INTERNACIONALES: POR ALBERTO MAZOR, ARGENTINA.CO.IL

Niños de Darfur - De la cárcel en el Neguev a "La casa de mis sueños" en el kibutz

Cuando, en diciembre de 2005, la policía egipcia dispersó por la fuerza a miles de sudaneses sobrevivientes de Darfur que acampaban frente a las oficinas de la Agencia para Refugiados de la ONU en El Cairo, el resto del mundo se enteró de que la pesadilla de Sudán no se limitaba a sus fronteras.

21 de Julio de 2010
Durante tres meses, una multitud se había concentrado frente a la sede de la agencia internacional reclamando su traslado a países de Occidente, acusando a las autoridades egipcias de discriminación. Hasta ese momento, los tres millones de sudaneses que vivían en Egipto - la mayoría de los cuales habían huido de años de guerra civil en la región de Darfur - eran un problema interno para el Gobierno del presidente Hosni Mubarak. Al no encontrar allí soluciones, los refugiados fueron en busca de diferentes alternativas. Con el correr del tiempo su situación alcanzó a producir un conflicto fronterizo entre Israel y Egipto. Cansados de esperar un traslado a Europa o a EE.UU que todos prometían pero nunca llegaba, centenares de sudaneses comenzaron a marchar hacia Israel por la Península del Sinaí. Según la oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, 219 sudaneses entraron a territorio israelí en el año 2006, cifra ampliamente superada durante los primeros seis meses de este año, cuando 382 tomaron ese mismo camino. Ellos se ven obligados a dejar Egipto porque allí no tienen oportunidades para ganarse la vida. No tienen derecho de enviar a sus hijos a la escuela. Varios consiguieron permiso para trabajar, pero no existen oportunidades de trabajo, y si las hay, generalmente se les niega. En el último encuentro entre el presidente Mubarak y el primer ministro Ehud Olmert, ambos gobiernos parecían haber llegado a un acuerdo para cooperar en este tema, pero un comunicado del Gabinete egipcio al respecto muestra todo lo contrario. Egipto informó a Israel que no está obligado a recibir a ningún ciudadano no egipcio que cruce ilegalmente la frontera israelí. ¿Qué cambió en estos días? La prensa israelí publicó que soldados israelíes habían presenciado horrorizados cómo fuerzas de seguridad egipcias mataban a tres sudaneses que intentaban cruzar la frontera. El Cairo negó inmediatamente esa historia y acusó a Israel de intentar distanciar a Egipto y Sudán. La organización de derechos humanos Human Rights Watch pidió oficialmente a las autoridades egipcias que investiguen lo ocurrido. Otros incidentes en la frontera entre Egipto e Israel sí han sido confirmados oficialmente por las autoridades egipcias, como el arresto de 11 sudaneses, incluyendo una mujer embarazada y dos niños. Los detenidos indicaron a la policía que pagaron a bandas de beduinos para que los llevaran a Israel. Se estima que la tarifa que se paga por cada persona asciende a 700 dólares. Israel calcula que en los últimos años 1.160 sudaneses, han ingresado ilegalmente a su territorio a través del Sinaí. En Israel no hay ninguna estrategia determinada para lidiar con esta gente miserable que pretende huir de las matanzas y la marginación. Motivados únicamente por el instinto de la supervivencia, y sin ser tomados en cuenta por la opinión pública mundial y la comunidad internacional, esta desdichada marea humana intenta una y otra vez llegar a algún lugar civilizado con la única esperanza de que alguien o algunos entiendan su situación, y trate de hacer lo mínimo para intentar solucionar su tragedia. Israel, a pesar de lo recuerdos muy frescos sobre lo acontecido con el pueblo judío y el silencio del mundo, prefiere ignorarlos y encarcelarlos hasta tanto encuentre la forma, con la menor repercusión en los medios, para deportarlos y deshacerse de ellos. El Gobierno de Olmert le ha dicho a Egipto que no quiere saber más nada de inmigrantes sudaneses, aludiendo que no tiene una política diseñada para ofrecer una vida digna a los refugiados en sus fronteras. Mientras tanto, no todos son ciegos y sordos en la Villa del Señor. Daniela Beilin, esposa del diputado Yossi Beilin, presidente del partido Meretz, conjuntamente con el Director del Movimiento "Brit Olam", Dr. Mike Naftalí, son de los muy pocos que hacen lo imposible para intentar mejorar la calidad de vida de los refugiados. Fue así que lograron llevar a cabo, entre otras acciones, un día de esparcimiento para los niños de Darfur en el predio "La casa de mis sueños" en el Kibutz Guivat Brener. En el evento participaron unos 160 niños de 0 a 17 años, además de 15 madres. También efectuar ese día de esparcimiento fue posible sólo a última hora. Los abogados de los organizadores llegaron hasta la oficina del ministro de Seguridad Interior con la solicitudes pertinentes para que los niños refugiados, mantenidos mientras tanto como prisioneros en la cárcel de Ktziot, en medio del desierto del Neguev, pudieran participar en el evento. En un comienzo las autoridades se negaron a otorgar el permiso, argumentando que éstos son prisioneros y están bajo custodia. Los abogados sostuvieron, entre otras cosas, que la postura del ministerio de Seguridad Interior, por la cual los niños no podrían salir de los muros de la cárcel, contradice acuerdos internacionales firmados incluso por Israel. Finalmente la respuesta fue positiva. Los niños sudaneses viajaron a "La casa de mis sueños" en Guivat Brener acompañados por voluntarios y miembros de la coalición de organizaciones en pro de los refugiados de Sudán, quienes se ocupan de los mismos diariamente en diferentes lugares del sur de Israel. Cabe destacar que "Brit Olam" es un movimiento voluntario israelí-judío internacional, que actúa en pro de la fortificación y mejora de la calidad de vida de comunidades necesitadas en todo el mundo, y activa con la convicción de "Tikún Olam" - mejoramiento de la calidad de vida en el mundo - para el desarrollo comunitario de países subdesarrollados, aplicando la experiencia profesional israelí a través de emprendimientos y de proyectos comunitarios ejecutados por voluntarios de Israel y del mundo judío.
Por Alberto Mazor, Argentina.co.il