tiene mucho que hacer en este universo, al parecer ha sido, pues, de este modo que la función legislativa, principalmente, ha estado y sigue estando en una gran mayoría en las provincias, salvo honrosas excepciones, en manos de ciudadanos, no tan sólo sin aptitudes, sino preocupados del logro de ventajas políticas, antes que de servir los intereses vitales de la sociedad que están llamados a proteger y a representar. Como loable es también reconocer que los grandes gobernadores que ha habido en las provincias argentinas, si al mismo tiempo no eran los jefes indiscutidos del partido de poder de turno, debieron luchar denodadamente con oposiciones legislativas que esterilizaron su gestión. Como de una política semejante previenen beneficios materiales que satisfacen las urgencias del mayor número, (hacer caja- conceder beneficios desmedidos- fomentar el populismo) existe como una complacencia en mantener y aún perfeccionar una situación en la cual solamente algunos advierten lo que en ella hay de peligroso y funesto para el porvenir institucional de muestra patria. Hay momentos que pareciera que hasta se llega a aceptar que la noción de federalismo, tal como lo concibieron y realizaron en la Carta Magna los constituyentes, queda tan sólo para ser expuesto en las teorías catedráticas como expresión de deseo. Que así no sea, por el bien de la República Argentina, de nosotros y de nuestros hijos. Por Ovidio H. Zanzero, para El Ojo Digital Sociedad. Email : ovizeta -arroba- fibertel.com.ar.
Por Ovidio H. Zanzero, para El Ojo Digital Sociedad