SOCIEDAD: LOS MOTOCICLISTAS, ENTRE LOS MAS VIOLENTOS DEL TRANSITO ARGENTINO

Violencia sin fin : motoquero violento asesina a anciano... y queda libre

Sucedió en Zárate el lunes pasado y ya los medios refirieron al asesinato. El motoquero Alejandro Nicolás García agredió a golpes de puño y terminó asesinando a Gerónimo Vento, de 76 años. Las consecuencias son las de siempre : la Justicia ni siquiera liberó una orden de captura contra el motociclista.

21 de Julio de 2010
Como ya se ha destacado en reiteradas oportunidades desde las páginas virtuales de El Ojo Digital, son los motoqueros los personajes más violentos de las calles en esta Argentina olvidada por su propia Justicia. La impunidad de los motociclistas argentinos ni siquiera puede compararse con la que gozan los colectiveros. Un motoquero, por definición -al menos en la Argentina- se define en un 90% de los casos por su característica de prescindir siempre del casco, por trabajar en mensajería, por conducir motos sin chapas patentes ni identificación, y por violar toda ley de tránsito habida y por haber. Pero la característica más esencial del motoquero es su predisposición a la violencia. Vaya a saber por qué motivo, el permanente estado de agitación que caracteriza a estos individuos es siempre de temer. Agredir al resto de los conductores es, para ellos, una pasión, un deporte. Quien esté en desacuerdo, bien podría preguntarle a Gerónimo Vento, asesinado el lunes próximo-pasado por el motociclista Alejandro Nicolás García. Lectores de El Ojo Digital han hecho un gran esfuerzo para que el nombre completo de este peligroso homicida sea publicado con "todas las letras". El artículo fue publicado este miércoles en Diario Clarín. Los hechos comenzaron de la misma forma en que se inicia prácticamente cualquier pelea relacionada con el tránsito. Vento aparentemente impactó en forma leve contra la moto que comandaba García, pero de acuerdo a lo relatado a nuestro medio, la responsabilidad fue por una maniobra brusca del motoquero. Se ha destacado la reacción exagerada y violenta del motociclista, quien, inconscientemente, viajaba en su rodado con su mujer y su bebé que solo tiene unos cuantos meses. Cobardemente, Alejandro García agredió a golpes de puño al anciano, que cayó al suelo y golpeó su cabeza contra el duro asfalto. Perdería luego la vida. En conclusión, aquí tenemos el caso de un individuo fuera de sí que no solo cometió un homicidio, sino que también puso en riesgo la vida de su mujer y de su propio hijo : los descuidó para agredir en forma cobarde a una persona mayor, que difícilmente podría defenderse. Y la versión argentina de la Justicia ha vuelto a dar la nota : dos días después del homicidio, sigue sin aparecer pedido de captura alguno para Alejandro Nicolás García, quien ya se ha ganado el mote de "motoquero homicida". Nuestro país es el único caso en el mundo en donde la Policía no puede detener en forma inmediata al responsable de un acto de homicidio, culposo en el presente caso. En naciones como Estados Unidos y Francia, el acusado es detenido y alojado en dependencias policiales hasta el día elegido para la audiencia judicial preliminar. En el caso americano, una persona de las características de García jamás podría permanecer libre, y mucho menos si es atrapado en el acto, como lo hizo la Policía de Zárate. García ni siquiera fue procesado, carga ahora con una muerte, aunque lo más seguro es que le importe muy poco y seguirá durmiendo tranquilo. La justicia argentina, por su parte, vuelve a confirmar que su funcionamiento tiene una clara orientación en favor del homicida, del marginal, del violento. En un sistema legal como el argentino, quien debe preocuparse es el trabajador, la persona de bien, el que "hace todo según las reglas". Los jueces de la Nacion y las autoridades nacionales deberían tomar nota de que situaciones como esta se producen por cientos, todos los días. Muchas de ellas terminan mal, como el caso de Gerónimo Vento. Pero la mayoría de estos escenarios violentos podrían prevenirse, castigando como corresponde toda infracción de tránsito o comportamiento violento en situación de accidente. En reiteradas oportunidades hemos destacado el desinterés de los agentes del Cuerpo de Tránsito de la Policía Federal Argentina, para el caso de la Ciudad de Buenos Aires. No se persigue al contraventor, y en la mayoría de los casos ni siquiera se labran actas a pesar de que el servidor público es testigo presencial del hecho. ¿Quién no ha visto a los policías mirar para otro lado cuando un peatón está a punto de ser arrollado en plena senda peatonal y con el semáforo a su favor? Por su parte, los policías federales motorizados solo persiguen a otros vehículos para obtener una suculenta coima, y mucho mejor si el automóvil o moto son de alta gama. La seguridad de la Capital Federal continúa bajo la órbita del Estado Nacional, cuya cabeza es hoy el Presidente Néstor Kirchner. Tanto él y su Ministro de la "Inseguridad", Aníbal Fernández, son quienes deben dar la cara por estas situaciones, que desde llegada esta Administración nada se ha hecho por solucionar. Sin la Policía en control del intendente electo, para los porteños será obvio presuponer que su Presidente no tiene el menor interés en modificar las cosas. Precisamente, los delincuentes y contraventores seguirán haciendo de las suyas en este paraíso, ¿o acaso no logró el presente gobierno consolidar la posibilidad del voto para cientos de miles de presos de cárceles federales, a partir de las órdenes dadas a su Ministro de Justicia Iribarne? Resulta también obvio deducir por quién votarán en las próximas elecciones los delincuentes de todo el país...
El Ojo Digital Sociedad