INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ PARA EL OJO DIGITAL

El peor momento del país en el concierto internacional : un llamado de atención frente a las relaciones de la Argentina con el mundo

Una de las carencias más notorias de la Administración Kirchner es el desmanejo de las relaciones internacionales. La imagen externa de la Argentina está hoy en su peor momento histórico.

21 de Julio de 2010
Mientras gran parte de la atención de la oposición está centrada en señalar los desaciertos en materia económica y de infraestructura energética, hay un aspecto clave que suele dejarse de lado y es el manejo lamentable que el presente gobierno hace de las relaciones internacionales. La cuestión comenzó a volverse noticia a partir de los desplantes realizados por el Presidente Néstor Carlos Kirchner a líderes internacionales y a importantes dignatarios de corporaciones extranjeras. Los casos más emblemáticos fueron los sufridos por Vladimir Putin, el propio George Bush -en ocasión de la Cumbre de las Américas-, la Reina Beatrix de Holanda y la influyente ex ejecutiva de Hewlett Packard, Carly Fiorina. Señales que, como mínimo, daban cuenta de que la imagen exterior del país había comenzado a transitar el sendero del desastre. A modo de justificar lo injustificable, personeros kirchneristas han explicado la actitud presidencial a partir del falso planteo de que "es hora de empezar a vivir con lo nuestro" y que correspondía pagar con la misma moneda a las presiones originadas en el mundo occidental. Pero los impresentables de siempre han olvidado que los desplantes en gran medida tienen y han tenido su origen en los vaivenes de la personalidad del Presidente. En este esquema, el núcleo del maltrato oficial estuvo constituído por el ataque permanente contra el Fondo Monetario Internacional o bien contra sus más encumbrados representantes, siempre a partir de la soberbia que involucró el distanciamiento con los acuerdos otrora generados con el máximo organismo crediticio internacional, del que son accionistas los países más poderosos del planeta. Realidad que solo la más absoluta improvisación puede ignorar. Sin temor a errores, puede decirse que la imagen de la Argentina en el exterior está hoy en su peor momento histórico. Las interminables idas y venidas de la inexperta diplomacia local, que pasaron del concepto ridículo de "relaciones carnales" con Estados Unidos al recurso de la extrema soberbia con que hoy se maneja el Palacio San Martín frente al mundo, han convertido al país en un verdadero "paria" en el concierto internacional de naciones. Para no pocos, la Argentina se asemeja hoy peligrosamente a ciertas republiquetas bananeras del continente africano, que prepoteaban al mundo desde los despachos elegantes de sus corruptos dictadores y con las que Hollywood y los estudios Universal se han hecho una fiesta en los años ochenta. El problema de fondo reside en que, a partir de los desmanejos observados en materia internacional, la imagen del país deberá ser forjada nuevamente durante años, si acaso una futura Administración tuviera el objetivo de mejorarla. Baste recordar las casi dos décadas de embargo de armamento que la nación debió sufrir a partir del grosero error de la toma de Malvinas en 1982. La travesura de Galtieri no solo le costó caro al país en materia de imagen internacional, sino que, como consecuencia del embargo, la Argentina se retrasó considerablemente en sus planes de modernización de sus Fuerzas Armadas y hoy ni siquiera se encuentra posicionado entre los cuatro países mejor equipados militarmente hablando, de la América del Sur. Como corolario a esta situación, la Argentina ha terminado de perder peso e influencia en esta región del mundo, e incluso su participación en fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas ha mermado considerablemente -todo ello bajo la Administración Kirchner-. Para colmo, los desplantes del Presidente han acentuado esta situación de aislamiento : hoy, consultar a la Argentina no es tema prioritario ni para la República Federativa del Brasil ni para el vecino Chile. Estos países, al contrario del nuestro, han hecho bien las cosas y se han plantado ante el mundo como verdaderos líderes regionales, a la par de México. Y, desde luego, la peor variable en este tormentoso esquema está constituída por las relaciones estrechas que tiene el Presidente con los líderes más cuestionados del continente : el venezolano Hugo Chávez y el líder cocalero Evo Morales. Desde luego, las relaciones con el impresentable Chávez Frías deben analizarse desde una óptica distinta que las que la Argentina tiene con el presidente boliviano. Aunque a veces, lo que aparece como más complejo es, en definitiva, más sencillo. Néstor Kirchner ha realizado tratativas con Hugo Chávez desde mucho antes de romper la Argentina con el FMI. Precisamente, Chávez ofertó, desde el comienzo, dinero fresco al presidente argentino para solucionar los problemas locales. Dinero que llegaría al país sin preguntas, aunque a una tasa sensiblemente mayor de la que el Fondo exhibe regularmente. Al parecer, Kirchner ha elegido privilegiar la recepción de dinero chavista antes que las visitas permanentes del FMI, pero, como ya se ha visto en el caso de las valijas y el agente de inteligencia Antonini Wilson, nada sale gratis. Ocurre que la Administración Kirchner está comenzando a pagar el elevado precio de las relaciones con Chávez en el peor momento, ya que se aproximan las elecciones. Los más altos dignatarios de la mediocridad del oficialismo han blasfemado contra agencias de inteligencia extranjeras por alertar a los agentes aduaneros argentinos sobre la llegada de Antonini Wilson y su valija. Pero, aunque pocos analistas de medios lo dijeran, si esta hipótesis fuera cierta, ello no liberaría de culpa al gobierno argentino y sus representantes. Porque esto solo confirmaría que Wilson no llegó al país por primera vez en esta última ocasión, y vale atender las referencias de algunos medios como Seprin.com, que ya dieron cuenta de las sucesivas visitas del misterioso venezolano y del poco impoluto hecho de que la cantidad de dinero acarreado clandestinamente alcanzaría los 4 millones de dólares. A partir del caso de las valijas, más malas noticias continúan llegando : recientemente, al ser entrevistado por los periodistas Gustavo Sylvestre y Marcelo Bonelli en "A Dos Voces", el jefe de Gabinete Alberto Fernández tuvo que responder a la más complicada pregunta de todas. "¿Es cierto que Hugo Chávez financia con dineros negros a piqueteros argentinos y organizaciones sociales y de derechos humanos?". Fernández dijo no saberlo y eludió rápidamente el tema. Esta espinosa cuestión había sido develada ya hace tiempo por medios independientes y todo indica que Chávez lo lleva a cabo con pleno conocimiento del Gobierno Nacional. ¿Para qué financia Hugo Chávez a las organizaciones sociales más violentas del país? ¿Qué sucedería si, de un día para otro, La Nación y Diario Clarín publicaran que HIJOS, Barrios de Pie, la Aníbal Verón y otras pseudoorganizaciones sociales estuvieran siendo financiadas por el dictatorial líder caraqueño? Y lo que es más, ¿hasta qué punto los grandes medios de la Argentina han callado frente a esta grave situación? Hugo Chávez Frías no oculta el hecho de que financia a grupos extremistas de Bolivia -cocaleros- y Ecuador -indigenistas-. Recientemente, se revelaron planes venezolanos para la construcción de bases militares del país caribeño en estas dos naciones. ¿A qué dedican su tiempo los servicios de inteligencia argentinos, además de a espiar a políticos opositores y acumular pruebas para llevar a prisión a Elisa Carrió? En aras de la seguridad del país, la inteligencia local debería estar siguiendo de cerca las acciones del bolivariano en los mencionados países. La idea de que Chávez construye estas bases para utilizar Sudamérica como frente de batalla contra Estados Unidos -que por estos días se encuentra aprovisionando su base en Mariscal Estigarribia, Paraguay- ya no suena tan descabellada. La pregunta pasa más bien por el accionar de la dirigencia argentina, que parece estar durmiendo el sueño de los justos. Y acaso también valga la pena recordar que el régimen chavista alimenta nexos demasiado cercanos con las FARC colombianas. ¿Será que Chávez ha optado por una política de no confrontación con los guerrilleros colombianos del mismo modo en que el gobierno francés acoge y protege al terrorismo homicida de ETA? Esta hipótesis en poco probable, dado que, si acaso las FARC decidieran extender su área de influencia hacia Venezuela, sus actividades quedarían demasiado desperdigadas en un extensísimo terreno, lo que dificultaría sus acciones y hasta facilitaría la faena de sus perseguidores. Las relaciones que el presidente venezolano alimenta con la guerrilla colombiana tienen más bien que ver con su intención de enfrentarse a la dirigencia por americana de Bogotá, enviando un mensaje confrontativo a Washington y enredando en una difícil madeja a las frágiles democracias de América del Sur. Al respecto de lo mencionado anteriormente, tienen gran importancia las reuniones demasiado asiduas que tienen lugar entre dignatarios brasileños y estadounidenses. Brasil es un aliado de Estados Unidos en la región pero tiene su propia agenda, poder militar y diplomacia profesional con años de experiencia y discurso coherente. ¿Cuál es el rol de la Argentina en una hipótesis de conflicto futura que enfrente a intereses venezolanos y norteamericanos? En el financiamiento chavista de "revolucionarios" podría estar la respuesta. La Argentina bien puede haber sido elegida como el campo de batalla para las siguientes tres décadas del siglo XXI, habida cuenta de los recursos naturales que hay en nuestro suelo y que nadie protege. Por otro lado, el factor venezolano se ha entrometido en lo más profundo de la economía argentina : existe en el gobierno de Néstor Kirchner una extraña fijación con despojar a la petrolera angloholandesa Shell de sus activos en la República Argentina. El tiro de piedra tuvo lugar con el boicott presidencial que tomara forma con el bloqueo de Luis D elía y sus retrógrados piqueteros contra estaciones de servicio, para luego continuar con multas millonarias que el Estado argentino aplicó contra la compañía. El objetivo nunca fue otro que el de echar a Shell para que sus activos quedaran en manos de PDVSA y su subsidiaria local Enarsa, que ya ha costado demasiado dinero a los argentinos pero que nada ha retribuído. La sombra chavista y los planes de expropiar Shell Argentina se proyectan ahora en el ridículo pedido de captura impulsado por el gobierno de Néstor Kirchner -en la figura de Guillermo Moreno- contra el Presidente y Director de la Shell local, José Aranguren. Shell ha sido acusada en reiteradas oportunidades de distorsionar precios, aunque su participación en el market share de las naftas es ínfimo. La noticia permite presuponer que la insistencia en quebrar el piso bajo los pies de Shell podría tener que ver con una promesa del presidente argentino para con su par venezolano por un lado. En segundo término, la Administración Kirchner podría haber planeado concentrar el fuego graneado contra Shell y echarla, de una vez por todas, del país para hacer ingresar raudamente a Enarsa en el mercado de los combustibles y aprovechar la maniobra electoralmente. Aunque no haya tiempo, el beneficio podría ser cosechado por la Primera Dama, Cristina Fernández Wilhelm, si se consagrara ganadora en las presidenciales de octubre. Finalmente, es de esperar -aunque difícil de imaginar- que la próxima Administración que tome las riendas de este país en diciembre -sea o no Cristina-, realice un profundo análisis de la paupérrima imagen que hoy tiene la Argentina en el mundo, y en particular, de la inconveniencia de la profundización de las relaciones con naciones que exhiben cuestionados liderazgos. En el caso puntual de Venezuela, la única alternativa plausible es denunciar esta relación y limitarla a un máximo posible, al menos mientras Hugo Chávez y sus ambiciones dictatoriales, intervencionistas y antidemocráticas permanezcan en el poder.
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital Internacionales