INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Chávez, Antonini Wilson y las valijas : ¿operación de inteligencia?

Bramó el Jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández, que la denuncia estadounidense sobre el caso de las valijas de Guido Antonini Wilson es una operación de inteligencia orquestada desde Washington. Pero debe decirse que, cierto o no, el gobierno argentino no puede desentenderse de la propia responsabilidad. El mal manejo informativo desde la Casa Rosada y el pánico oficial.

21 de Julio de 2010
Refieren hoy los periódicos nacionales y de todo el mundo a la noticia de las valijas del venezolano Guido Antonini Wilson, y a las repercusiones diplomáticas del caso. A pesar de que la Administración Fernández de Kirchner ha reaccionado en forma vehemente, lo cierto es que los mecanismos informativos del oficialismo no carecen de torpezas y de una dosis acabada de amateurismo. Baste decir que la flamante Presidenta Cristina Fernández Wilhelm se ha expresado con las mismas palabras que tantas veces ha utilizado su predecesor, saliente primer mandatario y consorte, Néstor Carlos Kirchner, bajo la tónica del "no podrán detener este proceso". Se refirió puntualmente a que no permitirá que la reacción estadounidense provoque una ruptura de relaciones con la República Bolivariana de Venezuela, cuyos destinos rige el polémico Hugo Chávez Frías. La investigación llevada adelante por el FBI estadounidense y sus consecuencias no hacen sino confirmar lo que desde El Ojo Digital se ha venido sosteniendo, a saber, que la relación de nuestro país con Venezuela solo ha reportado inconvenientes. Desde la óptica de cualquier analista de temas internacionales es complicado entender por qué la Administración Kirchner ha recurrido a la asistencia financiera de Caracas, a una tasa significativamente más elevada que la existente en las condiciones de los préstamos que otorga el Fondo Monetario Internacional. Esto en el terreno económico. Ahora bien, desde lo político, es inaceptable que ningún funcionario argentino de alto nivel haya jamás analizado el comportamiento de Hugo Chávez y sus relaciones demasiado estrechas con la República Islámica de Irán, sus comprobados nexos con las FARC y su influencia negativa en los procesos democráticos precarios de la América Latina. A la luz de los hechos, es más que claro que Néstor Kirchner no ha sabido elegir peor aliado para la Argentina en la región. Y las consecuencias políticas de tamaño error se están pagando por estas horas. Para el oficialismo será difícil salir del brete : el país ya ha quedado demasiado pegado a Chávez y su estilo infantil de arremeter contra los líderes del mundo libre. Retomando el caso puntual de las valijas, los medios argentinos han podido palpar el temor creciente que se esparce por los pasillos de la Casa Rosada. Mientras la Presidenta la emprendió contra Washington, lo cierto es que el país del norte solo ha respondido con la lacónica expresión que reza que "la relación con la Argentina no está en problemas". Y la explicación es sencilla : a Estados Unidos no le interesa la Argentina en lo más mínimo. Bush y los círculos de poder del Potomac han preferido, desde siempre, entenderse con Lula da Silva y han privilegiado la relación con Brasil, que hoy es la décima economía mundial y que, de acuerdo con los análisis que vienen realizando los think tanks americanos, será una gran potencia durante los próximos veinte años. Claramente, la Argentina no ocupará un lugar relevante en escenarios futuros. En reuniones no tan secretas entre Lula y Bush, este último ha pedido al brasileño que sirva de muro de contención para las locuras del chavismo y que, a la vez, trate de amortiguar la influencia negativa de Venezuela en la región. Sentenció Alberto Fernández que la investigación judicial estadounidense es una operación de inteligencia. La afirmación no deja de ser una sospecha, aunque bien podría ser correcta. De igual forma, con semejante acusación, el Gobierno Nacional no puede desentenderse de la responsabilidad del caso, ni tampoco del hecho de que Hugo Chávez ha remitido dinero, de la manera menos elegante, para la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Candidatura que, a partir de la llegada de Antonini Wilson al sector militar de Aeroparque Jorge Newbery en agosto pasado, ha sumado todavía más vicios de los que se pueden contar. Por cierto, suena a infantilismo extremo aducir que Antonini Wilson era un operativo de la inteligencia americana desde el principio. Lo cierto es que Wilson, ante las amenazas sufridas de parte del servicio secreto venezolano -obviamente, bajo control del chavismo- optó por colaborar con las autoridades en Washington con el único fin de salvar su pellejo. Ver aquí un complot no puede calificarse sino de torpe reacción. Pues es sabido que las actividades clandestinas del chavismo en Latinoamérica están siendo bien monitoreadas desde los círculos de la inteligencia americana, y desde que Chávez inició su exportación de ideas revolucionarias en Sudamérica, estos mecanismos vigilantes se han intensificado. El hecho de que el kirchnerismo haya estado involucrado es solo una casualidad. De aquí que se critique la falta de idoneidad de los funcionarios argentinos a la hora de evaluar las derivaciones poco felices que la relación tan cercana con Chávez pudiera tener. Jamás reconocerá Estados Unidos que la aparición de renombrados funcionarios argentinos en el affaire de las valijas es una operación política. Pero es importante recordar que el ex presidente Kirchner ninguneó y vituperó a George Bush en la pasada Cumbre de las Américas de Mar del Plata y tal actitud -debió suponer el ex primer mandatario- jamás iba a ser dejada de lado por el lobby político de Washington. Porque, en materia de relaciones internacionales, el amateurismo se paga. Y con creces. Cierto también es que Estados Unidos dejó pasar la oportunidad de revelar detalles tiempo atrás, a los efectos de no entorpecer el proceso electoral argentino. Aún más, los nombres de los funcionarios de alto nivel del Gobierno Nacional, involucrados en el affaire de las valijas, continúan siendo mantenidos en reserva. Aunque El Ojo Digital y otros medios conocen esas identidades en detalle. En apenas cuatro días, el gobierno de Cristina Fernández Wilhelm ha pasado de la gloria al más candente infierno. Al problema de la inflación sin control, y que vanamente intentan contener Guillermo Moreno y el inexperto Martín Lousteau, se suman las amenazas vertidas por Hugo Moyano y ahora el gravísimo caso de las valijas. Novedad que se ha convertido en una de las más graves que ha debido enfrentar un presidente en tiempos democráticos. El debate ya se ha instalado : a partir del comprobado financiamiento chavista de la campaña oficial de Cristina, no pocos argentinos se preguntan hoy si la ex Primera Dama no debiera, acaso, dar un paso al costado y abandonar el puesto. Esta parecería ser la alternativa más elegante.
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital